Un Poema Inédito de Mateo Morrison


Especial para Mi Rumor

NOCTURNIDAD DEL VIENTO

Habitado de antiguos vacíos

coloco mi camisa sobre el cuerpo

salgo al encuentro del día

tomo mis colores más vistosos

sobre mi frente desfallece la luz

arribo a espacios que resultan

desconocidos

sábanas grises a mi paso

olor a cloroformo en mis rodillas

casi duermo en mitad de la noche

nadie debe detenerse

los seis recordarán la mejor fruta

corriendo alrededor de mi forma de amarlos

me inicio con los ojos desencajados de sus órbitas

miro desde la ciudad como si el mundo danzara

lentamente sobre mí

cuantos instantes casi siglos sobre mi cabeza

comienzo a entender las miradas tristes

desde la maternidad

a través de un retrato

congelados sus ojos para siempre

un pedazo de papel es destruido por la brisa

para disolverse en la última gota de agua del Ozama

cruzo momificado por el viento

hacia un banco del parque

desde ahí divisaba entre nubes

un rostro inserto en el caribe

que me enviaba desde el centro de la paternidad

un mensaje de olas desplazándose con amor

no había dolor que yo no tuviera en mis adentros

ni brisa que no me circundara

veo correr a mis hermanos

ocupando todos los espacios posibles

los había llamado en esta hora

en que el viento ha decidido acompañar

mi indiscutible nocturnidad

los vehículos no se detienen

saben que soy sombra que atraviesa las calles

tormentosa mi ruta de gemidos

extrañado en este jardín sin flores

que el viento me construye

mientras una multitud de risas

acompaña mi asombro

las puertas del siglo están cerradas

nadie entona una canción

mientras tambores callados

se rinden a la nostalgia

Hörderlin me buscará en algún sitio

adherido al último sonido de la campana

como él me dirijo hacia mí mismo

dando vueltas sobre una inmensa superficie

deslizándose a mi lado

enormes monumentos a la soledad

cada segundo la arquitectura es otra

lo visto se revé con colores distintos

y acuarelas enormes

la muchacha que cruza agrega una sonrisa

a la estatua de la derecha

el niño que corre con las manos

cargadas de frutas

da movilidad a la estatua de la izquierda

el edificio de enfrente limpia su rostro

brilla sobre mí un sol que invento

lo único estático en la ciudad

son mis ojos

crece la rama desafiando la calzada

sus flores son vapores asfixiantes

muere la rama en los pies de la calle

una savia contaminada recorre mi corazón

sospecho que es tu mano la que llega

tu entre suave y callosa melodia personal

tu perfume natural creado de mañanas

ese entorno que formas sobre mi cuerpo

no parece para mí

soy sombra escuálida

que puedes mirar a través de cristales

nunca antes había exhibido mis entrañas

admito que todos deletrean

mis profundas debilidades

ayer una luz infinita creció

sobre mi frente

caminé exhibiéndola

por todos los caminos

orgulloso vestí de mis mañanas

todo lo que me rodeaba

busqué libros y la sabiduría

se juntó con la llama

parecía un nuevo sol entre

las madreselvas

y querías besar cada uno

de mis poros

huracanado acento que proclamas

sitio privilegiado en mi memoria

reseco viento que a veces

ha dormido en mis noches

me acerco a tu deznudez y tiemblo

sabes que has vencido

sobre este cuerpo cicatrizado

por las horas

reflejo de múltiples jornadas

de tedio indescifrable

la muerte como majestad

recibe a Louquo en su turey

a San Cosme y San Damián

en la laguna de Salazar

deidades que se plasman

en mis ojos

descendamos a planos

en que se encuentran

El Talmud herido La Biblia cesante

El Coran mugriento Los Vedas oxidados

El Libro de los Muertos diluido

Africa con páginas destruidas

en su cotidianidad no grabada

en el filme ni en las paginas

ni en cassettes ni en bibliotecas

ni en internet

solo en los labios resecos

de una paridora

que habló de un Baquiní

como simple espectáculo

donde la muerte y la vida se abrazaban

ahora mis rodillas no pueden sostenerse

casi lloro al desfallecer

mientras reordeno con dificultad mi correa

mis medias mis pantalones y mis zapatos

a ver si adquieren aunque sea fugazmente

un orden en que pueda depositar

mi última sonrisa.


Mateo Morrison, es un conocido poeta dominicano de la generación de Post-Guerra. Fundador del Taller Literario César Vallejo, editor de importantes publicaciones culturales y actualmente Consejero del Consejo Presidencial de Cultura. Es, además, un amigo a quien quiero mucho.


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