SI TE SALVAS...

Si te salvas no te quedes conmigo. ¡Que cosas se ven en este pinche país!, la crisis que tenemos y la colota que hay que hacer para comprar el chupe. Yo tengo que estar aquí por que mañana sábado no venden y no puedo recibir a mis clientes sin un trago, es bien sabido que en México (y no se si en todo el mundo) los negocios se resuelven delante de una botella. Al fin llego. - Una de a litro de añejo por favor. Puta, las seis de la tarde y yo sin que hacer.

Después de comprar el pomo me dispuse a ver si encontraba algún review de Clipper 5.0, según sabemos todos Nantucket la cagó gachamente al sacar al mercado un paquete con errores. En la librería no encontré ningún libro interesante, pero sí unas interesantísimas nalguitas, llevaba un libro de Benedetti, lentes de fondo de botella, jeans ajustados, blusa vaquera a cuadros, morena, bien formada, ojos verdes... ¿Ojos verdes? ¡ya pegó conmigo!. Tomé "Ciudades Desiertas" de José Agustín y corrí a la caja. - Si te salvas no te quedes conmigo - dije a su oído - no contestó, pagó su libro y salió, pagué mi libro y salí detrás de ella. - ¿Vives por aquí? - dije exhibiendo la mejor de mis sonrisas.

- No - y prosiguió su paso.

- Tú no eres de aquí ¿Verdad?

- ¿Cómo te diste cuenta? - preguntó y ahora si se detuvo.

- La gente de aquí no acostumbra leer literatura de vanguardia y menos si tiene tendencias rojas como la de Benedetti, además, tu piel no tiene todavía los estragos del sol de esta bendita tierra, y por último, vienes a comprar un libro de cuentos en viernes, lo cual quiere decir que no tienes todavía amigos con quién salir. - (Qué suerte que yo ya había leido "Montevideanos").

- Para ser un vendedor de computadoras, digo traes una lista de precios ¿No?, no eres mal detective.

Sonreí con ella.

- ¿No te parece más entretenido tomar un café con un desconocido vendedor que leer toda la tarde sola?.

Le pareció buena idea y fuimos al café, Laura, según me dijo que se llamaba, era una chica extremadamente culta, era de Campeche y acababa de llegar para estudiar ingeniería electrónica. Vivía sola y estaba buscando trabajo, era buena pensadora, pero pésima discutidora, en el momento en que uno tocaba un tema del que no supiera mucho, o cambiaba inmediatamente o ponía un argumento aplastante para que no quedara puerta abierta a discusión. Me pasé una tarde muy agradable con ella, como las diez de la noche la dejé en su casa y quedamos de vernos el domingo.

Al día siguiente me topé con que mis clientes no tomaban, "mamaban" de una manera impresionante, todavía en juicio alcanzamos a cerrar el negocio y después seguimos bebiendo, como era lógico, el mísero pomito de Bacardí no rindió, así que tuve que sacar mis reservas de Palmas y después uno de Corsario. Yo ya me sentía pedo y estos tipos no tenían para cuando, como ya nos habíamos tomado hasta las lociones que había en mi casa, decidimos ir a un bar, pensé en un lugar a la altura y los llevé a "La Güajolota", misma que más que otra cosa era una cantinucha de lo peor. Como supuse, los clientes se sintieron como en casa, ahí nos chupamos otros tres pomos, después de eso sólo recuerdo que desperté en mi cama con una cruda fenomenal, me tomé una cerveza para alivianar y después me fui por un caldo de Jaiba y otras dos cervezas, con esto quedé bien, aunque todavía un poco aletargado (o apendejado que es lo mismo).

A las cinco fui por Laura, salió hecha una monada con una blusa vaquera (después me enteré que eran sus favoritas) y una minifalda de mezclilla.

- Hola, ¿No habíamos quedado a las cuatro y media?

- Quise darte tiempo a para que te arreglaras bien, pero de todos modos mil disculpas.

- Oye, has estado tomando ¿Verdad?.

El maldito tufo de la cerveza es delatador, así que tuve que narrarle la historia completa.

- Pobre de ti, ¿Así que tuviste que embriagarte con dos jarochos para cerrar un negocio?.

Era encantadora cuando usaba su tono irónico de hablar, me apené un poco con ella y al fin le propuse ir al cine. La película fué bastante aburrida, así que tuvimos tiempo de platicar. Una vez en su casa me invitó a pasar, era un departamento pequeño, un sofá en la estancia, una mesa tipo desayunador y unas sombrillas chinas colgando en las paredes.

- ¿No te hará daño si te invito algo de tomar sin alcohol?

Definitivamente encantador su tono irónico.

- Te agradecería un café, ¿Tocas la guitarra?, digo, tienes una.

- Un poco.

En lo que ella preparaba el café me entretuve tocando "Smoke on The Watter", luego toqué algunas otras rolas rocanrolleras y pensé que había logrado impresionarla. Le pedí que tocara ella, y me dio toda una cátedra de cómo se toca bien la guitarra. Cuando dejó de tocar la miré fijamente a los ojos.

- Pocas veces he oído a alguien tocar tan bien - le dije y me acerqué un poco más, cuando intenté besarla se paró como movida por un resorte.

- Ya está el café, voy por el.

Me quedé sentado sintiéndome estúpido por precipitarme tanto.

- Oye, ya es un poco tarde para que te vayas ¿Por qué no te quedas a dormir aquí?.

Después de todo quizás no me había precipitado tanto, pero había que ser cauteloso, seguimos charlando un rato y entramos en mucha más confianza.

- Oye Roberto, ¿Siempre ocultas tu persona haciendo que el otro hable de sí mismo o sólo lo haces conmigo?

- ¿Qué te gustaría saber de mí?, en realidad soy un tipo bastante simple. No me gusta que me digan Beto, el café lo prefiero sin azúcar y opino que la mejor manera de vivir es improvisando.

- Y, ¿No tienes pasado?, ¿en tu vida no hay una historia?.

- Mira, el pasado es algo que no existe, y no te hagas la idea romántica de que hubo una gran tragedia en mi vida ni nada de eso, mi historia es tan aburrida que lo más sencillo es decir que nací por una bromita de Dios, he vivido intentando comprender a la sociedad y actualmente vendo computadoras.

- Me gusta tu estilo de esconder tu vida, eres médico o algo así ¿verdad?.

- ¿Por qué?

- Tu manera de hablar es culta, a veces, casi nunca hablas de cosas personales tuyas, tus manos son finas y en tu coche vi un libro de ingeniería bio-médica.

- Bueno, estudié hasta el octavo semestre de ingeniería en Biología.

- Y, ¿Por qué no terminaste?

- Por muchas causas, primero, no tenía tiempo para trabajar y estudiar, y luego por que no quería que la esencia de lo que soy estuviera en un papel, ¿entiendes?, no quería que la gente me dijera ingeniero sólo por que tengo un papel que dice que lo soy, no quería que se evaluara lo que se o lo que no se por que tengo mi nombre en un mugroso papel, en sí, detesto todo tipo de contratos o trámites para evaluar tu existencia, como que si alguien que no tuviera acta de nacimiento legal no hubiera nacido, o como que dos que se aman y no están casados no tienen sentimientos el uno hacia el otro, o no sé, como que la sociedad te juzga siempre por la cantidad de papeles que tienes, aún que de perdida sea papel moneda, en fin, me siento un poco más libre si no tengo que portarme a la altura de mi preparación.

- ¿Te libera el hecho de no tener nada que te acredite como una persona preparada?

- En cierta forma si, ni siquiera pido chamba por que nadie me la daría con un buen sueldo, es más, por ejemplo con los jarochos de ayer, si me hubiera ido a chupar con ellos siendo ingeniero, ya medio pedones no hubieran dejado de llamarme "Inge", ni de decirle a todos los demás en la cantinucha: - Mira, este cuate así, como lo vez de a toda madre, es Ingeniero. Lo cual provocaría que los demás me vieran no se si con admiración o con resentimiento, pero me verían como alguien distinto a ellos. Eso lo se por que cuando estaba estudiando como en séptimo semestre empecé a poner en mis tarjetas: "Ing. Roberto La Madrid", e inmediatamente empecé a sentir como que los que me conocían decían": ¡Que mamón!, todavía no acabas, y los que no me conocían: Ten cuidado, este tipo es ingeniero y se las sabe de todas todas en los números. En fin, empecé a sentirme menos como ser humano y más como ingeniero, qué raro ¿No?.

En ese punto creo que toqué algo sensible dentro de sus principios, por que ella creía mucho en los papeles y esas cosas, yo intenté explicarle que esos eran conceptos sociales que nos metían desde muy chicos y por eso ahora nos los creíamos todos, en fin discutimos en buen plan un buen rato. Como nos dimos cuenta que ambos éramos personas de firmes conceptos decidimos dejar el tema por la paz y ponernos a cantar con la guitarra. La chava me cantó unas canciones que ella había compuesto, y estaban padres, en si, delataban que todo el recubrimiento burgués y socializado que ella misma se ponía no eran más que eso: Un recubrimiento. Ya era de madrugada cuando le comenté que a mi me encantaba ver el amanecer, y una serie de cursilerías que luego le entran a uno a esas horas.

En determinado momento ambos sentimos sueño, yo hice ademán de retirarme, pero ella no lo permitió y me mostró una pequeña cama al lado de la cocina, me dijo que ahí podía dormir y ella en su recámara (lástima), de repente, antes de irse a su recámara me dijo:

- Voy a dejar la puerta de mi cuarto abierta por si se te ofrece algo en la noche... un vaso de agua o algo así.

Ese comentario me dejó sin dormir gran parte de lo que quedaba de la noche, ¿a qué se refería con "si se te ofrece algo"?, rumié en mi cerebro mil opciones. "Si se te ofrece cojer, la puerta de mi cuarto está abierta". "Si se te ofrece un vaso de agua o algo así", nada más, ¿crees que si te brindo la hospitalidad de mi casa me puedes tomar por una ramera?. En fin no supe que pensar de la situación y estuve como dos horas despierto. Sentía que la deseaba, pero era una chica sin prejuicios que me invitaba a mí, humilde desconocido, a pasar la noche en su casa, no sabía si era un abuso a su hospitalidad el querer hacerle el amor... en fin, mi mente era toda una confusión sobre qué hacer, como a las cuatro de la mañana me levanté y fui a su cuarto, estaba profundamente dormida, sin la menor desconfianza hacia mí, me acerqué a ella y la besé, respondió a mi beso todavía dormida, cuando despertó me preguntó qué hacía yo ahí, me sentí como un estúpido abusivo ante la situación, ella brindándome su hospitalidad y yo besándola cuando no podía defenderse, me regresé a mi cama y me quedé profundamente dormido.

- Despierta Roberto, ¿No te gusta ver el amanecer?.

- mm... Sí.

Eran como cuarto para las seis cuando me despertó, me llevó quince minutos el poder levantarme e ir a la sala. Ella no estaba ahí, no supe que hacer y me puse a escribir idioteces sobre el beso de hacía apenas dos horas. Cuando ella salió de su cuarto le di lo que había escrito, cuando terminó de leerlo dijo:

- ¿Así que no fué un sueño?.

- No.

- ¿Por qué no viste el amanecer desde mi cuarto? -

No supe qué responder y emprendí la graciosa retirada poniendo el pretexto de que era lunes y tenía que trabajar, recordé esa parte de una canción de José José que dice: "Casaste al aprendiz de seductor". Camino al trabajo casualmente me encontré a Arturo Cuanalo que venía bien crudo y todavía medio pedo.

- Oye Cabrón, que suerte encontrarte, ¿vas para la oficina? - me dijo

- Si, no mames tenemos que cerrar una venta hoy, y necesito que me surtas unos equipos.

- Mira, voy como a las doce, nada más voy a dormir un rato para que se me baje y te alcanzo allá, diles que ando medio agripado o algo así para que no me caguen, como cuates, ¿No?.

Fui a ver a mis clientes y quedé de cerrar el trato con ellos en cuanto tuviera los equipos, después me fui a la oficina y esperé a Cuanalo como hasta las dos, para estas alturas yo ya estaba que mentaba madres por que era un buen monto lo que me iba a llevar de comisión por esa venta, y la lana no abundaba en ese entonces por mis bolsillos. En fin, Cuanalo nunca llegó y los clientes se encabronaron y el negocio se fué a la chingada. Con todos estos pedos ni tiempo me había dado de pensar en Laura. Como ya no tenía nada que hacer en la tarde decidí ir a visitarla a su casa, no sabía que actitud tomar después de lo ocurrido la noche anterior, no sabía si lo del beso había sido una estupidez precipitada, o una actitud que ella esperaba, en fin, decidí llegar como quien no sabe nada.

Llegué a su casa, y me recibió muy amable, resulta que tenía que resolver un problema de química y no tenía ni la menor idea de cómo, algo sabía yo de la materia y le ayudé, no sin dejar de preguntarme por qué carajos llevaban química en Ingeniería electrónica. En lo que resolvíamos el problema nos dieron las doce de la noche, y, como el día anterior, me dijo que era muy tarde y etc. otra vez me quedé a dormir ahí. Nos pusimos a platicar y me contó gran parte de su vida, resulta que su papá era un político o algo así en Campeche y la había mandado a estudiar a una buena escuela pagándole casa y todo, yo le conté gran parte de mi escasamente interesante vida, a ratos reíamos y a ratos meditábamos, me contó que en Campeche los chavos la seguían mucho y que con varios "tuvo que ver", por ese "tuve que ver" deduje que se había acostado con ellos, y no sé por qué pero me agradó más al saber que era una chava deshinibida y sin complejos. De repente vimos una luz azul que se reflejaba por la ventana de la cocina. No nos explicamos de momento lo que sería, al fin nos dimos cuenta de que ya eran las seis de la mañana y estaba amaneciendo. El tiempo había pasado sin darnos cuenta en la amena plática que habíamos tenido. Como ya era de día decidí irme a mi casa para bañarme e irme a trabajar.

Todo el día anduve medio apendejado por las dos desveladas y sobre todo pensando en lo agradable que era esta niña, que a pesar de ser rica, era inteligente y sensible, no como las otras niñas presumidas y salvajes que había conocido, se me ocurrió que sería de poca madre un acostón con ella por que además estaba muy buena. En fin, pensé en ella todo el día, en la noche casi tuve que forrar de "kotex" mi cama para caer como regla. Me desperté ya bien tarde al otro día, una de las ventajas de ser vendedor por cuenta propia es que no hay que checar tarjeta y se puede llegar a trabajar a la hora que sea. Fué hasta el viernes que volví a visitar a Laura.

- Hola Roberto, al fin apareces.

- Hola, no tienes idea de cómo me complicó la vida la última desvelada, tuve una de cosas que hacer... pero todo este fin de semana me queda libre.

- Oye, se me ocurrió comprar una botella de tequila y tomármela contigo, ¿qué te parece?.

- En principio me parece perverso, pero he de advertirte que el tequila tiene efectos mortíferos en mi, es más la última vez que lo tomé fué con un canadiense que estaba necio con tomar lo que se toma en México, como al cuarto tequila, (caballito, no vayas a creer que botella) ya estaba yo hablando inglés, y como a media botella me llevaron cargando a dormir al coche, así que estás advertida.

- Bueno, pero siempre eres decente ¿verdad?.

Ahí estaba lo desconcertante con esta chava, proponía algo a todas vistas indecoroso, pero se protegía indirectamente de un ataque sexual. Decidimos pues tomarnos la susodicha botella, descubrí que tenía un compac de "Eye in the Sky" y lo puse como cincuenta veces. Cuando íbamos como a la mitad del pomo yo ya me sentía bien mareado y ella se veía enterita, hice todo mi mejor esfuerzo psicológico para mantenerme en juicio y no hacer el espantoso papel de que ella me cuidara, de repente ella se paró y me dijo:

- Scuse me, do you want to hear another time eye in the sky?.

- Pero como Laura, ¿ya estás hablando en inglés?.

- Of course I am, Da you think you are the only one who can?

- No, pero pensé que estabas aguantando más que yo por que la verdad ya me siento bien mal.

Se rió sin motivo y puso por enésima vez "eye in the sky", para estas alturas ya yo la veía preciosa, como un ángel etéreo que estaba chupando conmigo, para cuando nos acabamos el pomo, estábamos los dos "hasta atrás" y ayudándonos mutuamente a caminar.

- Oye, ¿ssabes que eres el tipo más bbriago que he conocido en mi vida?.

- ¿Y tú sabes que eres la niña más desconcertante que he conocido?

- Si te Salvas no te quedes conmigo.

Acto seguido me besó apasionadamente, su boca me supo a algo así como lápiz labial finísimo mezclado con tequila, algo sumamente agradable, le empecé a responder y sentí que se excitaba, cuando empecé a bajar mis manos y a llevarla hacia el sofá brincó y se separó de mí, no se por qué pero en ese momento la vi totalmente en juicio diciéndome:

- Disculpa Roberto, me gustas mucho, pero como amigo, eres muy guapo, pero no de mi tipo y no quiero que pienses que soy una golfa que se toma unos tragos y se acuesta contigo.

Prendí un cigarro y me quedé bien sacado de onda un rato oyendo "eye in the sky". Ella se quedó parada un rato frente a mí, y después se echó a llorar desconsoladamente.

- ¿Sabes?, tuve un novio en Campeche, y ya nos íbamos a casar y todo, pero el quería probar mi amor, quería saber si de verdad lo amaba y tuvimos relaciones, aunque no lo creas fué mi primera vez, después de un tiempo él se esfumó, me dejó así con toda la gente viéndome con compasión unos y otros quizás pensando que me acostaba con él nomás por que sí o vete tú a saber, fué por eso principalmente por lo que vine a estudiar aquí, para huir de todos ellos, para salvarme.

- Y todos los otros chavos con los que me contaste que "tuviste que ver"

- Me refería a que fueron mis novios, no a que me acosté con ellos, ¿qué te crees?, y fueron antes de "el diablo".

- Curiosa manera de llamarlo, ¿quieres bailar?.

Estuvimos bailando abrazados en silencio como una hora, después me senté en el sofá y ella al lado de mí descansó su cabeza en mis piernas, mientras acariciaba su cabello me puse a pensar en "el diablo", ¿cómo sería el tipo?, seguramente otro niño rico y sin cerebro que tenía que recurrir a trucos tan baratos para acostarse con una mujer, seguro ahorita estaba en Campeche o por ahí diciéndole mentiras a otra ingenua jovencita so pretexto de que no fuera a ser que no fuera virgen algo así, no se por qué pero empecé a odiar "al diablo", es más, casi podía ver su cínico rostro reclamando a gritos una madriza de mi parte, en esto pensaba cuando quise besar de nuevo a Laura, estaba profundamente dormida, y me inspiró tanta ternura ver que después de perder su preciada virginidad con un tipejo, ahora buscaba consuelo en alguien que ella pensaba que valía un poco más, claro que yo también tengo mi historia, pero nunca engañando a nadie, como no sea a mis clientes, Laura empezó a motivarme algo muy especial, yo nunca había tenido amigas, cada que empezaba a tener una relación con alguien, necesariamente tenía que rematarlo en algo sexual, yo creo que es por el cassette que le meten a uno desde chiquito de que mientras más mujeres tengas eres más chingón, o no se, pero a mi me parece demasiado estúpido pensar así, está bien llevar una vida sexual que te satisfaga, pero para eso no tienes que andar prometiéndoles a las virgencitas que te vas a casar con ellas, hay suficientes chavas de onda como para que no tengas necesidad ni de pagar por sexo ni de hacer ese tipo de marranadas de seducir con mentiras. Definitivamente - pensé - si llego a conocer "al Diablo" le voy a partir su madre. Laura, entonces significó para mí una mujer que quería ser mi amiga, nada más, una amistad sin necesidad de sexo, una bonita amistad de yo contarle mis problemas y ella a mí, en fin, que maravilla poder contar con una amiga con la que no te tienes que comprometer de ninguna manera, y no se encele si le cuentas que se la estuviste metiendo a tal o cual vieja, y además, ya me había nacido un cariño muy tierno y muy especial por ella, como ese cariño tan especial que se le tiene a la hermanita de cuatro años que llega llorando a contarte que un infeliz le pegó en el kinder. Pensando en esto me quedé profundamente dormido.

- Ya está el desayuno - oí que una voz distante susurraba a mi oído.

- mmhh, si ya voy.

Estaba en la misma posición como me quedé dormido en el sofá, hasta ahí me llegó el olor de unos chilaquiles bien picosos que Laura había preparado.

- ¿Cómo dormiste amorcito? - le dije

- Pues después de estar bailando un rato no me acuerdo de nada, y no me digas amorcito.

Me entro la idea de molestarla un rato, y puse en mi cara la sonrisa más picaresca que me salió.

- Después de lo de anoche... digo, te ponías como loca cada que te lo decía y pedías mas.

- Ah, ¿si? ¿y después de hacerme el amor me volviste a vestir y me acomodaste en tus piernas en el sofá?.

- No se puede contigo, ¿no puedes dejar ni por un momento tu complejo de detective?.

- Me preocupa lo que pase, por cierto, te agradezco que me respetaras en ese estado, te prometo que no vuelvo a ponerme así.

- No por mi no te preocupes, si te pones bien cariñosa. Por cierto, ¿que hubieras hecho si hubieras amanecido en tu cama desnuda y conmigo al lado?.

- No lo sé, pero mejor ni pensarlo, ¿sabes?, por eso me gustas más, eres un chavo que sabe tomar las cosas como son, y sobre todo, eres mi amigo por mí y no por mi cuerpo.

- Para serte franco, al principio me acerqué a ti precisamente por eso, pero después, y especialmente anoche, me empezaste a interesar de otra manera, como que ambos necesitamos amigos, y tú me pareces la persona ideal para ello.

- Tú también a mí.

Ese día decidimos irnos al campo, escalamos un montecillo que estaba por ahí, ella se resbalaba a cada rato y cada que le ofrecía mi ayuda la rechazaba argüyendo que ella podía sola. Está bien macho - le decía yo y proseguíamos nuestro camino entre risas y charlas en inglés y en español a ratos. Me dijo que había aprendido inglés cuando vivió un año en Inglaterra y yo le dije que yo lo había aprendido oyendo rock and roll. Ese fin de semana lo pasamos a toda madre en el día salíamos y la noche la pasábamos en su casa, hasta estuve pensando irme a vivir con ella, después de todo cocinaba muy bien, me atendía a cuerpo de rey, y no teníamos compromisos. Deseché la idea por que ella era una universitaria y esto me permitía imaginar claramente los pensamientos de sus "cultos" compañeros al saber que vivía con un tipo, y ella venía huyendo precisamente de eso.

La siguiente semana pasé a recojerla todos los días a la escuela, vi que muchos de sus compañeros me miraban como pensando: Chin, ya tiene novio. Esta idea Laura no se las quitó, según me dijo, por que así evitaba que se le acercaran la bola de lagartones con la única intención de cojer con ella. Así pasó una de las semanas más felices de mi vida, cada día encontrábamos algo nuevo el uno en el otro, es más, creo que empecé a enamorarme de ella sin darme cuenta, todo era perfecto hasta que el cassette integrado en mí desde mi infancia empezó a traicionarme, cada día sentía más la necesidad de hacer el amor con ella. Empecé entonces a hablarle de los sentimientos que me inspiraba, a decirle que esa amistad tan padre estaba degenerando en amor. Ese Viernes decidimos quedarnos a ver una película en su casa, nos sentamos juntos en el sofá como ya era costumbre, terminando la película la abracé y le dí un beso en la mejilla, ella me miró un poco desconcertada.

- ¿Por qué hiciste eso?.

Tomé sus manos.

- Por que te deseo, ahora me inspiras más como mujer que como amiga, ya no es lo mismo que cuando te conocí, me eres mucho mas deseable como un intelecto afín que simplemente como una amiga, estoy cebado desde aquella noche que te besé todavía con una intención y un sentimiento mucho más vagos de los que ahora tengo.

La volví a besar, pero ahora en la boca, al principio no supo qué hacer, pero luego me respondió con una pasión casi enfermiza que me hizo pensar que era como si ella me dijera: ¿quieres eso?, pues ahora lo tienes, ¿que te parece?. Me dió miedo hasta cierto punto, por que me besaba de una manera tan pasional que pareciera que quería asfixiarme, o arrancarme la lengua succionándola con su boca, eso terminó por excitarme y ponerme como loco con ella, todo lo que sentía desde la boca del estómago hasta el cuello lo dejé salir y me torné en una bestia salvaje y desaforada que pedía a gritos tener sexo. Nuestras ropas cayeron violentamente al suelo y besé sus senos repetidas veces, después su ombligo, sus muslos, su sexo... ella me jalaba los cabellos y me besaba, después la penetré casi con furia y ella gimió, cuando tuve la primera eyaculación seguí haciéndole el amor a pesar de la horrible sensación que esto me provocaba en el pene, y ella tuvo un orgasmo, y otro, y otro... llegó el momento en que ya no podíamos más, en que el cuerpo ya reclamaba descanso, pero el deseo que teníamos era más fuerte. Cuando al fin quedé casi inmóvil sobre de ella recordé las palabras que mi consejero de secundaria me dijo alguna vez: "Para saber si de verdad estás enamorado de un vieja, cójetela, hasta que ya no puedas más, cuando la verga ya no se te pare por más que lo intentes, cuando ya estés harto, entonces ella te va a preguntar: ¿Me quiereees?, si el sí que le digas (por que a huevo le tienes que decir que si) te sale de corazón, si de verdad tus entrañas dicen Sí. Entonces, Roberto, estás enamorado de ella."

 

 

Laura sonreía satisfecha y me acariciaba la espalda, yo esperaba con ansias el momento de que me preguntara: ¿Me quieres?. Para responderle ¡Sí!, te quiero, te adoro, y cuanta cursilería se me ocurriera, por que de verdad mis entrañas gritaban: Sí. Pero ella no lo preguntó, en vez de eso me salió con un "eres maravilloso mi amor", y ahora, ¿Cómo carajos le digo que la quiero consejero?, mi consejero me dijo al oído: "bésala Güey", la besé. Desde ahí vino un periodo de amor, pero en serio, amor. Fornicábamos como conejos cada que nos veíamos, leíamos a Benedetti juntos, veíamos películas, ya no nos emborrachábamos por que ella no tomaba, salvo aquella vez, y yo, como me había vuelto niño bueno, tampoco.

Así, mis sentimientos por Laura empezaron a cambiar, ya no era mi hermanita de cuatro años, sino mi novia, aun que nunca hubo una declaración formal. Me inspiraba ahora algo mucho más somático que emocional, sentía que mis manos extrañaban su cuerpo cada que no estábamos juntos, sentía que la necesitaba para poder respirar, vamos, hasta pensé en casarme con ella, pero deseché esta maniaca idea por que ya no me inspiraba ternura, es más, creo que si me encontraba "al diablo" en ese momento le estrecharía la mano y le agradecería el haberme dado la oportunidad de conocer a Laura. Fué así como dejé de verla un poco menos como amiga, y un poco más como amante. Al cabo de un tiempo ya no la veía más como amiga y si como amante. Esto acabó por desquiciar totalmente mis sentimientos, quería verla y platicar con ella como antes, pero el cuerpo me lo impedía, y cuando terminábamos de hacer el amor estábamos demasiado cansados como para platicar. Ahora cuando iba por ella a la universidad la saludaba besándola en la boca, como para demostrarles a sus compañeros que era mi novia, y que si alguien quería con ella se las tendría que ver conmigo.

Era un sábado y yo estaba acostado viendo la televisión cuando ella me propuso que saliéramos al campo o a algún lado, yo le dije que estaba muy cansado y nos quedamos ahí todo el día, así empecé a verla menos seguido por que estaba muy ocupado con mi trabajo, y cuando la veía tenía exactamente el tiempo justo para hacerle el amor y retirarme, llegamos así al punto de la curva sinoidal en que empieza todo a bajar después de haber llegado a la cima.

El domingo pasado, Laura fué a verme a mi casa, se me hizo rarísimo por que jamás lo había hecho.

- Hola, ya que toda la semana no me fuiste a ver decidí hacerlo yo.

- Pasa, ¿quieres un café o algo?.

- Compré una antología poética de Mario Benedetti.

- Es muy buena, ¿leiste el Padre Nuestro Latinoamericano?, buenísima.

- No, pero leí "No te Salves".

- Ah, también es muy buena, inclusive "Mexicanto" ya la sacó en un disco.

 

 

 

 

 

 

- Si, y termina diciendo "Si te salvas no te quedes conmigo", ¿por qué Roberto?, por que nunca me dijiste que esa frase no era tuya, no, no me digas nada, ya sé que nunca hablamos de eso, pero yo pensaba que tú eras algo así como un ser mágico que había adivinado lo que me pasaba cuando nos conocimos, que habías tenido toda la claridad del mundo para describir el momento por el que yo pasaba, en fin, que eras una especie de filósofo ignorado por el mundo. Y ahora resulta que lo dijiste sólo por que me viste comprando un libro de Benedetti y era un vil y vulgar pretexto para hacerme la plática. Créeme que si me hubiera enterado antes no me hubiera afectado tanto, por que antes te amaba como loca y al ritmo que tú quisieras, pero ahora, te he conocido tan diferente, tan distante, tan ordinario; que lo único que me mantenía contigo era eso de pensarte mágico, de pensar que en cualquier momento cambiarías y volverías a ser tan maravilloso como al principio, pero ahora me doy cuenta de que no hay magia en ti. Eres un tipo inteligente y sincero, hasta cierto punto sensible, pero no eres mágico. A veces pienso que eres peor que "el diablo", por que él mentía siempre y esa era su manera de seducir, pero tú no, tú siempre dices la verdad y esa es una forma mucho peor para engañar, te concretas a ocultar las cosas no convenientes de decir, y por eso piensas que no mientes, fué una mentira que nunca me dijeras de "No te salves", quizás ya te habías dado cuenta de lo que significaba para mí y por eso me lo ocultaste, con esto lograste no mentirme. Ya sé que ahora me vas a dar todo un elocuente y bien elaborado discurso para convencerme de que esta es una estupidez, pero no quiero oirlo, no quiero oir una más de tus palabras ni sentir una más de tus caricias. Te agradezco todos los buenos momentos que pasé contigo, pero no me pidas que me quede, quiero salvarme y no quedarme contigo.

Después se fué, y su discurso estuvo tan bien que no supe qué decir o qué hacer. Todo el día estuve pensando en lo que me dijo, quizás no era tanto el hecho de la frase, si no el de cómo llevábamos nuestra relación, hasta entonces me dí cuenta de que ya solamente la veía para cojer, y que aquel sábado por ejemplo, ella se sentía encerrada y con ganas de salir, tenía tiempo que no íbamos al cine o al campo o a cualquier parte, nos concretábamos a encerrarnos y hacer el amor, definitivamente le hacía falta un cambio a nuestra relación, y decidí entonces hacerlo, volver a ser amigos, volver a salir juntos, sería ahora mucho mejor por que ya nos conocíamos como amantes y nos entendíamos muy bien, si, eso era lo que estaba mal, no habíamos sabido conjuntar los papeles, hicimos a un lado el ser amigos cuando nos hicimos amantes. El Lunes en la mañana me esmeré en arreglarme lo más que pude, le compré unas flores y me dispuse a proponerle irnos a México ese día, para que conociera Chapultepec, y la zona rosa, y el paseo de la reforma, y en fin, la ciudad completa si ella quería, le iba a jurar que nunca más nos encerraríamos, que saldríamos aunque fuera a comprar cigarros a la esquina, es más, incluso pensé proponerle que nos casáramos.

Llegué a su casa a las siete de la mañana para evitar que fuera a clases y lograr que nos fuéramos juntos de pinta. Toqué el timbre como desesperado sintiéndo que toda la ternura que me inspiraba había renacido, que ahora si podría ser mi hermanita de cuatro años, bueno, je, de veintidós, llevaba diez minutos tocando cuando salió la portera.

- La señorita Laura pagó el departamento ayer joven, y dijo que lo podíamos rentar por que ella ya no regresaba.

Entonces fui a buscarla a la Universidad a ver si alguno de sus compañeros sabía de ella, no había llegado a clases y nadie sabía, busqué por toda la ciudad a ver si la encontraba. Al fin desesperado regresé a su casa, no era posible que se hubiera llevado todo. La portera me dejó entrar, las sombrillas estaban todavía en su lugar, en el desayunador encontré una nota con mi nombre decía:

"Roberto:

Te he esperado todo el día y no viniste, me voy a donde pueda olvidarme de ti, no te molestes en buscarme por que todavía ni yo se a dónde me voy a ir.

Siempre Tuya:

Laura"

Efectivamente no tenía caso buscarla por que su papá tenía todo el dinero del mundo como para que ella le dijera: "Papi, quiero irme a Escocia un mes y otro mes a Egipto y otro mes a...... , ¡ah!, por cierto, por ningún motivo le digas a un chavo que se llama Roberto dónde estoy ¿Eh?. La perdí por no haber ido un día antes, por no tener la suficiente agilidad mental para darme cuenta de las cosas a tiempo, por no haber corrido a su lado inmediatamente, en fin, la perdí por pendejo. Esta vez fue Benedetti mismo quien me dijo al oído: Qué salvadota se dió al no quedarse contigo ¿Verdad?.

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