En tu vida hay dos piezas que no encajan : la cabeza
y el sentimiento.
La inteligencia iluminada
por la fe te muestra claramente no sólo el camino,
sino la diferencia entre la manera heroica y la estúpida
de recorrerlo. Sobre
todo, te pone delante de la grandeza y la hermosura divina
de las empresas que
la Trinidad deja en nuestras manos.
El sentimiento, en cambio
se apega a todo lo que desprecias, incluso mientras lo
consideras despreciable. Parece como si mil menudencias estuvieran
esperando
cualquier oportunidad, y tan pronto como por cansancio
físico o por pérdida de
visión sobrenatural tu pobre voluntad se debilita,
esas pequeñeces se agolpan
y se agitan en tu imaginación, hasta formar una montaña
que te agobia y te
desalienta: las asperezas del trabajo; la resistencia a obedecer;
la falta de
medios; las luces de bengala de una vida regalada; pequeñas
y grandes
tentaciones repugnantes; ramalazos de sensiblería;
la fatiga; el sabor amargo de
la mediocridad espiritual ... Y , a veces, también
el miedo: miedo porque sabes
que Dios te quiere santo y no lo eres.
Permíteme que te
hable con crudeza. Te sobran motivos para volver
la cara, y
te faltan arrestos para corresponder a la gracia que Él
te concede, porque te ha
llamado a ser otro Cristo, ipse Christus el mismo
Cristo. Te has olvidado de
la amonestación del Señor al Apóstol
:¡te vasta mi gracia!, que es una
confirmación de que , si quieres, puedes.
Beato Josemaría
Escrivá de Balaguer
Libro Surco No.166
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