ángrese de la vena de Cupido

quien quisiere vivir a sus anchuras,
pagando más baratas las hechuras
que el desdichado nadador de Abido.

   Maldiga Dios un necio tan garrido
que, por encrucijadas mal seguras,
gastando, como dicen, herraduras,
se quiere dar a reinas del partido.

   Yo soy aquel que, con poquitas tramas,
mi gusto satisfago sin billetes;
búrlome de terceras casi brujas;

...tal vez doy en fregonas, tal en damas,
también me quedo en sotas, como en sietes,
que todas tienen ojos como agujas.

Don Francisco de Quevedo
 

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