Erase un rey que un día paseando su caballo lo tiró y este se rompió un
brazo.
Entonces un campesino que pasaba lo fue a auxiliar.
El rey se encontraba enfurecido por su mala suerte y por el dolor de la
fractura.
El campesino trató de calmarlo y le dijo - no se moleste por lo ocurrido
no hay mal que por bien no venga.
- Deja de decir estupideces, le contestó el rey, y lo apartó de si, con
brusquedad.
- Es verdad lo que digo mi rey, no hay mal que por bien no venga.
- Como va a ser bueno que me haya roto un brazo. Contestó encolerizado y
entonces echó a un pozo profundo al campesino.
El rey se volvió a montar en su caballo, en eso una turba de ladrones
fanáticos lo capturó y tras recorrer muchos kilómetros, ya en su guarida
decidieron sacrificar al rey para sus dioses.
Pero en eso uno de ellos se dió cuenta que el rey tenía el brazo roto, el
líder entonces dijo .- no podemos sacrificar a este hombre porque su cuerpo es
imperfecto, nuestros dioses no nos perdonarían ofrecer la vida de este inválido,
nuestro dios desea cuerpos perfectos. Y entonces lo dejaron ir.
El rey comprendió que su vida la había salvado gracias a que se había
roto el brazo, cuanta razón había tenido aquel campesino, y que mal había echo
al tirarlo a un pozo.
Así que regreso, y sacó al campesino del pozo y le pidió perdón y el
campesino al escuchar la historia del rey le dijo.
- No se preocupe no tengo nada que perdonar, no hay mal que por bien no
venga.
- Como puedes decir eso después de que te pagué con un mal, tu sabio
consejo.
El campesino sonrió, - si usted mi rey no me hubiera tirado al pozo, los
ladrones fanáticos nos hubieran capturado a los dos, y a quien cree usted que
hubieran sacrificado!.
No hay mal que por bien no venga. Por algo suceden los cosas.
Autor desconocido
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