A SU SANTIDAD
EL PAPA
CIUDAD DEL VATICANO.- ROMA
ITALIA
Su Santidad:
Soy un devoto católico creyente, aunque no muy practicante, como se dará cuenta a lo largo de esta misiva. Poseo una agencia de turismo y desde ya estoy a sus órdenes para cuando nos visite nuevamente, aunque ello esté motivado por alguna guerra o un conflicto con un país vecino, como ya ha ocurrido. Pondré a su disposición un vehículo espectacular, digno de Su Santidad, no como ese lamentable armatoste, el "Papamóvil", con el que lo pasearon indignamente por Buenos Aires.
Antes que nada, quiero decirle que espero no haber cometido un error en el encabezado de la carta, ya que simplemente puse dirigida a "El Papa".
"Su Santidad "es un título honorífico, pero el cargo que lo designa es ese: "El Papa". Como reflexión quiero decirle que me parece demasiado poco, muy austero. La austeridad en el Vaticano debería reflejarse en otros aspectos, no en el nombre del cargo que detenta.
Estoy acostumbrado a cursar oficios y comunicaciones a distintas reparticiones burocráticas, porque mi agencia es el trampolín para que distintos personajes enquistados en el poder salten a Europa, y en las reparticiones que mencionaba los tipos tienen unos cargos con nombres impresionantes, más allá de que luego sólo sirvan café o estén encargados de la fotocopiadora. Por ejemplo: "Señor Secretario de la Administración Central de la Secretaría General de los Servicios de Recolección de Residuos Municipales". Otro: "Señora Oficial Pública de la Dirección General del Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas". Y así por el estilo. Por eso digo que me parece demasiado poco poner nada más que "El Papa". Además, se presta a confusiones cuando se producen errores de tipeo. Puedo tener uno o más de ellos cuando me dirijo a un personaje burocrático, no importa, el mensaje igual le llegará, o no, es decir, es como si estuviera correctamente escrito su cargo. Pero con "El Papa" no hay posibilidad de error, porque entonces la carta la puede recibir Pappo, por ejemplo, que maldita gracia que le dará cuando luego lo trate de "Su Santidad".
Yendo al tema específico de mi carta, tengo algunas reflexiones y dudas que deseo compartir con Su Santidad, no obstante las cuales no han hecho menguar en nada mi fe de creyente. Por lo menos es lo que creo.
La primer duda, que también encierra una petición, es la siguiente: ¿por qué los Cristianos tenemos una conmemoración como la Semana Santa nunca en fecha fija, sino que cambia todos los años? Le pregunto esto porque aquí la Semana Santa representa un feriado largo (jueves, viernes, sábado, domingo) lo que resulta ideal para hacer miniturismo, afición muy cara a los argentinos. Pero este cambio de fechas de año en año impide que se puedan programar correctamente excursiones, hacer reservas de hoteles, contratar charters, y toda la bola esa. ¿No podría tratarse en el próximo Concilio la posibilidad de establecer una fecha fija? ¿En lo posible en la primera semana de abril, donde todo el mundo todavía tiene plata?. Espero que se tenga en cuenta, de todos modos prometo encender algunas velas en su momento.
Otra inquietud. En Jerusalén se vende a los
turistas bolsitas con Tierra Santa. Es un gran negocio eso. Aquí
intentamos hacer algo parecido pero no hubo repercusión. ¿Será
que a falta de un Jesucristo intentamos promocionar las bolsitas
con tierra de Anillaco, la tierra natal de nuestro presidente?
Pero ocurre que una revista, XXI, se nos adelantó y regalaban,
!Sí, !REGALABAN! con su primera edición un sobresito con la tan
mentada tierra santa nativa.
Pregunto yo, ¿no podemos introducir en algún
lugar de la Biblia que Jesucristo estuvo aunque más no sea una
semana en lo que ahora es Pinamar? Recuerde Su Santidad que la
mayoría del pueblo argentino aún sigue siendo católico pese a
la comunión (nunca tan bien empleado este término) entre la
cúpula de la iglesia local y las dictaduras militares, y pese al
pastor Giménez. Su Santidad comprobó eso cuando anduvo por
aquí, que somos profundamente católicos. Además, recuerde el
viejo dicho nacional: "Dios es argentino y atiende en Buenos
Aires". Podríamos relanzar turísticamente a Pinamar, ahora
que toda esa zona está tan alicaída con lo de Yabran y lo de
Cabezas. Píenselo Su Santidad, de todos modos lo que le propongo
es mucho menos comprometido que los negocios del Vaticano con la
P-2, el oro nazi, el Banco Ambrosiano, Italo Calviño, Licio
Gelli, y no me tire más de la lengua.
Se trata de mencionar, aunque más no sea en una
línea, que cuando Jesús fue al desierto -allí donde fue
tentado por el demonio- que finalmente aceptó una semanita de
vacaciones, aquí, en Argentina. Si se puede mencionar a nuestra
agencia mucho mejor.
¿Acaso los mormones no inventaron una historia
aún menos creíble?
Eso de que el Angel Moroni dejó enterrado en
pleno desierto de Arizona una Biblia sui generis, encima de oro,
"El Libro del Mormón", para que fuera encontrada por
Joseph Smith, ¿quién puede creerse ese cuento? Ahora, los
mormones con el asunto del diezmo manejan una de las fortunas
más grandes del mundo.
Y convirtieron a Salt Lake City, una ciudad a
orillas de un lago salado y hediondo, en un lugar de
peregrinación masiva donde todo cuesta un huevo y la mitad del
otro (perdón Su Santidad por la grosería, aunque como usted es
polaco seguro no entendió la referencia.)
No se me ofenda, Su Santidad, la referencia a que es polaco no tiene ninguna connotación, sólo quiero significar que no es argentino, de modo que esa mención carece para usted de sentido. Para nosotros sí tiene sentido, y cuando nos dicen que algo cuesta un huevo y la mitad del otro un sudor frío nos corre por la espina dorsal. En definitiva, significa que algo posee un costo muy elevado.
Otra duda que me acucia es la siguiente: Si Cristo nació en Navidad, es decir, el 24 de diciembre, ¿por qué la era Cristiana comienza el primero de enero? ¿Será porque en esa fecha inscribieron al niño en el Registro Civil? ¿Y qué tiene que ver Santa Claus con el nacimiento de Jesús? Que yo sepa en el pesebre donde nació no había chimeneas.
Otra cosa que no entiendo es por qué los capellanes militares bendicen las armas para matar. Bueno, supongo que Su Santidad también comparte esta preocupación, pero me parece que no hay respuesta para ello ¿no?
Su Santidad, tengo algunas otras dudas, más profundas, pero no quiero agobiarlo porque ya bastantes problemas tiene para compatibilizar la Fe Católica con la globalización y el nuevo orden económico, además de que la selección nacional polaca de fútbol no da pie con bola.
Sólo le pido una última cosita. Que reparta junto a las estampitas religiosas que suele entregar a los visitantes del Vaticano, los 500.000 folletos de promoción de mi agencia que le mando y cuya muestra es la que sigue:
Espero que no ponga reparos al nombre de la agencia.
Sin más, me despido de Su Santidad y quedo a la espera de su bendición. Juan Manuel Gorriti Gerente y propietario de Cristotur "Lo llevamos a cualquier parte de la Tierra, el Cielo puede esperar"
PD: ¿Le gustó el slogan?