Respuesta a "Carta de un león a otro"

Selva de Kinshasa, África, 12 de noviembre de 1998

 

Señor
León ilustrado
Zoológico de Buenos Aires
República Argentina

 

Hermano:
Te escribo a modo de respuesta a la carta que enviaste hace ya algunos años a través de un tal Chico Novarro.

Tardé en contestar debido a dos razones:

1°) Como en el sobre no individualizaste a un destinatario determinado, esa carta anduvo dando vueltas por toda la selva y ningún león la quería aceptar. Además, el cartero tampoco ponía mucho empeño en entregarla porque tenía miedo de que nos lo comiéramos. Al final la tiró por ahí y yo la recogí.

2°) Tuve que tomarme algún tiempo en aprender a leer y escribir para contestar, ya que, como buen león de las selvas africanas, era analfabeto. Ahora hasta escribos poesías y de cuando en cuando el Friki Friki Papusa Post (que es un periódico de aquí) publica algunas. Y eso te lo debo a tí, querido hermano.

Yendo al motivo de tu carta donde das cuenta de tu pérdida de libertad y nos alertas para que no nos ocurra lo mismo, debo decirte: !de qué te quejás!.

Hasta donde sé, que es bastante ya que habiendo aprendido a leer y escribir de pronto se despertó en mí una sed de conocimientos por lo que leo todo cuanto cae en mis manos, en los zoológicos los tratan bien a ustedes los leones, les dan de comer carne todos los días, y además siempre les arriman alguna hembra, que no será la leona de tus sueños, pero por lo menos cumple su objetivo.

Si querés pasarla mal de verdad, venite aquí.
De la comida mejor ni hablemos. Con este asunto de la sequía creciente y de que la selva va desapareciendo porque la bestia del hombre cada vez necesita más terreno para cultivar soja o mandarinas, nuestras presas favoritas escasean hasta tal punto que debí hacerme vegetariano. ¿Sabés cómo añoro un buen cervatillo corriendo indefenso por la pradera? Eso se acabó. Ahora me alimento de lechuga, tomates y bananas.
En cuanto a las hembras, para qué te voy a contar. Casi ni existen. Las caza el hombre para llevárselas a los boludos como vos encerrados en los zoológicos para que no se sientan solos.
Casi nos dejaron sin mujeres así que debimos adoptar las costumbres del mono, que tan sabiamente había resuelto esta escasez de hembras desde tiempo inmemorial.
Claro, hay una diferencia, el mono posee dos extremidades superiores muy desarrolladas, equiparables a las manos del hombre, por lo que puede maniobrar con singular destreza. En cambio, para nosotros, es toda una odisea. Nos debemos conformar con golpear contra alguna roca, y que querés que te diga, será falta de imaginación, puede ser, pero por más que trato de concentrarme para mí la roca es roca, no le veo cara de leona para nada.

Además están los cazadores furtivos a los que tenés que andar escapándoles todo el día. Pero por suerte cada vez son menos.

Los que me encantan son los safaris fotográficos. Los tipos vienen con sus cámaras y videos y comienzan a sacarte fotos y filmarte. Yo me luzco, hago poses y ellos felices. De cuando en cuando me tiran algún caramelo masticable o una latita de cerveza. No es mucho, ya sé, pero debo competir con la pantera negra que es más rápida que yo, levanta todo en un santiamén.

Hace un tiempo decidimos formar un sindicato de leones y me nombraron a mí secretario general porque -a diferencia de lo que ocurre en muchos gremios- sé leer y escribir. Fuimos a ver a Tarzán para que nos ayudara a tramitar la personería jurídica y lo que encontramos fue lamentable.
Tarzán y Jane se pelearon porque ella lo encontró acostado con la mona Chita. Parece que se volvió a Inglaterra. Tarzán se juntó nomás en pareja con Chita. Bueno, este romance hace rato que se sabía, pero ahora formalizaron. A Tantor lo vendió a un circo. Pero lo peor de todo es que no quiso saber nada con nuestro sindicato y nos echó porque ahora está del lado de la patronal. Administra un campo de golf y además es representante de Benetton para toda África.

Y pensar que por ahí se sigue diciendo que el león es el rey de la selva. Y la verdad es distinta, ni siquiera podemos formar un puto sindicato.

Con los nativos no tenemos problemas. Es cierto que de vez en cuando venían con sus lanzas y flechas y nos molestaban. Pero eso se acabó. Es que las tribus han desaparecido. No hay más zulúes, ni caníbales, ni pigmeos, ni hotentotes. Ahora se dedican al fútbol y están todos jugando en equipos europeos. Alguno también anduvo por allá, por Buenos Aires. Recordamos aún a Tchamí que era muy diestro con una lanza en las manos y a quien todos temíamos por su certera puntería., pero resulta que con un balón en los pies no emboca una. Así son las cosas, debió dedicarse al basquet y hoy sería estrella de la NBA. Su habilidad está en las manos parece, no en los pies.

En fin, estas son nuestras penurias. Como se ve, nada que ver con la vida confortable que vos tenés. Donde te paseas todo el día en la jaula, sin preocupaciones, despertando la admiración y el respeto de todos los pequeños que van a verte.

Por lo menos, el oso de Moris, sí tenía de qué quejarse porque debía hacer piruetas todas las noches en un circo de mala muerte.
Pero fijate que el tipo, en cuanto tuvo la oportunidad se escapó y volvió al bosque. Vos, en cambio hermano, te quejás, pero no hacés nada, te quedás lo más cómodo en el zoo.

Y ya me están entrando ganas de no decirte más "hermano". Me parece que las luces de la ciudad te han confundido, como a la costurerita del tango. Ahora sos un león yuppie. Lo único que te falta es andar dentro de la jaula con un portafolios en la mano y un teléfono celular en la cintura. No hay caso, te falta sangre. Ya no sos de los nuestros. El hecho de haberte dejado atrapar no revela precisamente que seas un indivíduo astuto, sagaz, aunque sepas escribir cartas. A mí me han perseguido toda la vida, desde que era cachorro, pero siempre le hice pito catalán a las trampas y otros artilugios con los que me intentaron capturar.

¿Entendés lo que te digo?

En fin, en esta vida todo el mundo está desconforme con lo que tiene.

Vos, porque estás como un payá en un zoológico, y yo aquí, en la selva, donde paso miserias.

Y de paso te tiro una frase (para que veas que soy un intelecual):
"Libre es aquel hombre (o león) que puede elegir"

Chau, hermano, y si podés mandame las sobras de tu comida.

Leoncio León Leonardo (alias Leo)

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