El Vicerrector de Asuntos Académicos y Estudiantiles, Dr. Fernando Lolas y el Vicerrector de Economía y Administración, profesor Patricio Basso, ofrecieron -el lunes 26 de mayo- una conferencia de prensa para dar a conocer a la comunidad universitaria y a la opinión pública, la postura oficial de la Universidad ante los movilizaciones estudiantiles que se están produciendo en algunas unidades del plantel.
El siguiente es el texto completo de la declaración que leyó el Dr. Fernando Lolas:
La Universidad de Chile, ante los diversos hechos que perturban el normal funcionamiento de la actividad académica, cree necesario informar a la comunidad universitaria y a la opinión pública:
a) A partir de apreciaciones infundadas, erróneas, tendenciosas e insensatas (reñidas con la seriedad exigible a todo universitario), algunos dirigentes pretenden generar un clima confrontacional que desconoce los habituales canales de interlocución que siempre han existido en esta institución.
b) Estos grupos minoritarios, exaltando la violencia, causan deliberadamente un daño a la imagen de la Universidad, entorpecen el normal desarrollo de sus actividades de investigación y creación, y ponen en peligro el cumplimiento del calendario docente.
c) La imagen tergiversada de la realidad de la Universidad de Chile, que no trepidan en propalar irresponsablemente con inconfesables propósitos, causa un daño directo y grave a alumnos, investigadores y funcionarios:
A los alumnos, por el injusto desprestigio de su formación y valor de los títulos que con esfuerzo personal y familiar aspiran a obtener. También resultan perjudicados los miles de estudiantes de postgrado y postítulo que el país forma en la Universidad;
A los investigadores, por impedir el trabajo científico y creativo, e interrumpir las vinculaciones y compromisos internacionales y nacionales; la opinión pública debe saber que las "tomas" de los locales universitarios impiden, en no pocos casos, la realización de experimentos científicos en curso que pueden significar la pérdida de años de sistemático esfuerzo y dificultar la posibilidad de presentarse a nuevos concursos para obtener nuevos fondos de investigación;
A los funcionarios, por poner en peligro la estabilidad de la institución que es, en definitiva, su fuente de trabajo y, para la gran mayoría de ellos, motivo de legítimo orgullo.
d) Ante esta situación que daña a la Universidad, la autoridad responsabiliza a los instigadores de la ruptura de la convivencia universitaria -algunos guiados por móviles político-partidistas ajenos a los intereses universitarios- por las consecuencias que deriven de ella y se hace un deber advertir que cautelará el patrimonio universitario no sólo en sus aspectos físicos sino, sobre todo, en lo que guarda relación con la calidad y continuidad del trabajo académico.
La eventual suspensión del semestre docente -que podría derivarse de una prolongada ausencia a clases, demostraciones y trabajos prácticos-, sería directa consecuencia de los actos reñidos con el diálogo y la responsabilidad que debe inspirar las acciones de todo estudiante, especialmente si es dirigente.
Esta medida, aunque dolorosa, sería necesaria, precisamente, para resguardar la tradicional excelencia de la formación que los estudiantes reciben de la Universidad y que ésta avala con el otorgamiento de los respectivos títulos y grados.
e) Llamamos a los dirigentes estudiantiles a reflexionar sobre el daño que causan a su propia Universidad y les recordamos que todos los miembros de la comunidad universitaria tienen el derecho y el deber de preservar un ambiente de concordia y constructiva crítica, usando para ello los canales habituales de interlocución, nunca interrumpidos, que eviten la ruptura del diálogo que supone la provocación y la violencia.