Los dientes me dolían muchísimo. No podía seguir descuidándolos.
Por fin, deje de lado mi miedo a los dentistas y decidí hacérmelos
arreglar. Pero, ¿cómo?. Estaba en primer año de la facultad
y apenas si me mantenía con trabajos de tiempo parcial. Tal
vez pudiera arreglarme el que estaba peor. Abrí las Páginas
Amarillas y llame al primer dentista que ubiqué cerca de donde
vivía. La recepcionista me dijo que fuera enseguida. Mientras
atravesaba rápidamente el campus, olvide el dolor de frente
a la preocupación de como iba a pagar la cuenta. En minutos
estuve en un sillón; el dentista comenzó a examinarme, mientras
exclamaba "¡Hmmm!" Al revisar el desastre de mi boca. -Tiene
los dientes muy mal. -Ya lo sé -le conteste con aspereza; Una
manera de esconder mi temor. -Pero no se preocupe, se los voy
a arreglar. -No, no lo hará. No puedo pagarle. -Empecé a levantarme
del sillón. -¿Que hace? -Le dije: No tengo dinero -Es estudiante
de la Universidad, ¿no es así? "Y eso que tiene que ver'", pensé
-Sí... -Va a graduarse en pocos años, ¿no es así? -Es lo que
me propongo. -Bueno, en ese momento me pagará. Entre tanto,
usted se concentra en sus clases y me deja el cuidado de sus
dientes a mí. Lo miré. Lo decía en serio. Con calma tomó sus
utensilios y me arreglo la cavidad dolorida. A partir de ese
día, lo vi todas las semanas hasta que mis dientes estuvieron
en perfectas condiciones. Y lo mantuvo así por medio de controles
regulares. Después de recibirme, conseguí un trabajo y le pagué
la cuenta en unos meses. En los cuarenta años que siguieron,
aprendí a llamar a este hombre un "ángel tallado". Son extraños
que aparecen de la nada -de la madera- cuando necesito ayuda.
Me han prestado y dado dinero, materiales o equipo; Me han enseñado
cosas y me han ayudado a organizar grupos; a veces me rescataron
del peligro o de cometer grandes errores. De manera que, querido
dentista, dondequiera que usted este, ¡lo bendigo y le agradezco
otra vez! Varda One "Del Libro Una Taza de Chocolate Caliente
para el Alma" Los Hombres son ricos sólo si dan. Aquel que hace
un gran servicio recibe mucho a cambio. ELbert Hubbard.
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