Patricia Noguera Escamilla
Profesora Titular Universidad Nacional
de Colombia
Coordinadora Taller Hermenéutica de la Ciudad
E-mail: anoguera@nevado.manizales.unal.edu.co
© Derechos reservados por el autor
LA CIUDAD VIVA
La posición tradicional frente a la ciudad es concebirla como un
objeto medible, expresable estadísticamente, producto de una racionalidad
urbana que se elabora desde las oficinas de planeación municipal.
Debido a este concepto de ciudad, algunos ingenieros creen que pueden hacer
de ella lo que les parece, pues la ciudad se entiende como un conjunto
de edificios, vías, calles, plazas y vivienda, es decir, como pétrea,
quieta, estática. De esta posición surge en algunos arquitectos
tradicionales, y en algunas gente del común, la nostalgia por la
ciudad republicana, o por la ciudad "colonial", o por la ciudad "ordenada".
Sin embargo, y gracias a las reflexiones de una serie de urbanistas, arquitectos,
antropólogos, sociólogos, semiólogos, comunicadores
y filósofos, hoy el tema de la ciudad se ha salido del campo meramente
físicalista, para convertirse en un campo interdisciplinario de
reflexión - acción, que nos debe interesar a todos, desde
nuestros diversos puntos de vista.
En nuestro taller de Hermenéutica de la Ciudad que cada ocho días
realizamos en la Universidad Nacional se debaten estas perspectivas de
análisis y comprensión de la ciudad, siendo nuestro Manizales,
esa praxis a partir de la cual podemos hablar de la ciudad.
Ella, no sólo por su topografía, sino por los acontecimientos
que la hacen diariamente, es una ciudad en construcción y deconstrucción
permanente. No sólo cambia a medida que la luz se mueve, sino que
los imaginarios de ciudad que cada uno de nosotros tenemos, como individuos
y como grupos sociales, son diferentes para cada uno de nosotros. Manizales
es múltiples ciudades. Es la ciudad que construimos diariamente
no sólo a partir de las diversas intervenciones constructivas, sino,
y ante todo, por las diversas formas de vivir y de sentir la ciudad. Ella
es un ser vivo, un cuerpo orgánico con sus flujos: de transporte,
de transeúntes, de energía eléctrica, de aguas, gases,
de impulsos electrónicos que constituyen las redes de comunicación
por televisión, por internet. Es además un sujeto flexible,
que adquiere todas las formas como la ameba, y en la que ninguna forma
es estable.
Pero los flujos más importantes de este sujeto flexible, son los
flujos producidos por nuestros deseos, nuestros impulsos, nuestras compulsiones,
nuestros sueños y nuestras fantasías. La ciudad en la noche,
es diferente a la ciudad en el día. Algunas calles, que de días
son públicas, de noche se convierten en privadas, como el refugio
de un grupo de personas, de unos individuos que amparados por la penumbra,
realizan sus deseos reprimidos durante el día: ser bellos, ser amados,
ser felices. La ciudad es como un camaleón. Sus colores cambian
permanentemente: a veces es gris, otras blanca, otras negra, otras verde,
otras dorada, otras plateada. La ciudad tiene un temperamento, que son
nuestra diversidad de temperamentos. Es anímica y cambiante.
Ninguna forma de ciudad es nuestra ciudad. En ella cabe no sólo
la cuadrícula, o la centralidad, la forma de estrella, o la de esfera,
sino que ella rebasa todas las formas de la ciudad, para ser ella misma,
siendo más que una sumatoria de formas. La ciudad es magmática,
al decir de Castoriadis. Ella es hirviente, candente, dinámica,
aleatoria.
Comprenderla así, permite que las decisiones que debemos tomar como
ciudadanos, acerca de ella, sean menos instrumentales. Si la miramos como
mero objeto, es muy fácil pensar en planearla desde una oficina
en Bogotá, Pereira o Medellín. Bastaría con construir
nuevas vías, para que la ciudad fuera más "ordenada", más
"segura" o más "tranquila", e incluso, más "bella". Pero
en nuestra praxis hermenéutica de la ciudad, lo que vemos es que
no es así. Hace falta, a nivel de todos nosotros, una educación
ciudadana, que comprenda la ciudad como sujeto. Es paradójico que
cuando se habla de educación ciudadana se excluya la ciudad sensible,
es decir la que vemos, habitamos y recorremos; y cuando se habla de la
ciudad como arquitectura y urbanismo, nos olvidamos de la ciudad - redes
afectivas, de la ciudad que nos significa a partir de nuestros deseos,
de la ciudad como lugar de construcción simbólica, de decisiones
para la vida.
Esta escisión viene de la oposición entre razón y
sensibilidad, cuerpo y espíritu, el adentro y el afuera, el sujeto
y el objeto, muy característica de la herencia cristiana de occidente
y de la modernidad. Por esta razón, los urbanistas tradicionales
piensan que la ciudad es un objeto físico, y los sociólogos
piensan que la ciudad es la sociedad pura, sin lugar. Para los primeros,
la ciudad es pensada sin humanos, y para los segundos, los humanos son
pensados sin ciudad. La ciudad para los primeros es un hecho físico,
y para los segundos, la sociedad es metafísica.
En estos momentos llamados de reconciliación, proponemos pensar
en la ciudad, ciento por ciento física y ciento por ciento social.
Ciento por ciento deseo, sueño, fantasía y ciento por ciento
materialidad, color, olor, luz, sombra, espacialidad. Proponemos pensar
la ciudad móvil, líquida, flujo, intensa, dinámica.
Cuando se ha pensado así, las intervenciones urbanísticas,
(como es el caso del Ingeniero de Vías Ildefons Zerdá en
Barcelona, en la segunda mitad del siglo XIX) tiene en cuenta una ciudad
como ser vivo, que necesita oxígeno, pero también belleza,
escala, visión de futuro. Hasta hoy día, un siglo después,
Barcelona le agradece a Zerdá su proyecto de ensanche, muy criticado
por sus contemporáneos. ¿Por qué? Porque en su proyecto
de ensanche, Zerdá pensaba en las personas, en la calidad de vida
urbana de la gente de Barcelona y fue esto lo que lo llevó a proyectar
una Barcelona amplia, amable y acogedora con el transeúnte.
¿Qué nos falta en Manizales, para que se piense así?
No es suficiente la existencia de carreras como ingeniería civil
o arquitectura, antropología, filosofía, o artes. Manizales
necesita hacer un alto político, reconocer que está penetrada
por el clientelismo y la corrupción que afecta tanto a nuestra querida
Colombia e iniciar acciones continuadas para pensar y construir una ciudad
donde quepamos todos.
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