La mayoría de los vinos de Rioja proceden normalmente de la conjunción armónica, en diversas proporciones, tanto de las variedades de uva cultivadas en la Denominación, como de las distintas subzonas que la integran.

Son vinos que poseen una buena composición aromática, frescos, de robustez media, con composición equilibrada y excelente bouquet.

Vinos tintos:

Vinos clásicos, de color vivo, frescos, aroma penetrante, ligeros al paladar y de grado medio. En ellos predomina la variedad Tempranillo.

Vinos rosados:

Muy ligeros, frescos al paladar y con fuerte fragancia, color rosa vivo, grado alcohólico medio. En ellos predomina la variedad Garnacha.

Vinos blancos:

Color amarillo verdoso, más o menos pálido, aroma fino, ligeros y de grado no muy elevado. En ellos predomina la variedad Viura.

 

Según el proceso de envejecimiento seguido,
en el vino de Rioja se establecen las siguientes categorías:

Joven:

Vinos en su primer o segundo año, que conservan sus características primarias de frescor y afrutado.

Vinos de Crianza:

Vinos como mínimo en su tercer año que han pasado un año como mínimo en barrica y algunos meses en botella. En vinos blancos el período mínimo de envejecimiento en barrica es de 6 meses.

Vinos de Reserva:

Vinos seleccionados de las mejores añadas que por sus buenas características han envejecido durante 3 años, de los cuales uno como mínimo en barrica. En vinos blancos el período de envejecimiento es de 2 años, de los cuales como mínimo 6 meses en barrica.

Vinos de Gran Reserva:

Vinos seleccionados de añadas excepcionales, que han permanecido como mínimo 2 años en barrica y 3 en botella. En vinos blancos el período de envejecimiento es de 4 años, de los cuales 6 meses como mínimo en barrica.

Joven

Crianza

Reserva

Gran Reserva