Clonación

¿La manzana prohibida?

Un profundo escalofrío recorre en estos tiempos la inteligencia y la sensibilidad del mundo. ¿Los humanos jugando a ser dioses?

La clonada oveja Dolly, nos estremece no sólo porque implica una revolución de la naturaleza y de la vida sino porque abre un abismo insondable hacia el futuro. ¿Estaremos a las puertas de la clonación humana?

Después de la revelación del laboratorio escocés de su perturbador experimento, se han oído coros de llamados al orden, de reglamentaciones, de leyes y un sinfín de opiniones expresadas desde distintos sectores y países de la tierra.

Autoridades estatales, médicos, líderes religiosos y sociales, instituciones diversas, han levantado voces de alerta y manifestado mayoritariamente su rechazo a la clonación humana.

El Vaticano pidió a los gobiernos del mundo que elaboren leyes que la prohiban ya que deshumanizar al hombre es contribuir a su propia clonación. El rabino presidente de la Comisión de Bioética de la Unión de Congregaciones Judías Norteamericanas admitió, al pronunciarse sobre las nuevas tecnologías de clonación, que "es difícil pensar en algo más cercano al mecanismo bíblico de la creación del hombre, hecho por Dios "a su imagen y semejanza".

Llama la atención, sin embargo, lo expresado por un guía espiritual de musulmanes chiitas, Mohammad Hussein Falallah: "La clonación no es un sacrilegio. Los hombres no han establecido nuevas reglas, sólo han descubierto nuevas leyes de funcionamiento del organismo, como habían descubierto las leyes de la fecundación in vitro y del injerto de órganos...Si han hecho esos descubrimientos es porque Dios lo ha permitido".

La clonación es la "fabricación" artificial de un ser (o de un individuo?) sin necesidad de fecundación, obtenida implantando en el óvulo una célula viva provista por el código genético DNA del ser clonado.

Pero la oveja Dolly sólo reveló uno de los tantos secretos de la ingeniería genética. ¿Cuántos nuevos descubrimientos ya se han hecho o están a punto de hacerse?

La Organización Mundial de la Salud, OMS, declaró la clonación humana éticamente inaceptable, aunque agrega que "no debe llevar a una prohibición indiscriminada de todas las formas de clonación y de investigación".

Algunos piensan que no sólo debe ser prohibida la clonación humana en todo el planeta sino también los experimentos científicos concernientes a la clonación, porque si se sigue adelante por este camino es absurdo pensar que pudiera detenerse. La procreación dejará de ser un hecho privado y se transformará en un hecho confiado al mercado, a las instituciones y a las reglas de quienes las presiden.

Científicos, por su parte, se preguntan: ¿las formas evolutivas desarrolladas hasta ahora por nuestra especie, deben ser necesariamente las únicas, las mejores, un paradigma adquirido para la eternidad? La naturaleza no tiene modelos eternos, vive transformándose. No es lógico creer que un determinado modelo evolutivo no pueda ser cambiado. Durante millones de años creímos que las condiciones biológicas de nuestra existencia no era posible intervenirlas.

Los verdaderos poderes del mundo de hoy están en quienes manejan las nuevas tecnologías y estas nuevas "leyes" de la vida. Habrán constituciones, leyes, dogmas, acuerdos internacionales que prohibirán estos experimentos, pero puede ser demasiado tarde.

El siglo XXI ya está aquí. Son infinitas las preguntas que surgen y tantas las que por ahora no tendrán respuesta. Sucesos como estos hacen necesario debates profundos que apelan a la ciencia, el derecho, la política y la ética.

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