El 26

El preso número 26 estaba en su celda meditando mientras fumaba un cigarrillo y escuchaba a los Doors. La situación era singularmente estúpida, "This is the End Beatiful friend, the End", sabía que la condena se cumpliría por que desgraciadamente los mitos estaban tan enterrados que ni siquiera en sus sueños llegaba el Llanero Solitario a cortar la cuerda de un balazo.

"The snake is long, seven milles", y todo empezó por un juego, simplemente una broma estúpida que habría de cambiar su vida. Era increíble cómo sin darse cuenta despertó de la apacible realidad en que vivía al sueño con toques de pesadilla, pero al mismo tiempo de paraiso que ahora vivía. Y las verdades se volvieron mentiras, y el dolor lo embargó de tal manera que quiso probar una vez más sus límites, y lo que encontró no le gustó, por que mientras más lejos intentaba volar más se acercaba a la trampa que nunca supo quién había puesto, quizás Dios, o el destino, o el sueño, o incluso él mismo. "Girl we couldn't get much higher", ¡ No !, por que más alto está el cielo y la atmósfera ahí se enrarece de tal manera que no se respira bien y el cerebro no tiene la suficiente cantidad de oxígeno para procesar toda la información que le llega, y se vive como en un sueño, en un lugar ficticio donde la economía parece fluctuar bien, pero en la caja de ahorros no hay lo suficiente para respaldarla. Podría pensarse que en ese momento las cosas marchan bien, pero llega un determinado instante en que todo se desmorona, y lo peor es que la gota que derrama el vaso siempre es una mera estupidez. En si, despertar al sueño no fue doloroso, mas bien fue traumático por lo inesperado de la situación. De repente se dio cuenta de que estaba en una celda, y esperaba algo, aún no sabía qué, pero lo presentía.

Y un día ese algo estaba ahí, junto a él, llamándolo, torturándolo, quemándolo, seduciéndolo... pero amándolo. Y ese algo se convirtió en un reto, en una aventura, en la liberación. Y lo envolvió tanto que se volvió a envolver en un retozo senti-mental en el que se descubrieron cosas nuevas, se dictaron nuevas normas a seguir. Y los cánones morales cambiaron y se transformaron en simples papeles sin ninguna validez ni sentido. Y volvió a elevarse, pero sin poder volar con sus propias alas, y temió más que nunca la caída, pero confió... pero confió...

"When the music is over, turn on the lights", y el último cerillo se había acabado, y la última rosa estaba ya seca, y su cuerpo era ya más un cadáver que un ser humano, y su mente había quedado en manos de ese algo que ahora lo poseía. La venganza no fue una buena manera de interpretar el asunto, solamente fue algo que ocurrió en un momento en el que él no tenía conciencia plena de sus actos, y permitió que alguien más se apoderara de su voluntad, de sus ideas, de él mismo; y lo que era peor, ni siquiera se arrepentía.

"Mañana se dicta sentencia", dijo la voz ultraterrena en la obscuridad, y él no supo si se le condenaría a una tumba de asfalto, o a una celda peor aún que la que habitaba, o quizás se le abrirían las puertas para pasar a otro nivel, a un nuevo plano donde no existirían las reglas ni las ataduras, pero al mismo tiempo no se le permitiría tener posesión ni derecho sobre nada.

"I see your hair is burning", y lo supo entonces, en el momento en que encendió el último cigarrillo, en el momento en que se dio cuenta que ya no necesitaba nada de lo anterior, probablemente lo condenarían a ser quemado en una hoguera, o lo llenarían de cadenas; pero fuese lo que fuese era lo que realmente quería. Y se despejaron todas las dudas, y se consumió el último cigarro y terminó la música de los Doors. Se recostó en su catre y sonrió, por que sabía que el juicio había terminado y que la corte al fin había creído en él.

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