Como todos sabemos la luz viaja por el espacio a la velocidad de 299 mil 792 kilómetros por segundo. En el universo hay cientos de millones de nebulosas, equidistantes millones de años luz, distribuidas por el espacio con notable uniformidad, alejándose unas de otras a velocidades relacionadas con sus distancias.

En el vacío interestelar se sigue formando incesantemente hidrogeno que se condensa en nubes para constituir nuevas nebulosas, cada una de ellas agrupa vastos cúmulos de estrellas con o sin planetas, y materia gaseosa con la que se siguen formando estrellas nuevas. La nebulosa llamada Vía Láctea presenta la forma de un disco plano con diámetro aproximado de cien mil millones de estrellas, una pequeña que es nuestro Sol, a cuyo alrededor gira entre ocho planetas, la Tierra con su satélite la Luna.

Nuestro mundo, que se formo hace cuatro mil 600 millones de años, probablemente como resultado de una colisión de cuerpos celestes, mide cuarenta mil kilómetros de circunferencia, está constituido por 105 elementos conocidos y la temperatura media de su superficie es de 15° centígrados. La tercera parte de su corteza que no esta cubierta por agua consta de cinco áreas de tierra firme; una de ellas se llama América y en el tercer país de arriba a abajo que es México, que se divide políticamente en 32 partes, está la metrópoli; formado por miles de colonias; una de ellas es Bosques de la Hacienda en la que esta mi hogar a los 19°, 65', 50'' de latitud norte y a los 99°, 28', 50'' de longitud al oeste de Greenwich, a dos mil 247 metros sobre el nivel medio del mar.*

Mi colonia tiene ocho mil 227 persona, la metrópoli 27 millones 500 mil habitantes; soy uno de los 98 millones 538 mil pobladores de mi país, uno de los 398 millones de humanos de Norteamérica; estoy entre los 797 millones de residentes del continente americano y los seis mil millones de seres humanos del planeta Tierra. En relación a todos los seres vivos del mismo soy uno entre billones y billones. ¡poquita cosa! Pero gracias a que soy, el Universo es, al menos para mi, y cuando yo desaparezca, el Universo desaparecerá, al menos por lo que a mi toca.

La verdad es que no tengo intención de desvanecerme y aunque inevitablemente algún día deje este cuerpo y esta mente, mi espíritu o sea yo, seguirá existiendo, no se como pero permaneceré porque intuyo que el llamado universo espiritual: pensamiento y creador, es infinito por lo menos en esencia y tiempo. Soy parte del Universo, vengo junto con mi mente de la mas prodigiosa evolución, ocurrida durante un periodo de tiempo que no se ha podido precisar. Mi origen como el de todos los seres vivos de este mundo, procede de gigantes nubes gaseosas de nebulosas embrionarias transmutadas por el Sol en los océanos primigenios y tierras ahora inexistentes influidas por su núcleo. Soy "polvo de estrellas" mezclado según formula planetaria.

Piel adentro, mi ser físico, como el de toda materia, es otro universo parecido al exterior que se renueva constantemente y esta formado de infinitos átomos; cada uno de estos es un vacío que contiene partes infinitesimales de materia, distribuidas dentro de el de la misma manera que los planetas circundan al Sol; los protones y los neutrones forman el núcleo y a su alrededor giran los electrones y otras partículas subatomicas.

En los años que tengo de vivir con mi cuerpo y mi mente he llegado a saber lo que quieren, lo conozco con absoluta precisión: desean permanecer y luchan con toda su fuerza por seguir siendo, no aceptan desaparecer, yo les ayudo a lograr sus propósitos, con mucho amor en todo lo que puedo, solo que la evidencia me enseña que el cuerpo y la mente humanos, al cumplir su destino, cesan en sus funciones y se hacen polvo, y tal vez algo más, aunque mi consuelo: "Polvo de estrellas", pues en el universo físico, formado de materia, energía, espacio y tiempo infinitos: nada se crea, nada se pierde, todo se transforma.