Un hombre cogió un pájaro por medio de un cepo;
el pájaro le dijo: "Noble señor, has comido
muchos bueyes y corderos, has sacrificado innumerables camellos;
y nunca has quedado saciado: tampoco lo vas a quedar conmigo.
Déjame ir, que pueda darte tres consejos, a fin de
que veas si soy sabio o estúpido.
El primer consejo te lo diré posado en tu mano, el
segundo en tu tejado, y el tercero en un árbol. Déjame
partir, pues estos tres consejos te traerán la prosperidad.
El primero, que ha de decirse en tu mano, es este: "No
creas un absurdo cuando se lo oyes a alguien".
Cuando el pájaro hubo enunciado el primer consejo en
la palma de la mano, fue liberado y fue a posarse en el muro
de la casa, y dijo:"El segundo consejo es: No te aflijas
por lo que ha pasado cuando ha pasado, y no sientas pesar",
después de lo cual le dijo: "El mi cuerpo hay
escondida una enorme y preciosa perla, de diez dirhams de
peso.
Tan cierto como que estas vivo esta joya era tu fortuna y
la suerte de tus hijos.
Se te ha escapado esta perla, pues no estaba en tu destino
el adquirirla, esta perla que no tiene igual en este mundo".
El hombre, como una mujer que gime cuando pare, se puso a
dar gritos. El pájaro le dijo:
"¿No te había aconsejado: no te aflijas
por lo que ha pasado. Puesto que es algo pasado y terminado,
¿por qué te apesadumbras?
O bien no has comprendido mi consejo, o eres sordo.
En cuanto al primer consejo que te he dado, o sea, "no
creas una afirmación absurda".
Oh, buen hombre, yo mismo no peso diez dirhams ¿cómo
puede haber dentro de mi un peso de diez dirhams?"
Se recobró el hombre y dijo: "Oye, dime ahora
el tercer consejo excelente".
"¡Bueno!, dijo el pájaro, ¡has hecho
tan buen uso de los otros dos consejos que no veo por qué
habría de darte el tercer consejo en vano!"
Dar un consejo a un ignorante obtuso es sembrar en terreno
baldío.