Alguien me acercó un cuento de Navidad que leyó en alguna parte. Lo contaré a continuación porque realiza un hermoso viaje al corazón de Jesús Niño. Se dice que, cuando los pastores se alejaron y la quietud volvió, el niño del pesebre levantó la cabeza y miró la puerta entreabierta. Un muchacho joven, tímido, estaba allí, temblando y temeroso. - Acércate- le dijo Jesús- ¿Por qué tienes miedo? El pequeño intruso enrojeció de vergüenza y balbuceó: - De verdad no tengo nada... nada es mío, si tuviera algo, algo mío, te lo daría... mira. Y buscando en los bolsillos de su pantalón andrajoso, sacó una hoja de cuchillo herrumbrada que había encontrado. - Es todo lo que tengo, si la quieres, te la doy... El chico, cohibido, enrojeció. Se acercó al pesebre y, para impedir que María y José lo oyeran, murmuró algo al oído del Niño Jesús: - No puedo... mi dibujo es horrible... ¡nadie quiere mirarlo... ! El rostro del muchacho se ensombreció, bajó la cabeza avergonzado y, tristemente, murmuró: - Les mentí... Dije que el plato se me cayó de las manos, pero no era cierto... ¡estaba enojado y lo tiré con rabia! de Ariel David Busso,
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