A veces
es difícil encontrar la respuesta a esa sencilla
pregunta.
¿Para
qué buscarte? Me preguntaba...
¿Qué
gano con seguirte? Me cuestionaba...
¿Porqué
he de hacer tu voluntad? Me replicaba...
Y
hoy, estando solo y con miles de problemas encima, hoy cuando
los que
creí mis
amigos me han abandonado, hoy cuando más solo me
siento, y atareado me
encuentro, vienen a mi mente las respuestas a estas preguntas,
pues en
medio de
los problemas, sin importar cuanto le he fallado, Tu sigues
firme a mi
lado.
Y
en medio del cansancio siento tus brazos sostenerme. Y entre
el bullicio
de
cada día y los problemas que me agobian, escucho
tu dulce voz susurrarme al
oído: "Calma, estoy contigo".
Y
ahora me doy cuenta que todo vale la pena, y que aquellas
dudas no eran
mas
que trampas de mi enemigo para evitar tu consuelo, tu paz,
tu compañía.
Gracias
Señor, porque a pesar de todas mis dudas me recibiste
en tu seno, y
siempre que te cuestionaba sonriendo me decías: "Tranquilo,
que ya
llegarán
unos de esos días".