La terapia génica es, actualmente, un complemento de los tratamientos convencionales del cáncer, como la quimioterapia, la radioterapia o la cirugía. Thierry Soursac, director general de la División de Terapia Génica de Rhone-Poulenc Rorer (Gencell), durante su estancia en Madrid para presentar el ensayo clínico en fase II con terapia génica en pacientes con cáncer de cabeza y cuello utilizando el gen p53, en el que participan cuatro hospitales españoles, ha asegurado que "la terapia génica puede proporcionar un nuevo enfoque que entre en sinergia con el tratamiento ya existente. En el futuro, a lo mejor podremos disponer de una terapia génica que traiga consigo la curación, aunque en cáncer será una tarea difícil".
En el trabajo, que persigue evaluar la eficacia y seguridad de la terapia génica, se inyecta localmente el p53 normal a través del vector viral Ad5CMV, un vector recombinante deficiente para la replicación que contiene una sola copia del p53 normal bajo el control de un citomegalovirus que actúa como promotor, para que llegue a la célula tumoral, la colonice, introduzca su genoma y exprese dicha proteína consiguiendo el efecto terapéutico deseado. Los hospitales encargados de su realización en España son el Clínico San Carlos y el Doce de Octubre, de Madrid, y el Valle de Hebrón y el Instituto Catalán de Oncología, en Barcelona.
Seguridad y eficacia
Soursac ha explicado que estos tratamientos son excepcionalmente bien tolerados, al contrario de lo que ocurre con la quimioterapia. "Lo único que realmente está muy demostrado es su seguridad. Debido a ello, actualmente en Estados Unidos los pacientes tratados con terapia génica lo hacen en régimen ambulatorio. Al principio, el paciente estaba no sólo hospitalizado, sino también aislado".
Sin embargo, los investigadores en este campo se topan con un problema de gran relevancia. "Nuestro mayor contratiempo es introducir el gen en el interior de las células y hacer que funcione como queremos que lo haga".
Para ello, el investigador ha señalado que se dispone de vectores para transportar el gen hacia el núcleo de la célula. "Los vectores pueden ser biológicos, como los virus, o no biológicos, como los plásmidos o liposomas, entre otros. En el estudio que se está realizando en España y que comenzó en enero de 1998, se está empleando el AD5CMVp53 mediante inyecciones intratumorales en pacientes con carcinoma epidermoide de cabeza y cuello recidivado".
El director de Gencell ha destacado que no sólamente hay que encontrar el vector idóneo para introducir el gen correctamente en las células, sino que "debemos encontrar otro elemento que mantenga la expresión de este gen durante la vida del individuo. Así, la aplicación de la terapia génica mediante ciclos o de una sola dosis dependerá de si la enfermedad es monogénica o poligénica, o si se quiere una expresión temporal o permanente del gen".
Monogénicas
En las enfermedades cardiovasculares la terapia génica sí que puede lograr la curación en determinadas patologías y, por supuesto, en enfermedades monogénicas como la fibrosis quística (FQ). "No tengo ninguna duda de que el día que encontremos la combinación correcta para la FQ dispondremos de la curación tan esperada para esa enfermedad".
El oncólogo ha indicado que la patología cardiovascular es probablemente la más entusiasta en el campo de la terapia génica, especialmente en lo que se refiere a la angiogénesis. "Los resultados preliminares de ensayos clínicos, publicados por la Asociación Americana del Corazón señalan que la angiogénesis está sustituyendo la cirugía del by-pass mediante una simple inyección intramuscular en sujetos con enfermedad coronaria o patología vascular periférica".
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