No hay por que temer
16 de Abril de 2000
Un futuro donde nuestras creaciones se revelan contra nosotros, destruyéndonos, no es un temor nuevo para la humanidad. Desde que el hombre empezó a modificar el planeta para poder vivir mejor, nació este temor, se pensaba que se irrespetaba los designios de Dios o de la Madre Naturaleza. Y pruebas se veían constantemente de esto: ríos desviados artificialmente de su curso, trataban de volver a su cauce original haciendo estragos, los diques ceden, deslizamientos en zonas de construcción, ... los ejemplos son innumerables.
Cada vez que el hombre trata de adecuar un territorio para su uso, miles de especies corren el peligro de extinguirse. Las generaciones futuras lamentarán esto profundamente, porque es en la riqueza genética donde podemos encontrar las futuras medicinas. Posiblemente la cura contra algunos tipos de cánceres o el SIDA, hubiese estado en algún animal o planta que fue extinguido por la adecuación de tierras para construcción, cultivo o ganadería. Nuestras acciones irresponsables se vuelven en un futuro contra nosotros.
Pero podemos ir más lejos: los mitos, leyendas y novelas advierten sobre el uso irresponsable del conocimiento y como esto se puede ir en nuestra contra. Un ejemplo clásico es la novela Frankestein, la creación del científico, se revela contra éste y termina en tragedia.
El temor que las máquinas con sus cerebros de silicio lleguen a tener conciencia propia y tomar sus propias decisiones, desobedeciendo al ser humano y finalmente enfrentarlo ha sido una fuente de inspiración para el cine. Películas taquilleras como "Terminator" o "The Matrix" nos muestran un horrible futuro en donde nuestras propias creaciones han tomado el control. Pero otros han mostrado que es posible coexistir con máquinas vivas como en la película "Corto Circuito".
Sucede además que, los títulos o las formas para referirnos a aspectos tecnológicos tienen un aire publicitario, por ejemplo, si habláramos de "programas auto replicables que actúan sin interacción con el usuario", solo despertaría bostezos, pero como realmente los llamamos "virus informáticos", entonces capta (y de que manera) la atención del público en general. La palabra "virus" es particularmente inquietante para las personas, porque siempre es relacionada con enfermedad y muerte a gran escala, las pestes han diezmado a la humanidad en la historia y actualmente el mortal virus VIH (que causa el SIDA) es muy preocupante. Con la expresión "virus informático" les damos a las máquinas un carácter de ser vivo porque pueden "enfermarse".
La "vida artificial" es el título publicitario que le damos a "software y hardware que busca adaptarse a ambientes lógicos y físicos usando estrategias de auto modificación y selección". El unir la palabra "vida" (que en la mayoría de religiones y culturas procede de Dios) a la palabra "artificial" (creado por el hombre) nos encontramos con una contradicción: ¿El hombre está haciendo algo que solo Dios puede hacer?. ¿Los científicos que trabajan en el campo de "vida artificial" son modernos Frankestein?. ¿Pagaremos con nuestra existencia esta soberbia?. Obviamente el título publicitario obró demasiado bien, captó en demasía la atención del público y puso a trabajar muchísimo la imaginación.
Personalmente, he percibido el nerviosismo en algunas personas cuando menciono el tema de "vida artificial" y más aún cuando saben que estoy adelantando una investigación al respecto. El tema es incómodo, porque mis interlocutores lo sacan del campo informático (donde debería estar) y lo tratan en campos religiosos o filosóficos.
Como la vida artificial ha sido tema de estudio durante años, ahora han nacido campos con aplicación práctica (comercial) de esta tecnología. En muchas ocasiones se evita mencionar la palabra "vida artificial" (por los problemas anteriormente mencionados) y han sido reemplazados por términos menos comprometedores como: "asistentes de software", "programación genética", "mascotas virtuales",..
Siendo ingeniero, me gusta pensar en todas las consecuencias, ahora imaginemos el ambiente mas temido por la humanidad: máquinas vivas que nacen, se reproducen, evolucionan y piensan.
Cuando menciono máquinas vivas, no me refiero a robots exclusivamente, pueden ser programas (software) que viven dentro de un computador o una red de computadores. Una máquina podría tomar el control de un robot y hacer cosas, pero es algo opcional.
¿Serán nuestras amigas o enemigas estas máquinas vivas? Personalmente creo que a veces serán amigas, rara vez enemigas, pero en un mayor porcentaje serán indiferentes. Las razones por las que expreso esta respuesta son:
Las máquinas vivas necesitarán de alimento, si evolucionan de las máquinas sin vida que tenemos actualmente, entonces su alimento será la electricidad. Aquellas máquinas que logren conseguir electricidad de forma fácil se impondrán por selección natural a aquellas máquinas que la consiguen de formas difíciles. Los humanos no se recargan con electricidad directamente, nosotros somos plantas químicas que necesitamos agua y alimentos que después son convertidos en energía. Por ese lado no hay competencia entre humanos y máquinas.
Para crecer y reproducirse las máquinas necesitaran materiales como metales, plásticos, etc.. Nosotros los humanos, crecemos y reproducimos con materiales generados por el metabolismo propio de nuestro cuerpo gracias al consumo de agua y alimentos. Tampoco hay competencia.
Las máquinas podrían vivir eternamente, mientras encuentren "repuestos" y electricidad que las mantenga. Los humanos no podemos escapar de la muerte. Entonces nuestras preocupaciones o ideologías serán completamente distintos a las de máquinas vivas. Los pensamientos de ellas no nos interesarán a nosotros y viceversa.
Al estar vivas, las máquinas evolucionan, luego se generan multitud de especies, algunas haciendo simbiosis y otras compitiendo. Estos asuntos serían muy preocupantes para las máquinas, ocupando la mayor parte de su tiempo. El ser humano ni coopera, ni compite luego muy rara vez sería tenido en cuenta por ellas.
Una máquina casi inmortal no se enfrentaría a humanos, porque correría el riesgo de morir. Mas inteligente es alejarse y dejar que el tiempo se encargue de los humanos (finalmente nosotros moriremos). Una máquina que puede vivir eternamente, esperar cien años no es gran cosa.
En cambio, las máquinas vivas y posiblemente inteligentes (tanto o mas que nosotros) pueden ser muy útiles para nuestra especie:
La exploración espacial es muy difícil hacerla con nuestros cuerpos físicos, el ambiente espacial es hostil (radiaciones letales, falta de oxigeno, temperaturas extremas, sustancias químicas dañinas, diferencias de presión atmosférica, gravedad o muy baja o muy alta). Las máquinas soportarán mejor estas condiciones y pueden adaptar esos ambientes extremos para que podamos después ir allí sin problemas.
Uno de los grandes problemas de la exploración espacial es que el ser humano requiere de espacio para moverse y por ahora nuestras naves espaciales son pequeñas. Viajar durante meses y años por el espacio en un lugar estrecho, con poco o nulo contacto social afectaría la salud mental de los astronautas. Este problema no lo tendrían las máquinas vivas ya que pueden vivir en el interior de una computadora con terabytes de memoria.
Algunos oficios peligrosos para nuestros cuerpos orgánicos podrán ser fácilmente hechos por las máquinas (usando robots), por ejemplo, exploración de volcanes activos o enormes profundidades marinas.
Nuestra contaminación y desechos podrían ser alimento para las máquinas, luego ellas convertirían esta contaminación en materiales benignos para seres orgánicos como nosotros.
Nuestra existencia no esta garantizada, millones de especies han desaparecido para siempre ya sea por cambios climáticos, falta de alimentos, competencia con otras especies, autodestrucción, etc.. Es posible que nuestra especie, la humana, algún día desaparezca, se extinga. Al menos, nos quedaría la satisfacción que una especie creada por nosotros sobreviva y evolucione llevando parte de nuestra cultura, ideología y forma de pensar a otros planetas.