El director levanta la batuta, toda lo orquesta se apresta a iniciar la interpretación, la señal del director al fin llega y todo se envuelve con notas suaves emitidas por la sección de cuerdas, lentamente se levanta el telón y deja al descubierto una escenografía representando la estancia de una pequeña vivienda, suave música y unos címbalos representan el tocar en la puerta, aparece en escena una soprano preguntando en tonos de escala menor ¿Quién es?. Salen a relucir los metales y la suave música anterior repentinamente se torna en una especie de tormenta histérica en el alma de un ofuscado, el director agita salvajemente la batuta dirigiéndose a la sección de metales donde las tubas y los cornos dan un ambiente espectral. Repentinamente la batuta se dirige a la sección de percusiones lográndose un efecto de truenos, silencio de ocho tiempos y entra la voz de un tenor cantando en tonalidades graves pero con mucha fuerza: Soy yo ¡Abre de una vez!. La soprano temerosa acude a la puerta, duda mientras la música disminuye poco a poco del tono brusco en que se encuentra como simulando los latidos de su corazón tranquilizándose un poco antes de abrir, por fin la soprano (y la música) logra dominar sus temblores y abre la puerta. En el momento de estar frente a frente los violines tocan una sucesión de ocho tiempos de corcheas logrando en conjunto un acorde de La menor. En la expresión del tenor al ver los ojos de la amada soprano aparece una expresión de ternura decepcionada, y es entonces cuando entra una melodía de aliento armonizada con los violines, pero poco a poco entran los metales haciendo que se pierda la tonadilla de los alientos, entran entonces las voces de contraltos y sopranos en el coro dando entrada al diálogo del tenor, en tonalidades muy altas:
Con que has probado la manzana
maldita perra insana
y no me pidas calma
si has roto así mi alma
metiéndote en la cama
de quien ni bien te ama
Se suspende el coro, baja una séptima la tonalidad y el ritmo cambia hacia algo un poco más melodioso pero grave.
Y dime ahora
mi amada traidora
si bien te estremeces
haciéndolo a veces
con furia abismal
con ese animal
El tenor se acerca a la soprano con intenciones inciertas de golpearla o de arrancarle la ropa, ella se repliega contra la pared y empieza a encorvarse lentamente hasta quedar hecha un ovillo en el suelo, la música que se ha mantenido en un ritmo cadencioso disminuye de volumen hasta lograrse un piannisimo. Un triángulo realiza una repetición de cuatro corcheas seguidas de un silencio como siguiendo la métrica de la frase "no hay retorno", entra después de tres repeticiones de la frase un fagot con la misma estructura (Mi, Mi ,Mi , Re), pero desfasado medio tiempo con respecto al triángulo y se logra el efecto de que se contestan el triángulo y el fagot en este diálogo de una sola frase, posteriormente entran cornos y tubas y al final se remata con címbalos y entra la soprano:
Forte:
No hay retorno
Messoforte:
No hay retorno
Piano:
No hay retorno, no hay retorno, no hay retorno.
Silencio general y entra una melodía melancólica de piano contrapunteando a la soprano.
No hay retorno ya lo he roto
sin saberlo he roto el loto
ya no somos casi nada
ya no vives en mi almohada
(sube un poco la tonalidad y el tempo)
Hoy al salir así contigo
nos ha visto aquel amigo
que es mi novio y hoy mi dueño
vino entonces roto el sueño
y me vio desconsolado
y me atrajo así a su lado
ya no supe qué pasaba
pues de pronto me besaba
me llevaba hacia un recodo
y ahí pasaba todo
Se conserva en el ambiente la última frase y la música vuelve a ser melancólica, la soprano aún replegada en el suelo comienza a llorar primero con la cabeza entre las piernas y después comienza a asotarse contra la pared.
El tenor se acerca una vez más a ella e intenta arrancarle la blusa, cosa que no consigue, aunque la levanta tanto que el corpiño queda a la vista del público.
Y dime ¿Qué le has dado?
¿Ha sido sólo el cuerpo
que en mis manos ya se ha muerto
o tu ser así engendrado?
Si ha sido sólo el cuerpo
la acción es disculpable
por que es inacusable
la entrega sin el eros
Mas dime amada mía
si ha sido tan gloriosa
la entrega de esa cosa
que es cada vez más fría
Y dime viborita
que muerdes mis entrañas
¿en dónde queda el norte
o el sur del sentimiento?
¿En dónde queda entonces
tu humilde servidor
que solo se consume
entre pasión y celos?
Intenta llevarla a la recámara pero ella se resiste, la música vuelve a hacer un cambio hacia el tono melancólico y triste de la soprano.
No ya no lo intentes
¿qué es lo que pretendes?
es quizás tomarme
para demostrarme
Lo que ahora piensas
siempre así comienzas
das pasión primero
luego con dinero
buscas humillarme
para demostrarme
que en tu mundo y ruta
soy como una puta
El tenor la toma entonces por los hombros viéndola con infinita furia contenida. El director apunta a la sección de metales y los cornos empiezan describir una melodía de caza que poco a poco comienza a transformarse en música que evoca al campo y a las flores. Los ojos de la soprano están desmesuradamente abiertos quizás por el miedo o quizás por el amor, la expresión del tenor comienza a dulcificarse un poco y todo hace notar que la música aviva sus recuerdos y murmura sin cantar "Te amo". En este momento la sección de cuerdas empieza a interpretar una tonada compuesta básicamente por los acordes Do M, Mi m y Sol M con la métrica de la frase "Te amo". Entra el canto del tenor.
Te amo... (muy pausado) Te amo...
Los recuerdos están
no lo puedo evitar
de saber te tus besos en mi
de sentirte mujer
siendo niña que ayer
aprendimos a amar
Te amo... Te amo...
como yo he de borrar
tu presencia que ayer
alumbraba mi ser
si contigo aprendí
a vivir y a querer
Cómo entonces tal vez
tú te olvidas de mi
cómo quieres que yo
me consiga olvidar
de tus besos tu amor
tu pureza que así
me entregaste también
Te amo... Te amo...
y se pudre mi piel
si contigo no está
si contigo se va
el color de sentir
La música es ahora inminentemente romántica y mientras sube de volumen, el tenor y la soprano comienzan un largísimo beso.
La música se mantiene en tono suave durante un tiempo y va disminuyendo de volumen, en este momento el director indica una pausa general, la orquesta permanece silenciosa y el beso continúa, la luces empiezan a bajar también hasta que todo queda en la obscuridad total, lo único que se distingue son las luces de las lamparillas que iluminan las partituras en los atriles de la orquesta, como una sombra se ve al director contando veinte tiempos pausados, al término de éstos hace una señal y un contrabajo comienza a ejecutar una sucesión punteada de síncopas de un tiempo en una sola cuerda con notas de Do dos octavas abajo del Do central. Después de cuatro compases de 4 tiempos entra una melodía de violoncelo en tonos agudos y contrapunteándose con el contrabajo, la melodía es de estructura contemporánea y parecida a la estructura del Rock and Roll, después entran sopranos y contraltos cantando en alemán (o cualquier lengua que no permita entender lo que dicen) en tonalidades muy agudas una obra coral de mucha fuerza parecida en cierta forma al "Oh Fortuna" de "Carmina Burana".
En este momento entran también las percusiones y el escenario se ilumina por medio de una luz estroboscópica que logra en primera instancia que parezca que todo ocurre en cámara lenta, y en segunda instancia disfraza un poco la desnudez de la soprano y la furia con que el tenor le hace el amor. Todo en el escenario describe un caos de pasión, hacen el amor en el suelo, en el sofá, debajo de la mesa de centro, sobre la mesa de centro, con la mesa de centro enmedio...... finalmente entran a la recámara, donde se pierde la visión de lo que pasa. La orquesta y coros mantienen un ritmo exageradamente violento en la música y el director parece acróbata apuntando hacia todos lados la batuta y llevando los tiempos más trascendentes a la orquesta. El final de esta sección es inesperado y se sincroniza con el fin de la luz de estrobo, en el momento exacto en que todo queda a obscuras y en silencio se oye un grito desgarrador de la soprano.
Otra vez en la obscuridad se empieza a oir un címbalo sincronizado con un bajo dando tonos rítmicos de un tiempo, sucesivamente a esto se escucha un acorde de contraltos con la sílaba ah, el ritmo en sí es bajo, contraltos, bajo, contraltos... Sale entonces a escena el tenor vestido únicamente con un pantalón de mezclilla, su pecho y sus manos están llenos de sangre y lleva un cuchillo en las manos. La música que, es lúgubre a más no poder, comienza a contrapuntear su canto.
Si supieras amada
qué bonito he sentido
desde ayer que he sabido
que le sirves de almohada
Si supieras tan solo
que mi sangre ha estallado
en mi pecho y quemado
mis entrañas y polos
Si supieras qué bello
es morirse por dentro
reventar desde el centro
y sangrar ya por ello
Si me vieras la sangre
floculada en las venas
pensarías que apenas
se hizo fuego en alambre
Si miraras a un hombre
desangrado en la calle
¿correrías al valle
del infierno sin nombre?
¿Qué le harías princesa
al plebeyo tirado
de su sangre bañado
y sin pies ni cabeza?
¿Sentirías acaso
que lo amas por muerto?
¿Buscarías un tuerto
para ver mi fracaso?
¿Tú qué harías doncella
con la muerte en la mano?
¿construirías arcanos
de barquito y botella?
¿Qué he de hacerle yo entonces
a tu cuerpo que ha muerto
sin pasar por mi puerto
ni brindarme más goces?
Muere entonces amada
bien amada traidora
con tu sed fundidora
y la vena cortada
Muere entonces por dentro
muere entonces por fuera
y quizás en la espera
volveremos al centro
La música comienza a disminuir de volumen y las luces van bajando poco a poco mientras el tenor lentamente baja la cabeza y deja caer el cuchillo en ademán de ya no tener fuerzas suficientas para sujetarlo. Es este el momento en que baja el telón y el director inicia su reverencia aunque en el auditorio no se escucha un solo aplauso. Lo único que se oyen son dos o tres ronquidos en el público.
Este cuento lleva visitas desde el 9 de Febrero de 1997