Se produce dióxido de carbono en la síntesis convencional del metanol a partir del carbón
(parte
superior), cuando este se gasifica en hidrogeno y monoxido de carbono y, en una segunda etapa,
cuando se añade vapor para aumentar la relación de hidrogeno a monoxido de carbono. El
dióxido de carbono sobrante, junto con el sulfuro de hidrogeno producido por el azufre del
carbón, debe eliminarse antes de que la mezcla pase sobre catalizadores para obtener metanol.
El dióxido de carbono podría bombearse rellenando un poso agotado de petróleo o gas.
O
también el exceso de carbón (que produciría, de suyo, dióxido de carbón) podría
convertirse en
metanol añadiendo hidrogeno desde una fuente externa, como podría ser la electrólisis
del agua
en una central eléctrica de combustible no fósil (abajo)
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