Jesus pide mucho

Hace algún tiempo, vino a visitarnos un numeroso grupo de profesores de
Estados Unidos a nuestra casa en Calcuta.

Antes de irse me pidieron:

- Díganos algo que pueda ayudarnos, que nos estimule a ser mejores.

Les contesto:
- Sonríanse unos a otros ( tengo la impresión de que ya no nos queda tiempo ni
siquiera para sonreírnos unos a otros ).

Uno de ellos me dijo:

- Madre Teresa, ¡ como se ve que no esta usted casada !

Le dije:

- Si­, lo estoy. Le aseguro que a veces me resulta difícil sonreír a Jesús,
porque pide mucho.

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