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Extraido de Prensa Libre - 12/12/96
Por Paulo
Alvarado
A grandes rasgos, y sin
pretensiones de una clasificación exhaustiva, la
historia del Rock en Guatemala, hasta el momento puede
dividirse en tres etapas principales. La primera alcanza
su apogeo durante los años 70 (aunque su origen -ahora
remoto- se pierde en la década anterior), con bandas
como Apple Pie, S.O.S, Caballo
Loco, Plástico Pesado, entre
algunas otras, y desemboca en las que, como Siglo
XX, Azúcar y Santa Fe,
desaparecerian absorbidas por el hoyo negro de las
discotecas rodantes y el monopolio del disco dance.
Una segunda fase la constituye la aparición y
florecimiento de Alux Nahual durante los
80's, que aún cuando no subsistió en forma aislada (Rocks,
Pirámide, Panivers),
si superó materialmente lo alcanzado por cualquier
agrupación de su época, al punto de trascender en forma
solitaria los anales rockeros de Centroamérica. Y una
tercera etapa se marca durante el presente decenio,
cuando logra notoriedad toda una serie de grupos,
encabezados por Bohemia Suburbana, La
Tona, Piedras Negras, Estrés,
Viernes Verde -et al.
Naturalmente,
una categorización tipológica de los conjuntos
guatemaltecos dedicados al rock tendria que abarcar
corrientes de acción muy diversas: la de los rocanroleros
de night club que siguen activos, pero repitiendo
las primeras canciones de Jagger y de Morrison; la de los
mosheros que centran su operaci6n en sus thrash
attacks; la de los grupos cristianos que
poseen un público cautivo dentro de la amplia red de
iglesias protestantes adentro y fuera del pais; la de los
alternativos que actualmente cuentan con el
movimiento más inmediato de seguidores; y, hasta la de
los pseudo-rockeros que, como muchos músicos enlatados
de México, Puerto Rico y otras partes, duran lo que
duran las modas, para pasar de estilo juvenil..
a baladista... a techno... a rock-pop...
Con aquellas,
y varias otras agrupaciones, podria hacerse la biografía
del rock guatemalteco. Sin embargo, más allá de lo
puramente descriptivo, un escudriñamiento más analitico
abre una pregunta interesante - ¿Qué conexión ha
habido, con el paso de los años, entre los grupos de
rock de Guatemala? La respuesta, que como involucrado
directo en ese proceso me aventuro a ofrecer, resulta
poco reconfortante: casi ninguna. Y es que,
lamentablemente, el arte musical no se ha escapado a ese
triste atributo de la cultura guatemalense, que consiste
en que cada generación empieza desde cero, como si antes
hubiera habido poco o nada con qué establecer un vinculo
y, aún peor, como si lo que viene más adelante, tampoco
tuviera nada qué ver con lo actual.
Por esto, se
presenta poco creible que, según algunos comentarios
circulantes, se haya desatado una polémica entre grupos
de rock como Alux y otros. En primer término,
porque para que se entablara una polémica, primero
tendria que existir una comunicación entre ellos.
Desasafortunadamente, si tal comunicación escasea entre
grupos, musicales coetáneos, menos aún ocurre entre
representantes distanciados generacionalmente. A nadie
tiene que sorprender que los practicantes de un estílo
no acudan a los conciertos de otro; es de dominio que
-con pocas excepciones- los músicos locales sólo
concurren a los recitales en los que participan ellos
mismos, por contrato o por compromiso. Y si no lo hacen
cuando jóvenes, menos después, cuando manejan excusas
formidables, como lo peligroso que es salir de noche, el
exceso de trabajo, la falta de plata, la familia...
Polémica
podrá engendrarse entre gentes de rock que traten el
fondo de los asuntos, y que, amparados por el inobjetale
nivel de su producción, presenten argumentos para
proponer el avance real de lo que llamamos música, en
este caso, la que hacen los grupos de rock guatemaltecos.
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