Si
el dolor te visitó, sin previo aviso.
Es comprensible que la emotividad te envuelva,
Ante los acontecimientos que te afectan en el ámago de tu ser.
Sin embargo, procura raciocinar.
Acuérdate del amparo de Dios,
Que te sustentó en otras situaciones difíciles.
Recuerda las palabras de Jesús,
Prometiendo consolación a los que sufren.
Acuérdate de los amigos espirituales que te auxilian y guían
Tus pasos, por entre caminos espinosos.
Equilíbrate en la certeza de que el tiempo es el
solucionador natural de todos los problemas que
No puedas resolver de inmediato.
Confía en Dios y sigue adelante.
Mañana comprenderás mejor las razones de los dolores,
Que, hoy padecen incomprensibles.
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