Marco Vinicio Alvarado
Hace varios años, cuando estudiaba composición (escritura
de música) con el Dr. Bernal Flores en la Universidad de Costa Rica,
tuve la oportunidad de comprender uno de los problemas más serios
y de las situaciones más ambíguas de nuestro sistema de notación
musical tradicional.
Este problema aparece porque el famoso pentagrama está diseñado para acomodar una secuencia específica de intervalos, a saber 2212221 que corresponden a una escala particular. Tanto es así, que para movilizarnos hacia cualquier otra escala o asociación de notas e intervalos, necesitamos utilizar alteraciones.
La circunstancia que hace este problema tan peculiar es que el sistema de notación musical occidental es un sistema gráfico. En él, si las notas parecen ascender gráficamente, entonces los sonidos son cada vez más agudos, y si tienden a bajar, son más graves.
Un do es más grave que un re porque dentro del pentagrama el do se encuentra gráficamente en una posición que es inferior a la posición del re. Nuestra abstracción musical nos permite observar y visualizar este hecho de manera directa, y con solo observar las notas y su organización podemos darnos una idea de la manera en que la música ha de sonar.
Todo va muy bien hasta que utilizamos las alteraciones.
Dentro del esquema gráfico, si tenemos un do y un re ( dos notas que se encuentran gráficamente juntas ), la separación entre ellas, que en la música occidental bien temperada corresponde a 1 tono o 2 semitonos, puede ser modificada en hasta 1 semitono. Entonces, un do puede convertirse en un do sostenido, y un re puede convertirse en un re bemol. Si temperamos las divisiones ( igualar los intervalos por semitonos ), el do sostenido equivale al re bemol, permitiéndosenos ascender siempre de semitono en semitono desde el do hacia el do sostenido (cognoscitivamente superior por la alteración) y del do sostenido hacia el re (gráficamente superior). Y en lugar del do sostenido podríamos colocar el re bemol, siguiendo una tendencia visual ascendente que coincide con la naturaleza del sonido resultante.
Digamos que todo es válido, y que podemos vivir con las alteraciones ya que es posible aprender el significado de "ascenso" y "descenso" de las mismas. Pero todo falla cuando intentamos aplicarle el esquema a las notas que de manera natural se encuentran separadas por solamente 1 semitono.
Tomemos un ejemplo, el intervalo entre la nota mi y la nota fa.
Nuevamente, dentro del pentagrama, la nota fa se encuentra gráficamente sobre la nota mi, y la correspondencia sonora coincide con la propia correspondencia visual. Pero todo falla al utilizar alteraciones.
Si colocamos un sostenido a la nota mi y un bemol a la nota fa, entonces estamos intercambiando sus correspondencias sonoras. un mi sostenido equivale a un fa, y un fa bemol equivale a un mi. Pero en el pentagrama, las notas se quedan en su acostumbrada ubicación espacial. El mi está en su lugar, y el fa se encuentra gráficamente superior al mi. Pero sus sonidos van hacia abajo. La grafía indica que los sonidos suben, pero la lectura dice que bajan. Esto provoca que la comprensión de la escritura y su relación con su representación visual sean inconsistentes, y todo el modelo sufre a partir de esta inconsistencia.
Una de las soluciones propuestas es el uso de la enarmonía, pero esto no es más que una regla basada en una falla. La solución no es colocar más reglas, la solución es corregir las fallas y de esta manera las reglas son innecesarias. Pero el pentagrama tradicional no es un mecanismo adecuado para tener un esquema libre de esta falla, ya que fue modelado con base en la suposición de la secuencia 2212221.
La segunda consecuencia del modelo actual es que las notas con el mismo nombre pero que se encuentran en octavas distintas, son escritas en puntos gráficos diferentes. Por lo tanto, un do en la octava 5 está sobre una línea, pero un do en la octava 6 se encuentra en un espacio. Aquí se presenta un segundo problema de falta de consistencia, y es necesario tener plena conciencia de la ubicación espacial de las notas dentro del espectro sonoro total para conocer exactamente de que notas se trata.
Aparecen más problemas cuando describimos música para
instrumentos que utilizan espectros sonoros que yacen más allá
de los confines naturales del pentagrama. En unos casos hay que indicar
que las notas corresponden a una octava distinta a la escrita, y en otras
hay que utilizar claves alternas. Por ejemplo, el uso de la clave
de do en tercer espacio para los cuartetos de voces masculinas, cuando
la clave de sol en segunda línea ofrece las mismas notas gráficas
pero en una octava diferente. La solución parece ser, siguiendo
el espectro tradicional, inventar interpretaciones ajenas a las naturales
y complicar el estudio y la aplicación de la lectura musical.
Cuando observé el problema, traté de entender una
de las posibles soluciones ( porque hay muchas ). En ese momento
observé la separación de las notas en una cuerda y en un
teclado. Si vemos la cuerda, las cosas son naturales ( obviando que
no es temperada ). Si una nota sube, entonces uno se desplaza sobre
la cuerda en dirección al puente del instrumento, y si baja, retrocedemos
hacia las clavijas. En el teclado tenemos las teclas blancas y negras,
pero si vamos hacia la mecánica, más allá de la cubierta
que nos separa del mecanismo, vemos que las teclas están claramente
ubicadas una después de la otra. No existe ni una sola ambigüedad.
La notación tiene que ser así, la notación tiene que ser contínua. Y si vemos el software para secuenciar instrumentos electrónicos, los planos sonoros son contínuos, libres de toda distorción debida a una interpretación distinta de los mismos elementos.
Lo otro es que la notación debe ser consistente. Si una nota está en un espacio visual como una línea, tal nota siempre debe estar sobre el espacio visual de una línea sin importar la octava en la que se encuentre.
Luego, es necesario poder observar de manera inmediata el espectro visual y entender la correspondencia funcional. No es posible gastar tiempo contando líneas u otros elementos para entender si la nota es tal o cual porque la música es un fenómeno contínuo.
Con todo esto en mente, separé los 12 semitonos en dos partes.
La metáfora de sucesión por líneas y espacios ( dos
elementos simples ) es apta para un nuevo modelo. Dejemos 6 líneas
y 6 espacios, y ubiquemos las notas una en una línea, otra en un
espacio, la siguiente en una línea, etc. Y el treceavo elemento
correspondería a la repetición del elemento que se encontraba
en la línea #1.
Uno de los aspectos más importantes de la música occidental
es ubicar el centro de la octava, el cual conocemos como el tritono ( porque
son tres tonos completos o seis semitonos desde el inicio de la octava
). Y si vemos bien este heptagrama, el tritono se cumple en
la línea central.
La solución a la tercera necesidad fue colocar en lugar de una
sola línea central, dos líneas muy juntas, cosa que se diferenciaran
claramente de las restantes líneas. Y para completar, utilizamos
las mismas líneas dobles en la primera y en la sétima línea.
Ahora si, el heptagrama es simple de interpretar. Entre cada par
de líneas dobles siempre hay un par de líneas simples.
La visualización es directa y es inmediata porque en el fondo el
heptragrama es un par de tetragramas fundidos.
La primera consecuencia es que los intervalos son visibles de manera
directa. Una segunda mayor siempre será aquel intervalo que
esté entre dos líneas ( simples o dobles ) o dos espacios.
Una segunda menor siempre estará entre una línea y un espacio
contíguo. Un tritono siempre abarcará cuatro líneas
( simples o dobles ). Etc. El solfeo por intervalos, como el
que enseña el Dr. Flores, es directamente aplicable con este sistema
de notación.
La segunda consecuencia es que el esquema visual es consistente con la audición directa de las obras. Los intervalos son gráficamente consistentes con lo que se escucha, el 100% del tiempo.
La tercera consecuencia es que es un mecanismo de notación muy
sencillo, y su aprendizaje es prácticamente instantáneo.
Para que sea un esquema completamente funcional, fue necesario incluirle
líneas adicionales ( un máximo de 2 más allá
de las líneas dobles de los extremos, en cada dirección ).
Y había que especificar la octava en la cual funcionaba el heptagrama.
Para ello, se indicó que la línea doble inferior y superior,
siempre serían la nota DO, y que al comienzo de cada línea,
se pondría un pequeño número sobre la línea
central, diciendo la octava que se trabajaba. Un 5 si la línea
doble inferior correspondía al DO central del piano.
Si se quería cambiar de octava, en ese momento se colocaba un número
en el lugar del cambio, luego de una doble línea vertical, como
se acostumbra hacer cuando se separan partes en el pentagrama.
No se trabajó en la especificación rítmica, porque
la actual es funcional. Posteriores trabajos podrían tratar
sobre este tema.
En su momento construí un programa para imprimir pautas en
heptagrama, y escribí música utilizando el medio. Pero
por muchas razones, casi todas intrascendentales, no continué con
el proyecto. Luego estudié informática, y me he dedicado
a esta profesión, componiendo de manera casual en mi tiempo libre.
Los tiempos han cambiado y los medios han madurado mucho desde aquellos días. Es tiempo de construir aplicaciones que auxilien en el uso de mecanismos de edición basados en cosas como el heptagrama.
He utilizado secuenciadores y programas de edición, y todos carecen de verdaderas ayudas en el momento de producir música. El compositor es como un diseñador gráfico, y así como existen filtros y muchas otras ayudas en las artes visuales, deberían existir cosas muy sofisticadas en las artes sonoras. Pero el pentagrama siempre ha sido una barrera admirable no solo para quienes están lejos de los computadores, sino también para quienes fabricamos programas para ellos.
Ahora tengo que concluir mi maestría en informática, pero
el tiempo vendrá en el cual podré dedicarle tiempo a este
tema tan imporante. Por el momento planteo la inquietud, y escucho
atento sus comentarios sobre todo esto. Juntos podemos mejorar la
manera en que producimos, aprendemos y conceptualizamos este hermoso arte.