Sin duda alguna, mi adolescencia estuvo marcada en gran parte por lo que fue mi ingreso a Interact y a la revista Camaleón. Grupos en los cuales me reinventé.
Y es precisamente allí donde le debo todo mi yo, donde encontré el amor por primera vez y donde, creo crecí como nunca y decrecí como siempre. Que nostalgia me da cuando me doy cuenta que nosotros los de entonces no somos los mismos.
Así mismo, en mi adolescencia visité la tierra del norte, cuando todavía creía que el norte estaba arriba, era inexorable no descrestarme por el primer mundo.
Como pueden observar, la cara de felicidad de mickey mouse al conocerme, él allí cumplió su gran sueño.
O como las estrellas siempre han estado conmigo.
Es en esa adolescencia, donde al vincularme al proyecto Camaleón,reconocí como podía ser un joven con opinión, no estigmatizado en superfluosidades.
Aunque reconozco que me canaliaba una que otra foto.
La vida continuó y así precisamente paralelamente en Interact, me vinculé con esa sociedad que nos pasa por delante atropellando y nosotros nos morimos de indolencia.
Ahora no soy nada sin interact a pesar de que a los 21 años me volví Rotaract, en Interact fue donde encontré mis cómplices eternos, esos árboles de las ramas que siempre están.
En esta foto están algunos de esos cómplices eternos, entre ellos Mauricio, el cómplice práctico, Julián el cómplice músico y Lina, la cómplice ecléctica.
Son muchos los recuerdos de la adolescencia y principios de la adultez, esa adultez que ahora a mis 27 vivo y de la cual no tengo casi fotos.
Como puedo fotografiar la adultez, mi etapa más dura y más intensa.
En la universidad ya finalizando y ya graduado continúo econtrándome haciendo Teatro. Esta foto refleja mis grandes pasiones, corresponde a la gira teatral hecha por Bogotá en el mes de mayo de 2002.
Como duele crecer y la adultez es un estado del alma, no una edad.