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Objetivo: El Infinito

Una de mis preguntas frecuentes sobre la evolución de las especies es la razón por la cual aparecen organismos mas y mas complejos y a su vez coexisten con organismos muy simples como bacterias o virus. En el mundo de la tecnología, las versiones viejas del software desaparecen y dan paso a software mas poderoso, con mayor funcionalidad, mas vistoso, igual sucede con el hardware: atrás queda mucha tecnología que engrosaría la lista de un museo. Pero en la vida convive lo mas simple con lo mas complejo. Tomemos el caso de un organismo sencillo (en comparación con lagartos o mamíferos) como el hongo: se dispersa gracias a las ráfagas de aire que llevan las esporas a los sitios mas insospechados, ha conquistado todo el planeta, estuvo antes de nosotros y lo estará después de que nuestra especie, la humana, se extinga. Los hongos, solo pensar en ellos generan preguntas y cada pregunta da origen a otras: ¿no son ya unas especies muy exitosas? entonces ¿para que evolucionar en algo mas complejo? ¿cuál sería la ventaja evolutiva de evolucionar a algo mas complejo? ¿No sería mejor ser un super-hongo resistente a ataques químicos o bacteriológicos? ¿Pero no sería mas ventajoso que el organismo tenga un sistema de locomoción propio que esperar que una ventisca lo transporte al lugar que quiere llegar (y tener la suerte de llegar)? ¿Pero tener un sistema de locomoción propio no genera propios problemas como nuevos recursos que va a necesitar el organismo (además de que ya no es un hongo sino que es otra especie)?, las preguntas serían interminables y en verdad eso sucede: son interminables.

Por eso el título de esta hipótesis, el objetivo de la vida es el infinito, probar absolutamente todo y ver que funciona y que no funciona. La vida es una fuerza conceptual (no una fuerza medible como la gravedad o el electromagnetismo).

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