Los Teutones 

(919 -1250)


El origen de Alemania se remonta a la coronación de Carlomagno como Santo Emperador Romano en el 800. Tras su muerte, el imperio se dividió en tres partes que gradualmente se fundieron en dos: el reino franco del oeste, que se convirtió en Francia, y el reino franco del este, que llegó a ser Alemania. El título de Santo Emperador Romano permaneció en la familia de Carlomagno hasta extinguirse junto con su descendencia en el siglo X. En el 919, Enrique, Duque de Sajonia, fue elegido rey de Alemania por sus pares los duques. Su hijo Otón I se convirtió en emperador en el 962. 

El Santo Imperio Romano sobre el que reinaba Otón I se extendía desde las llanuras germanas hasta el Báltico por el norte; hasta parte de la actual Polonia por el este; y a través de Suiza, Austria y el norte de Italia, en dirección sur. Desde el principio, los emperadores tuvieron dificultades para mantener el control de dos regiones tan dispares como Alemania e Italia, separadas por los Alpes.

Al principio el Santo Imperio Romano tuvo éxito porque beneficiaba a sus miembros principales, Alemania e Italia. Los germanos no se habían librado por completo de su condición bárbara, ya que Carlomagno los había conquistado tan sólo hacia un siglo. Se beneficiaron en gran medida de la cultura, la tecnología y el comercio italiano. Los italianos recibieron bien la estabilidad y relativa paz que les aseguraba el imperio, ya que Italia había sido invadida repetidas veces durante los últimos 500 años. El imperio protegió al papado y permitió que las ciudades-estado italianas iniciaran su crecimiento. 

Los ejércitos imperiales estaban constituidos en parte por arrendatarios de tierras de la Iglesia que debían lealtad al emperador. Otro segundo contingente importante era el de los ministrales, cuerpo de siervos que recibían el mejor entrenamiento y equipo como los caballeros, pero que no eran hombres libres. Estos ejércitos eran utilizados para sofocar revueltas o sublevaciones de nobles locales y campesinos, o para defenderse contra las incursiones vikingas del norte y las magiares del este. 

Los guerreros germanos tenían una excelente preparación, ya que Alemania estaba constituida por una serie de principados independientes en continua disputa. Los soldados germanos más famosos eran los Caballeros Teutónicos, una orden religiosa de guerreros inspirados por las cruzadas. Los Caballeros Teutónicos extendieron el cristianismo por la región del Báltico al conquistarla, pero fueron finalmente derrotados por Alexander Nevsky en la batalla del helado lago Peipus. 

Una confrontación entre los emperadores y la Iglesia sobre la investidura de los obispos debilitó a los emperadores de Alemania e Italia. Durante los periodos de temporal excomunión del emperador y de guerra abierta a Roma, la autoridad imperial desapareció. Los príncipes germanos locales consolidaron sus propiedades y lucharon contra los vikingos sin interferencia ni ayuda del emperador. En Italia, las crecientes ciudades-estado se unieron para formar la Liga Lombarda y se negaron a reconocer al emperador. 

El poder político de Italia y Alemania pasó del emperador a los príncipes locales y a las ciudades. Los ministriales se rebelaron, tomando el control de las ciudades y castillos que guarnecían y declarándose libres. Durante los desesperados intentos de hacerse de nuevo con Italia, se otorgaron más concesiones a los príncipes locales en Alemania. Hacia mediados del siglo XIII, el Santo Imperio Romano tan sólo existía simbólicamente, y el trono permaneció vació durante 20 años. Los príncipes germanos sólo se preocupaban de sus propias tierras. Por su parte, las ciudades-estado italianas no querían un gobernante germano y eran los suficientemente fuertes como para defenderse por sí mismas. 

Los príncipes germanos eligieron a lo largo de la Edad Media a algunos emperadores que sólo gobernaron simbólicamente, controlando poco más que sus propios estados familiares. Alemania siguió siendo durante siglos una potencia europea menor.

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