Un sabio, al ver la sencillez y la pureza de un niño,
le dijo:
A ti te enseñaré los secretos para ser feliz.
Ven conmigo y presta mucha
atención.
Mis secretos los tengo guardados en dos cofres, y éstos
son: mi mente y mi
corazón, y consisten en una serie de pasos que deberás
seguir a lo largo de tu
vida.
El primer paso, es saber que existe la presencia de Dios en
todas las cosas de
la vida y por lo tanto, debes amarlo y darle gracias por todas
las cosas que
tienes.
El segundo
paso, es que debes quererte a ti mismo y todos los días
al
levantarte y al acostarte, debes afirmar: Yo soy importante,
yo valgo, soy
capaz, soy inteligente, soy cariñoso, espero mucho de
mí, no hay obstáculo que
no pueda vencer.
El tercer
paso, es que debes poner en práctica todo
lo que dices que eres. Es
decir, si piensas que eres inteligente actúa inteligentemente;
si piensas que
eres capaz, haz lo que te propones; si piensas que eres cariñoso,
expresa tu
cariño; si piensas que no hay obstáculos que
no puedas vencer, entonces
proponte metas en tu vida y lucha por ellas hasta lograrlas.
El cuarto paso, es que no debes envidiar a nadie por lo que
tiene o por lo que
es. Ellos alcanzaron su meta, logra tú las tuyas.
El quinto
paso, es que no debes albergar en tu corazón
rencor hacia nadie; ese
sentimiento no te deja ser feliz; deja que las leyes hagan
justicia, y tú
perdona y olvida.
El sexto paso, es que no debes tomar las cosas que no te pertenecen.
Recuerda
que mañana te quitaran algo de más valor.
El séptimo
paso, es que no debes maltratar a nadie. Todos los seres
del mundo
tenemos derecho a que se nos respete y se nos quiera.
Y por último, levántate
siempre con una sonrisa en los labios, observa a tu
alrededor y descubre en todas las cosas el lado bueno y bonito;
piensa en lo
afortunado que eres al tener todo lo que tienes; ayuda a los
demás, sin pensar
que vas a recibir nada a cambio; mira a las personas y descubre
en ellas sus
cualidades y dales también a ellos el secreto para ser
triunfadores y que de
esta manera, puedan ser felices.
¡Aplica estos pasos y verás que fácil
es hacer la diferencia y ser feliz!
No subestimes el poder de tus acciones; con un pequeño
gesto puedes cambiar la
vida de otra persona para bien o para mal. Dios nos pone a
cada uno frente a la
vida de otros para impactarlos de alguna manera.
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