He venido a ti Señor,
para que me toques con tu mano antes de comenzar yo mi día.
Descansa un momento tus ojos en mis ojos
y deja que me lleve a mi trabajo la certeza de tu presencia.
Dame fuerzas, Señor, para llevar ligero mis alegrías y mis pesares.
Dame fuerza, Señor, para que mi amor dé frutos útiles.
Dame fuerza, Señor, para no renegar nunca de la pobreza,
ni permitas que doble mi rodilla ante el poder del insolente.
Dame fuerza, Señor, para levantar mi pensamiento sobre la pequeñez cotidiana.
Dame, en fin, fuerza para rendir mi fuerza enamorado a tu voluntad.
Autor Desconocido
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