Si uno empieza por permitirse un asesinato pronto no le dará importancia a robar, del robo pasa a la bebida y a la inobservancia del día del Señor, y se acaba por faltar a la buena educación y por dejar las cosas para el día siguiente. Una vez que empieza uno a deslizarse cuesta abajo ya no sabe dónde podrá detenerse. La ruina de muchos comenzó con un pequeño asesinato al que no dieron ninguna importancia en su momento.
Thomas de Quincey
Para una psicología generosa.
Se ayuda más a un ser dándole una imagen favorable
de sí mismo que enfrentándolo sin cesar con sus
defectos. Normalmente, todo ser se esfuerza por
parecerse a su mejor imagen. Puede extenderse a la
pedagogía, la historia, la filosofía, la política.
Por ejemplo, somos el resultado de veinte
siglos de imaginería cristiana. Desde hace
2.000 años se presenta al hombre una imagen humillada
de sí mismo. El resultado está a la vista.
En todo caso, ¿ quién podría decir lo que
seríamos si hubiera perseverado en estos veinte
siglos el antiguo ideal clásico, con su bella
figura humana ?
Albert Camus
Como tantos señores de su época, mi padre era anarquista individualista, a la pacífica manera de Spencer. Durante un largo veraneo en el Paso del Molino, en Montevideo, ciudad que quería mucho, me dijo que me fijara bien en las banderas, en los escudos, en los cuarteles, en las iglesias, en las carnicerías y en las sotanas, para poder contar a mis hijos que yo había visto esas cosas raras, que no tardarían en desaparecer de la faz de la tierra. No sin melancolía compruebo ahora que la profecía era prematura.
Jorge Luis Borges
Uno de los deleites peculiares del envejecer y que está fuera del alcance de la juventud es el de no ir. Cuando somos jóvenes, el no ir es casi una agonía. Sentimos que nos dejan fuera de la vida, que toda la procesión maravillosa está pasando, probablemente para siempre, mientras estamos llorando o reconcomiéndonos detrás de las rejas. No tener una invitación -para el baile, la fiesta, el partido, el picnic, la excursión, el grupo que va de vacaciones- es quedar disminuido, tal vez a la altura de un enano, quizá durante años enteros. Tener una invitación y no poder ir ... ¡oh, despecho maldito! Así nos atormentamos en el abril de nuestro tiempo. Ahora, en los comienzos de mi noviembre, no sólo no me importa la higa más podrida recibir o no una invitación, sino que después de haber aceptado la invitación distraídamente, puedo encontrar deleite en saber que no voy. He llegado a esto por dos etapas. En la primera, después de años de ilusión, acabé por convencerme de que no yendo, no perdía nada. Ahora, en la etapa segunda, y espero que última, me quedo a un lado y ya ni siquiera me preocupo de si pierdo o dejo de perder algo. Pero ¿es que ya soy incapaz de divertirme? Al contrario; no yendo, eso es precisamente lo que intento hacer.
J. B. Priestley
Cuando Pirrón dialogaba con alguien, si su interlocutor se iba, continuaba hablando como si no hubiese pasado nada. Sueño con esta fuerza, de indiferencia, con esta disciplina del desprecio, con una impaciencia de trastornado.
E. M. Cioran
Blasfemar, para esos tipos a la antigua que no están totalmente convencidos de que Dios no exista, pero, a pesar de dárseles un ardite de él, lo sienten de vez en cuando entre la carne y la piel, es una magnífica actividad. Sobreviene un ataque de asma y el hombre empieza a blasfemar con rabia y tenacidad: con la concreta intención de ofender a ese posible Dios. Piensa que, después de todo, si existe, cada blasfemia es un martillazo en los clavos de la cruz y un disgusto que le da. Después Dios se vengará -es su sistema-, alborotará, enviará otras desgracias, lo mandará al infierno, pero, aunque ponga al mundo patas arriba, nadie le quitará el disgusto experimentado, el martillazo sufrido. ¡Nadie! Es un buen consuelo. Y con seguridad revela que a fin de cuentas este Dios no ha pensado en todo. Imaginaos: es el dueño absoluto, el tirano, el todo; el hombre es una mierda, una nada, y sin embargo, el hombre tiene esa posibilidad de irritarlo y descontentarlo y echarle a perder un instante de su beatífica existencia. Este es, en verdad, el mejor testimonio que podamos dar de nuestra dignidad. ¿ Cómo Baudelaire no hizo una poesía sobre el tema ?
Cesare Pavese
Para muchos norteamericanos la libertad no pasa de ser un simple "slogan" que les autoriza a despreciar, odiar o incluso matar a cualquier extranjero que se supone disfruta de menos libertad que ellos. En las raras ocasiones en las que se encuentran con alguien que se siente libre, que actúa libremente y que se toma su propia libertad en serio, lo más probable es que reaccionen con temor o ira: " ¿Quién es usted, una especie de loco? ". Pues, desgraciadamente, el individuo que carece de auténtica libertad, o cree que no la tiene, no piensa en cómo alcanzarla, sino sólo en cómo arrebatársela a los que disfrutan de ella.
John Holt
En los siglos pasados los motivos principales
de los viajeros fueron los negocios y los estudios. Los
europeos vinieron a hacer negocios y los americanos fueron
a estudiar. Así vino Colón y así fueron nuestros prohombres.
Todavía siguen viniendo hombres de negocios a hacerse la
América y siguen yendo emprendedores becarios a estudiar
cómo hacen los europeos para hacerse la América. (Y muchas
veces consiguen imitarlos muy bien).
Sin embargo, la mayoría de los viajeros que actualmente
llegan a Europa son turistas. Es más, muchos de los becarios
y funcionarios que viajan son verdaderos turistas. Sucede
que el turismo se convirtió desde hace un tiempo en un
elemento más de la sociedad de consumo. Estadísticamente
podríamos ubicar el viaje a Europa luego de la heladera
con freezer y el combinado estereofónico, pero antes del
segundo auto y del aire acondicionado. En todos los casos se
encuentra siempre antes de los viajes latinoamericanos
que conducen a las culturas maya, azteca, quechua o incaica.
Federico Berro
Después de tocar Chopin, me parece estar llorando a causa de pecados que nunca cometí y plañendo tragedias ajenas. La música, me parece, produce siempre ese efecto. Nos crea un pasado que ignorábamos y nos colma de un sentimiento de dolor, de un dolor oculto a nuestras lágrimas. Me imagino a un hombre que ha llevado una vida completamente vulgar y que oye por casualidad algún curioso fragmento musical y descubre de pronto que, sin saberlo, ha pasado por terribles experiencias y conocido tremendas alegrías o desenfrenados amores románticos o grandes renunciaciones.
Oscar Wilde
No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio. Juzgar que la vida vale o no vale la pena de que se la viva es responder a la pregunta fundamental de la filosofía. Las demás, si el mundo tiene tres dimensiones, si el espíritu tiene nueve o doce categorías vienen a continuación. Se trata de juegos; primeramente hay que responder.
Albert Camus
Veamos un último fragmento de Mandeb.
"Todo viajero es la mitad de sí mismo. No hay
lugar en los aviones para llevar las cosas que lo completan.
Esquinas, gestos, personas, vientos, olores, tapiales,
saludos, colores y miradas no caben en las valijas.
Se me dice que algunos hombres no conocen la
querencia. Son personas incomprensibles, que se reputan
ciudadanos del mundo. Yo prefiero ser criollo".
Quien escribe coincide -por una vez- con el mentor de Flores.
No está mal contemplar las catedrales góticas, los canales de Venecia
o la gran muralla. Sí está mal creer que esas contemplaciones darán
sentido a la vida. Para encontrarse a uno mismo no es
necesario caminar mucho. Se los digo yo, que me he rastreado
por todas partes y me encontré en el patio de mi casa, cuando ya
era demasiado tarde.
Alejandro Dolina