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Tal como empecé a ver la película me supuse en un
buen principio que se trataría de una película de satanismo, por las ornamentaciones
entre las que se suicida, o mejor se sacrifica, el chico de extraña mirada. Luego, cuando vemos lo que sucede acto seguido a la muerte del chico, cuando disfrutamos de todo ese despliegue de efectos especiales harto cañeros y vemos que se nos representa el alma del chico que parece ir al Purgatorio o quizás directamente al Infierno, es imposible no comparar las escenas con la película El Cortador de Césped, a lo cual me imagino que se trata de una especie de 2a parte. Pero no. Nada de eso. La película nos cuenta, basada en una novela de Dean R. Koontz, el mismo que inspiró con otra de sus novelas la película Los Sirvientes del Crepúsculo, como dos personas que han sido tratadas con un mismo método para hacerlas revivir - o resucitar - en este caso por una parte Basago, el chico que se suicida, y J, padre de Regina (Alicia Silverstone con cara de jovencita y poco lasciva), que al principio de la película tiene un accidente de coche junto con su mujer, la cual se salvará sin ningún tipo de problema, bien diferente a él, que a causa del tratamiento de John Schneider (de nuevo aquí debo decir que los nombres y apellidos son de oídas, que no se si se escriben así o no), que por casualidad es el padre de Basago, se verá en cierto modo enlazado con el chico, que como él, NO está muerto. Pero si tanto lío os confunde, solo cabe decir que Basago es el malo de la peli, un psicópata poseído por el demonio que no puede parar de matar a jovencitas principalmente para que sus cuerpos sirvan de decorado a la nueva escultura que está realizando bajo un parque temático en ruinas. |
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J. podrá ver a través del asesino y éste hará lo propio con J. La putada de J. será que todo el mundo empezará e creerlo loco a pesar de que él sabe que la próxima víctima de Basago es su rubia y guapa hija Regina, fiel representación de la virginidad más pura, según vomita el propio Basago instantes antes de realizar sin quererlo uno de los momentos más flipantes de la película, el momento final, cuando se enfrenta el alma de Basago con "la de J." (las comillas están por que sí). La película ha sido dirigida por Brett Leonard y cuenta con mucho más presupuesto que la mencionada Los Sirvientes del Crepúsculo, y esto queda patente simplemente al ver que la película no es vieja y que cuenta con Jeff Glodblum y Alicia Silverstone; si fuera vieja Alicia no saldría y Glodblum estaría menos cotizado de lo que está en estos momentos. Además los efectos son realmente espectaculares, aunque siempre son más o menos los mismos, con colores diferentes, con alguna cara diferente o con alguna escena nueva. Aún así, debo reconocer que la primera vez que los vi me quedé bastante parado, a pesar de que son un tipo de efectos "no reales", quisir, que no son del tipo T2, en los que se intenta simular los efectos con lo real, sino que aquí uno ya sabe que se trata de efectos y que se diferencian claramente de lo que es real (???). El responsable de dichos efectos se llama Tim McGovern y Michael Bolton, no sabemos si el cantante o alguien que por desgracia se llama igual, ha sido el diseñador de producción, si es que existe dicha profesión dentro del mundo del cine. La música ha corrido a cargo de Trevor Jones y, la verdad, ni la recuerdo en estos momentos, aunque supongo que a ratos se debían escuchar voces femeninas o algo por el estilo, como muchas veces en este tipo de películas que se mezclan los asesinatos con el demonio. La película no da miedo ni mucho menos pero no está nada mal para pasar el rato. Por último mencionar que el doctor, el padre de Basago, se parece muy mucho al suertudo que podía fornicar con Natasha Henstridge en Species, aunque aquí algo más gordito y con bigote. Quizás se trate de Alfred Molina? |
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Abre los ojos... abre los ojos... abre los ojos... César abre los ojos. Está estirado en la cama. Se levanta, se ducha, se viste, se sube a su Escarabajo y va pasando por las calles de su ciudad, extrañamente vacías, dándose cuenta que no hay ni un sólo ser vivo a parte de él mismo. Se para, se apea del coche y, en la Gran Vía, se da cuenta de que está más solo que la una, a pesar de la hora que es, a pesar de que se encuentra en una ciudad que lo único que habitualmente no se puede decir de ella es que haya poca gente. Abre los ojos... abre los ojos... abre los ojos... y de nuevo, César abre los ojos... ha pasado una noche con Nuria. Ésta está loca y perdidamente enamorada de él mientras que para él ella no es más que un polvete, de igual manera que las tantas otras chicas que han pasado por la piedra, por la suya, ya que César es un ligón que salta de cama en cama como las mariposas de flor en flor (un puto, coño). Hablan durante un rato, él sale de casa, coge el coche y se dirige a buscar a su amigo, que le preguntará a ver con quien ha pasado la noche. Despierta. Ahora está hablándole a Antonio (Chete Lera), un tipo que parece que sea su abogado o algo por el estilo, aunque más bien actúa como un psiquiatra. César le explica que normalmente tiene este tipo de sueños, sueños en los que ve una realidad que no es, o un sueño en el que parece vivir. Después de un rato, volvemos a empezar. Después de celebrar la fiesta de cumpleaños de César en su casa, de irse a casa de la acompañante de su amigo Pelayo, Sofía, enamorarse de ella y, por la mañana, bajar a la calle y encontrarse de nuevo a la destrozada Nuria, él deja que ella le lleve en coche... pero no debería haberlo hecho: ella, en un ataque de furia, de celos y dolor hace que el coche salga despedido de la carretera, muriendo Nuria y quedándole a César la cara desconfigurada totalmente, en plan El Hombre Elefante, pasando de ser el guaperas que siempre iba con una chica diferente a ser poco menos que un monstruo al que todos evitan y esquivan. Así de paranoica empieza Abre los Ojos, la segunda película de Alejandro Amenábar, está vez con más medios, con más presupuesto (300 millones) y con un resultado inmejorable y más lioso que una serpiente. |
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Abre los Ojos es una película que no nos enredará y confundirá más por que quizás en el tiempo que dura la película no podría haberlo hecho más. Una película que hará que nos pongamos en la piel del protagonista, el actor fetiche del director, Eduardo Noriega, que esta vez estará acompañado de nuevo por Fele Martínez en el papel de su mejor amigo Pelayo - un pobre desgraciado y pringado que no sabe que uno no se puede fiar de nadie - y por dos mozas de la ostia, Penélope Cruz haciendo de Sofía y Najwa Nimri en el papel de Nuria. Amenábar, que se ha encargado también de hacer el guión de la película junto a su mano derecha Mateo Gil y a realizar la música ayudado por Mariano Marín, ha venido a mezclar en el film un miedo - al que todos podemos temer por encima de todo - que a primera vista puede antojarse como una historia de amor, un drama con final trágico, como todos los dramas que se precien, con el miedo que desde hace un tiempo está dando a mucha gente, el que va de la mano con lo que se puede llegar a hacer con el avance que están teniendo muchas ciencias, léase el tema de la clonación o, el que aquí nos atrapa, el de la criogenización, un tema también que podría dar mucho que hablar. Gracias a la ayuda de Colin Arthur, que se ha encargado de los FX y de las máscaras que lleva el protagonista para no mostrar su verdadera y destrozada cara, nos damos cuenta de cuán real puede ser la desesperación que tiene César al ver lo que le ha pasado. Pero no sólo por eso, no sólo por el hecho de que ahora nadie se le acerque, por el hecho de que su vida quede truncada por el accidente, sino por las cosas que suceden y que hacen que no sepa realmente si está viviendo la vida real o si lo único que hace es dar vueltas en sus propias pesadillas, si está soñando todo el día o somos nosotros los que no sabemos qué cojones está pasando. Con eso juega el director, con una situación difícil de entender o siquiera de soportar, que llevaría a cualquiera rápidamente a la locura más rayana, aprovechándola para mandarnos un mensaje moralista que no se le escapa a cualquiera. Respecto a los protagonistas y a sus papeles ahí va lo que sigue: Eduardo Noriega realiza un buen papel. A pesar de que no acaba de gustarme - quizás por la cara que tiene de chulo - hay que reconocer que el papel que tiene aquí es mucho más complicado que el que realizaba en Tesis. Imagino que no debió pasarlo demasiado bien durante el rodaje aguantando horas bajo las diferentes máscaras que hicieron para él, pero desde luego eso se ve compensado por los besos que le propina la hermosa Penélope Cruz. El papel que interpreta Penélope también está bastante bien. De hecho a mí me encanta dicho papel, una chica muy guapa, que ni es putona, ni es mala mujer (aunque tampoco es una santa ni la perfección hecha carne). Pero claro... es Amenábar un poco inocente si quiere hacernos creer que una moza tan bonita como Sofía (Penélope) no tiene novio. Vamos.. que no se lo cree ni él. Acaso no sabe que las chicas bonitas SIEMPRE tienen novio? Ya nacen con novio!! En fin... la pobre mujer, que en un principio es todo cariño e inocencia, se verá luego en el dilema, en la difícil y más que lógica situación con respecto a su sentimiento hacia César, antes guapo, ahora horrible, que está desesperado por ella a pesar de que en un principio ella intenta aumentar las distancias entre los dos. Najwa, la protagonista de Salto Al Vacío que tanto apreciamos, tiene aquí el papel de sufridora y de medio mala, a pesar de que realmente no creemos que haya maldad en ella, dado que se ve llevada por el - jodido - amor no correspondido. De hecho, si no fuera por ella, nada de lo que pasa en la película sucedería, ya que ella es la que provoca el accidente que nos traerá de cabeza durante todo el rato. Lo malo es que, al contrario que Penélope, que ya no se preocupa si en el guión pone que tiene que enseñarnos sus bonitas tetas como hizo en Jamón, Jamón, Najwa no nos deja ver ni un trozo de su carne mas que las piernas y poca cosa más. Y por encima de todo, el peinado, un peinado al estilo de las Virtudes que no le acaba de quedar del todo bien. Pero bueno. A disfrutar con su presencia, y si no acabamos de disfrutarla por el poco tiempo que la vemos, seguro que podremos hacerlo en la nueva película de Calparsoro, en la que Najwa, cómo no, tiene un papel principal. Luego tenemos a Pelayo, el pobre desgraciado que ve como su mejor amigo se liga a la que podría ser la mujer de su vida. Yo si fuera él me hubiera cargado a César. O como mínimo apartarse de él. Pero el pobre chaval, ahora sin las greñas, el bigote y las gafas de Tesis, tiene ya directamente pinta de pobrezuelo. Claro que no será él el que tenga el accidente así que puede tener la pinta que tenga que no acabará como César en plan El Fantasma de la Ópera... Y por último podemos nombrar a Antonio, el abogado (que en un principio tenía que ser un psiquiatra) que hará las veces de confesor para César, que, encerrado por asesinato, no para de contarle historias extrañas al pobre tipo que no acaba de entender nada, pero que le ayudará a llegar a entender qué está sucediendo con él y con lo que acaece a su alrededor, a descubrir si es o no real todo lo que vemos. En la producción se ha contado de nuevo con José Luís Cuerda, tal como sucedió en Tesis, sólo que esta vez, por lo que se ve, la película, o la producción, contó con muchas "novias" dado el exitazo de Tesis. No os la perdáis, pero tampoco perdáis la cabeza hasta no saber el resultado final, que Amenábar se ha encargado de preparar para nuestra sorpresa. |
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Si lo que querían es que con esta película
sintiéramos algo de miedo, la verdad es que no lo han conseguido. Si lo que querían es que sintiéramos ganas de retozar con la protagonista, lo han conseguido de manera indudable. Y es que El Abrazo del Vampiro, que pudiera parecer la segunda parte de Drácula o algo por el estilo, es simplemente una historia erótica con trasfondo vampírico o de semi-terror más que lo contrario, que sería quizás lo más normal. Se nos narra la típica historia del caballero vampirizado enamorado que espera durante siglos encontrar la dulce mujer que no pudo tener en el pasado a causa de su situación de inmortal vicario, sólo que esta vez se nos muestran más tetas y culos de lo normal, algo que aunque no suela ir demasiado unido al terror, sí que siempre ha tenido lazos de unión con el mundo vampírico que nos han querido hacer ver muchos directores y que, desde luego, agradecemos. De hecho a mi entender la película tiene escenas eróticas realmente conseguidas, máxime cuando la protagonista de la mayoría de ellas es Charlotte (la buenorrrrrrra de Alyssa Milano), la encarnación del amor del vampiro atontado de turno que pretenderá en tres días conseguir seducir a la chica, con tal de conseguir, no sé si la felicidad, o la reencarnación total en este mundo depravado. |
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No lo tendrá fácil ya que Charlotte está enamorada del pobre Chris (Martin Kemp), su novio, que se merece un Oscar, no por su interpretación, sino por seguir saliendo con esta moza a pesar de que, a su edad (la de ella), suponemos unos 25, sigue virgen a la espera del momento adecuado, lo cual hace que la actividad onanista de él aumente considerablemente. También se merece un Oscar de látex la directora, Anne Goursaud, que a parte de dejar claro que es una mujer quien está detrás de las cámaras - por detalles en las escenas eróticas y alguna cosa más - pretende hacernos creer que una hembra con esas curvas como Charlotte, sigue siendo más pura que un puro. Lo dicho. Si esperáis ver una película de terror, no la alquiléis por que es más bien poco el miedo que da, pesando toda la importancia de la película sobre las espaldas de los desnudos de la Milano, que no se raja ni un pelo, aunque precisamente de éstos no enseña más que los de arriba, y las escenas eróticas o incluso lésbicas de la película. También son de destacar algunos pasajes, como cuando el caballero, al inicio, está en el bosque con su amada o cuando es vampirizado por tres zorras del diablo (no os suena a Drácula?), imágenes oníricas, con caballos blancos, tetas bien redondas y sangre de broma por todas partes... |
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Nos encontramos en un futuro no demasiado lejano (ahora
no lo es), por allá en el 2017, un futuro en el que la soledad de mucha gente se ve
suplida por la creación y el uso de unos autómatas, o simulaciones robóticas de
personas humanas, que hacen las veces de compañero/a, amante, ama de casa o lo que sea
necesario. En el caso que nos pertoca, nos encontramos con Sam (David Andrews), un tipo real, de carne y hueso, que vive con Cherry, una robot de la marca Cherry 2000 (así es como se titula la película en realidad), de la cual está completamente enamorado. Tan es así que nada más llegar a casa él, se ponen a hacer el amor en la cocina con tal mala pata que, mientras están por sus cosas, en el suelo, éste se va llenando del agua y la espuma que va cayendo del fregadero hasta tal punto (exagerado, diría yo) de que la moza se electrocuta y, por así decirlo, la palma, deja de funcionar, con la consecuente pena y "destrempe" de Sam. Así que, ni corto ni perezoso, Sam decide que su vida no tiene sentido sin Cherry y pide ayuda a sus amigos y a algún mecánico especialista en robots, que le indican dónde podría encontrar una copia de tal robot, que ya no se fabrica, llenándolo por poco rato de esperanzas, ya que se da cuenta de que el lugar donde puede encontrar a su amada Cherry es un sitio desértico, repleto de forajidos, malhechores y piratas de tierra firme contra los cuales no tiene nada que hacer solo. Aquí entra en escena E. Johnson (Melanie Griffith), una exploradora, esto es, una Indiana Jones del siglo XXI, como tantos o tantas otras que se encargan de realizar trabajitos para los no arriesgados y/o atrevidos como Sam. |
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Y ya os podéis imaginar el resto, por que es bastante obvio: al final, después de muchas batallitas y sorpresas, conseguirán dar con un clon de la muñera preferida de Sam, justo cuando éste se dará cuenta de que la carne es la carne y que está más viva (y buena?) su guía Johnson que Cherry, que sigue llevando consigo un alto riesgo de cortocircuito o de error en su funcionamiento, ya sea por agua o por cualquier otro contratiempo. Lo que es la película no es ninguna obra de arte, pero tiene ciertos elementos, como suele suceder bastantes veces, que hacen que verla no sea otra mierda más, una pérdida total de tiempo o algo por el estilo. Digamos que a medida que vamos viendo la película nos vienen a la mente otras como Mad Max, Perseguido o tantas otras películas en las que un futuro caótico es, en cierto modo, la imagen de fondo de la historia. No podemos quejarnos de los cuerpos femeninos, por que salen varios y casi todos muy bien alimentados y cuidados. No es excepción el de Melanie, que sea como sea, en la época en que hizo la película, estaba buena (delgada pero buena) además de tener una cara bastante agradable. El héroe inactivo de la película, el desesperado Sam, no está tan mal en la historia aunque, ya hablando en términos más generales, hay bastante fantasía en esta película de acción-romántica que apuesta por la supuesta sinceridad del protagonista que busca alguien que le quiera y a quien querer (nada despreciable intención, como todos, joder). El director de la película ha sido Steve De Jarnatt y el guión ha corrido a cargo de Michael Almereydia, basándose en una historia de Lloyd Fonvielle, que a su vez ha sido el productor ejecutivo del film. En el apartado de la música tenemos ni más ni menos (putas coincidencias de la vida ahora que me he comprado el cd) a Basil Poledouris, el responsable de la genial banda sonora de los Conan, responsable del cual podemos apreciar casi la misma intensidad en varias escenas de la película, o la misma esencia que en Conan el Bárbaro, como cuando los protagonistas están dentro del coche a altas alturas mientras son el blanco del tiroteo organizado por "los malos". Si algo hay que comentar de los malos es, por ejemplo, que el malo malo, un tal Lester o Lecter, es un puto psicópata que no duda ni un segundo en eliminar a cualquiera de sus secuaces o quienquiera que sea. También podemos ver en esta película a un par de típicos malos, como son Brian Jones y otro tipo cuyo nombre desconozco, pero que es tan harto visto como el primero. Y poco más. El coche de Sam recuerda mucho al de La Pantera Rosa y al final se impone en la película la lógica, en medio de tanta locura y paranoia y disparate suelto. |
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