Un día es muy largo, parece un cerillo, lo prendes
rápido, se consume poco a poco, y después se apaga, solo
quedan cenizas, y estas no volverán a prender nunca, solo servirán
para ocupar un espacio en el mundo. La vida es así, un día
muy largo; pueden suceder muchas cosas, que sería casi imposible
escribir todas, desde el comienzo hasta el fin.
Un día puede marcar un camino, una ruta, una dirección
buena o mala, eso depende de nosotros; es difícil pensar en la importancia
de un día en a vida. Algunas ocasiones deseamos que se termine y
otras, esperamos que nunca acabe; un día es solo un cerillo en la
vida, la vida es una caja de cerillos.
La llama del cerillo depende del oxigeno que exista, la
importancia de un día depende de las acciones que realizamos.
Un nuevo cerillo, siempre esperamos eso, pero muy pocas
veces sabemos como utilizar el fuego que produce, como lograr que la llama
crezca y permita que los demás cerillos tengan una mejor oportunidad,
un mejor camino, más seguro y un uso mejor.
Siempre encontraremos algo que no permita el desarrollo
de nuestro cerillo, algo que desee apagar la llama, volver oscuridad el
día, y terminar las esperanzas de luz, el siguiente cerillo tendrá
ese problema, vencer lo anterior, y su presente, preocuparse por el siguiente
cerillo.
Un día puede marcar la oscuridad y el silencio,
un día debe ser el principio de la mayor obra en nuestra vida.
Las cenizas pueden manchar al siguiente cerillo y provocar
una llama menor, tan pequeña que será una perdida en nuestra
caja de cerillos. Estas cenizas mancharan de igual forma al siguiente,
y la vida será una perdida total.
Las cenizas deben utilizarse para mejorar, tan solo son
un recuerdo y no para inutilizar los demás cerillos, que alguna
vez tuvieron esperanzas muy vivas, llenas de libertad y alegría,
estos cerillos no tienen la culpa de sufrir.
Se debe procurar limpiar el polvo de las cenizas, habrá
buenos recuerdos, acciones sencillas y buenas, momentos de sabiduría,
hay que aprender de las cenizas sin vivir en ellas, proyectar lo bueno
sin caer en fantasías, una ceniza mala y sucia nos enseñara
donde no caer y borrar el tropiezo.
Escrito por Edgar Gómez
Algun dia de algun mes de 1994