Historia verdadera del Evangelista puertorriqueño
Iván Clemente
Por Milagros Martínez
Un día un Evangelista fue al Brasil y mientras estaba
en un centro de compra indígena, un niño nativo
le comenzó a hajarle los pantalones y a hablarle en
su idioma pero él no le entendía. Como el niño
le insistía mucho el Evangelista le preguntó al
Traductor ¿qué decía y quería
el niño? El Traductor le preguntó al niño
y le dijo: “Pastor dice el niño que lo siga …¿para
donde, para donde?, dijo el Evangelista. “Pastor yo
no sé”, dijo el Traductor. ¡HAY DIOS MIO!:
exclamó el Evangelista, aquí hay guerrillas,
que matan gente y los estripan, ..y ¿usted me dice
que lo siga así porque sí? ¡No, no, no!
le dijo el Evangelista al Traductor. Por tercera vez “Pastor,
el niño insiste que lo sigamos”, dijo el Traductor. “¿Que
usted haría?” le preguntó el Evangelista
al Traductor. “Pastor, yo lo seguiría, dijo
el Traductor …y así lo hicieron. Caminaron muchas
horas por caminos, lomas y sitios un tanto difíciles
para el Evangelista que estaba un tanto “pasadito de
peso” y en ruta de “ponerse a dieta”, según
decía él. De pronto el niño se lanza
barranco abajo, sorprendido el Evangelista dijo: “Para,
para, para, yo para aya abajo no voy” . “Pastor,
pero el niño bajo, le dijo el Traductor. “El
niño bajo, usted va a bajar pero yo, yo voy a rodar.
Yo no voy, yo pa’ bajo no voy a ir”, dijo el
Evangelista. El Traductor muy seguro le indica, “Pastor,
vamos a bajar”. “Bueno, ya sea por la salvación
de una persona”, dijo el Evangelista. Comenzó a
bajar agarrandose de cuanta piedra, rama y cosa había,
pero estaban en tremendo barranco. Mientras, pensaba el Evangelista: “En
que líos estoy esto no lo baja ni un cabro con frenos”.
Luego de tres horas, mal contadas, por fin llegaron frente
y entraron a una pobre casucha de paja muy obscura y sin
ventanas. Cuando el Evangelista comienza a mirar detenidamente
ve que al fondo de la casa habían unos ojos grandes,
una cabeza grande, unas orejas inmensas y pensó “Hay
Dios mio, aquí esta el chupacabras”. El niño
le pidió al Evangelista que se acercara entonces vio
que detrás del niño había un burro.
El Traductor comenzó a traducir al niño que
había estado en los pasados tres días en la
Campaña que el Evangelista dio y que muchas veces
dijo que el Dios que él predicaba sanaba toda clase
de enfermedades y era muy poderoso. El niño lo había
traído porque quería que orara por “Casimiro” y
que él quería que su Dios lo sanaría.
El Evangelista le indicó al niño que era cierto. “Usted
predicó diciendo que su Dios sanaba ¡lo que
fuera!” “Sí, yo lo dije”: dijo el
Evangelista. Prosiguió el niño diciéndole: “Yo
necesito que su Dios sane a Casimiro, mi burro”. El
Evangelista miró al burro y le dió “un
santo coraje”, pues pensaba que Casimiro era una persona
que después de tres horas caminando a pie, arriesgándose
barranco abajo para orar por …¡ un burro! Se
decía a sí mismo “Yo he orado por casas,
por eventos, por alfombras, por micrófonos, por automóviles,
por las barrigas de las mujeres, por altoparlantes, equipo
de sonidos, por instrumentos, por todo pero …¡jamas
había orado por un burro! Bueno, como no tenía
nada que perder, se calmó y un tanto indiferente a
la situación comenzó a orar pensando“… voy
a orar rápidito y me voy de aquí enseguida.” “Padre,
aquí está este animal de carga, ..de pronto
oyó la voy de Dios que le dijo: ¡OYE, OYE, OYE
LO QUE PARA TI ES INSIGNIFICANTE, PARA OTRO PUEDE SER IMPORTANTE.
ORA BIEN O NO ORES NADA! “Perdóname, perdóname
Dios, voy a orar correctamente”: dijo el Evangelista.
Y comenzó a orar como debe orar todo creyente: “Padre
vengo ante ti y te pido perdón, yo voy a orar bien
por este burro”, después pusó su mano
sobre la cabeza del burro que ardía en fiebre y …¡estaba
enfermo de verdad! … siguió orando y pensando
que si lo oyeran los “religiosos” de su país,
lo condenaban o crucificaban. “Padre, en el Nombre
de Jesús, …tu palabra dice que si dos o más
estan de acuerdo por algo en la tierra y piden algo, tú vas
a hacer lo que pidan, ¡en el Nombre de Jesucristo!
Aquí estamos los tres, el niño, el traductor
y yo y este burro necesita un milagros. Señor, yo
ordenó sobre este burro que la fiebre, se vaya, que
la infección ceda, y que el burro sea sanado. Que
por tu llaga…” Estaba encendido orando, cuando
se acordó que era un burro y pensó: “Hay
Papa, ..que nadie este grabando la oración que estoy
haciendo en este lugar.” Y prosiguió: “Por
por tu llaga, Cristo, este burro es sanado”. Dijo el
Amén tan rápido como pudo …un tanto nervioso
porque estaba conciente de lo que estaba pensando. De pronto
miro al niño y el niño llamó con un
sonido al burro y rápidamente el burro cayó PARADO
. El niño se agarró del pantalón del
Evangelista, comenzó a llorar y a llorar …y
decía: “Pastor esto es un milagro, desde hacían
tres meses que mi burro no se levantaba, y tres meses que
no comiamos bien porque Casimiro trabaja conmigo para yo
poder comer”. El Pastor se llevó al niño
y al burro, les compró comida y los cuido mientras
estuvo en ese país.
Pasaron 10 años cuando le invitaron a predicar a
la misma región indígena. Para llegar allí hay
que viajar más de 15 horas en una camioneta buena
porque no sube allá arriba. Así que alquiló una
camioneta y se aseguró que estuviera en buenas condiciones
pero cuando estaban subiendo comenzó a hacer unos
ruidos raros y se dañó. El Traductor le dijó al
Evangelista que les faltaban alrededor de 10 horas en carro
y a pie eran como 22, tenían que seguir y subir a
pie: “Mire, mire, yo me quedo aquí, usted busque
ayuda y yo lo espero”: dijo el Evangelista. “Pastor,
por aquí pasa la guerrilla, por aquí estripan
a la gente, por aquí le cortan la cabeza y le sacan
las orejas y los ojos a la gente”, le indicó el
Traductor. Rápidamente el Pastor se incorporó recogiéndo
cuando pudo y le dijo: “¡Con esos truenos quién
se queda, va…mo..nos!”. Detrás del camión
había un maizal y de pronto el maizal comenzó a
moverse y con el cuento que el Traductor le había
hecho al Evangelista sobre la guerrilla, …lo de los
ojos, la lengua y todo lo demás, el Evangelista comenzó a
recoger las cosas más rapidito pero por un lado las
recogía y por el otro se le caían. Mientras
el Traductor le gritaba que avanzara, que avanzara, porque
habían ruidos en el maizal, “¡Avance,
avance!, muy nervioso le volvió a gritar el Taductor.
Comenzarón a caminar cuando del maizal salió un
varón de unos 20 años, grande y robusto; tras
del hombre, una cuerda y tras la cuerda, un burro. Aquel
burro plantó las pezuñas en la tierra y comenzó a
resonar …¡JUA, JUA, JUA! Lo más raro era
que gritaba mirando fijamente al Evangelista. ¡Que
sorpresa!, el burro había reconocido al Evangelista
antes que el hombre. Después de 10 años había
sido el mismo burro y el mismo niño por los que había
orado y cuidado. Ese mismo burro ahora llevaba al Evangelista
a su destino…