Un tipo argentino viaja al Africa. Estando en el Continente negro y mientras realizaba un paseo turístico, observó en la puerta de un negocio, un enorme cartel que decía "Se vende Mono Inteligente". Intrigado, ingresó al Local y le preguntó al comerciante:
- Realmente, ¿es inteligente el monito?
- Si Señor.
- ¿Y cómo puede uno apreciar su inteligencia?
- Bueno, mire... Si usted le hace una pregunta cualquiera, él le contesta con un gesto.
- No lo creo.
- Pruebe y vera... - El tipo se colocó frente al Monito y le preguntó:
- Calor, ¿no?
Y el Monito sacó un pañuelo y se lo pasó por la frente, asintiendo...
- ¿Te gustan los cuentos ?
Y el Monito lo miró, se sentó cruzando las piernas y colocó su brazo bajo el mentón aguardando el relato del cuento.
- Bueno, mira... Este es el cuento más corto de la historia: "Había una vez...truz."
El Mono primero lo miro serio... no entendía si era o se hacia... y luego comenzó a descostillarse de la risa, a sabiendas que podía estar ante su próximo dueño y que para quedar bien con él, debía reírse ante cualquier gansada...
- A ver, como andas en matemáticas : Cuanto es 2 + 5 + 12 - 4 y todo dividido 5...
El monito automáticamente levantó 3 dedos...
- Que bárbaro!... el tipo, estaba entusiasmadísimo...
En eso, ingreso una negra mulatona muy fuerte, y el tipo admirado la miró de arriba a abajo. El monito hizo exactamente lo mismo y mirando al hombre le hizo con la mano el gesto de OK, al tiempo que se secaba la baba, para demostrarle no solo que tenía el mismo gusto por las mujeres, sino que podía llegar a ser tan baboso como su futuro dueño...
El tipo quedó fascinado, y compró al monito, tras lo cual el comerciante le entregó un certificado del "Mono Inteligente"...
De regreso a Buenos Aires, el tipo bajó del avión con el monito parado sobre sus hombros. Al pasar por la aduana, el despachante luego de revisar el equipaje y mirando de reojo al monito, le preguntó:
- ¿Algo para declarar?
El tipo le extendió el certificado del monito "Inteligente" junto con la boleta de Compra. Luego de leer detenidamente el Certificado, el despachante preguntó:
- ¿Y el animal este es realmente inteligente... ?
Y el monito se encogió de hombros.