El Nekronomicón - Simon

 

necronom.jpg (6352 bytes) Imagino que muchos pensarán que el palurdo que está escribiendo estas líneas igual se cree que de verdad ha tenido en sus manos el verdadero Nekronomicón.

Otros no sabrán tan siquiera que es el Nekronomicón, esta palabra que puede resultar a primera vista de tan difícil pronunciación y aún más difícil significado.

Y por último, habrá algunos otros que no sólo sabrán de qué hablo sino que habrán leído lo mismo que yo (y con lo cual pues... sólo me queda felicitarles :-).

De todos modos, y sea cual sea el tipo de persona que llegue hasta aquí, debo decir que busqué en muchos sitios El Nekronomicón, sin saber si daría con un camelo del copón o si me encontraría con alguna rareza literaria, dado que sinceramente ni me siento ni soy un experto en el tema del Nekronomicón y todo el mundo lo que lo envuelve. Y si de nuevo muestro mi más sincera realidad, aclararé que después de leer el libro creo que se me han cruzado un poquito más los cables.

Pero no se me asusten.

Qué es el Nekronomicón?, Quién lo escribió?, Cuándo?, Qué tiene que ver Lovecraft con el Nekronomicón?, Y Aleister Crowley?, Existen de verdad otros mundos a los cuales se puede acceder a través del tan mencionado libro de tan peligroso contenido? Está de hecho el Nekronomicón basado directamente en la tradición y la mitología sumeria?

Todas estas preguntas y más serán respondidas de manera quizás un poco liosa (para el que acaba de iniciarse) en este libro que se supone recopilado por cierto Simon (así de explícitos son, tanto que podría ser mi vecino Simon), un libro donde no sólo se nos habla del Árabe Loco o de H.P. Lovecraft, sino que también se nos explica, ya no sé yo si para aumentar el misterio y el misticismo creado entorno al Nekronomicón, la de desgracias que precedieron a la publicación de la primera edición del libro, allá por el 1977.

Sea como sea, si os gusta Lo Oscuro, Lo Oculto, el mundo de H.P. o simplemente tenéis curiosidad por saber algo más del libro entorno al cual gira la genial trilogía de Sam Raimi Evil Dead, lo mejor es leerse este libro de la editorial EDAF y luego, como haré yo, seguir en busca de más información.

Debo reconocer que me he pasado por el forro todos los conjuros chungos que en el libro se dan cita - conjuros que muchas veces vienen acompañados de dibujitos harto extraños -, dada la extrema dificultad con la que me he encontrado a la hora de intentar leerlos. Palabras que lo primero que me han hecho venir a la mente, sin ánimos de ofender a los que crean en lo que se cuenta en el libro, es que realmente Abdul Alhazred, el supuesto autor de El Nekronomicón, estaba loco :D

Para acabar, y en honor a la música que me mueve y me alimenta, el Heavy Metal, decir que como mínimo el libro puede servir para descubrir o bien el origen o bien el porqué del nombre de algunos grupos Heavies o de gente relacionada con tan noble música. Ejemplos: Tiamat, Azagthoth, Marduk, Kutulu, Leviathan o Absu.

Nos estará espiando algún Antiguo para que no hablemos más del Libro de los Muertos?


Damien, 16/09/99

F.U.C.K.

Nación Prozac -- Elizabeth Wurtzel

 

prozac.jpg (6870 bytes) Si algo para mí ha tenido máxima relevancia en Nación Prozac es, primero de todo, el sentirme muchas veces reflejado en las experimentadas - por que lo ha vivido - palabras de la autora. Qué quiere decir esto? Pues simplemente que la cosa no es inventada, que queda patente que la novela es autobiográfica, no sólo en cuanto es explicada en primera persona, sino por que lo que leemos, sólo lo puede haber escrito alguien que lo ha vivido, alguien que ha pasado por la depresión, ya sea en pequeños pero desagradables sorbos o en una gran y letal bocanada. Y esto lo hace más real, más creíble y más comparable que nunca.

Y es que cualquiera, y son (somos) más de los que parece, que haya pasado, pase o vaya a pasar por momentos duros en su vida, momentos por otra parte más bien interiores que no de caras a fuera (aunque por descontado lo que nos afecta de verdad por dentro acaba redundando en nuestro entorno, y para mal), que se haya sentido alguna vez NADA, con ganas de pegarse un tiro en la cabeza o que se haya preguntado por qué es tan difícil ser feliz, sentirse querido o que alguien vea por el Infierno que uno está pasando y así quizás poder ayudarle, se sentirá fácilmente un poco menos solo, quizás reconfortado, al ver con ojos de investigador analista o con una gran sensación de "deja vu" el proceso que Elizabeth sufrió desde su más tierna infancia hasta sus veintipocos años, que es cuando llega el punto álgido de su terrible historia, un empeoramiento radical de su mente hasta el punto de intentar suicidarse con la ingestión masiva de un medicamento cuyo nombre no me puedo permitir recordar en estos momentos.

Y es precisamente esto lo que hace al libro tan valioso a mi entender, hasta el punto de que se lo recomendaría sin pensármelo dos veces a cualquiera de los que pertenezcan al grupo mencionado unas líneas más arriba, a todo aquél que se haya sentido alguna vez tan desgraciado como para dejarlo todo y llamar a la muerte antes de hora, aunque está claro que el libro vale para todos, felices o infelices, y que puede servir para prevenir el gran y profundo mal del ser humano, la infelicidad que lleva en sí mismo desde el mismo momento de nacer.

El porqué del título se explica no sólo por la gente que pasa o vive algo de lo que explica Elizabeth Wurtzel, sino por el "descubrimiento" del Prozac como fármaco o solución para poder sobrellevar la depresión, algo que descubre al final del libro, momento en que dicha medicina empieza a convertirse en la solución para millones de personas en todo el mundo.

Estás tardando en leerte el libro. Créeme. Créela.

Y, sobretodo, mira más allá de las carcasas humanas, preocúpate por los tuyos y no dejes que las cosas sucedan y tengas que repetirte mil veces que podrías haberlo evitado, siendo ya demasiado tarde. Hay que cortar de raíz y no dejar que crezca la depresión. Y paro ya!


Damien, 07/01/02

F.U.C.K.

Neuromante -- William Gibson

 

neuroman.jpg (8455 bytes) Seré sincero: el libro me ha costado lo suyo, y no hablo de dinero, sino de leerlo, ya que es, quizás, demasiado complejo en ciertos aspectos como para que mi pobre y decadente cerebro comprenda todas y cada una de las muchas cosas - inventadas - que en el libro se dicen y dejan de decir.

Y es que en los libros de ciencia-ficción es muy fácil caer rendido en la maraña de términos existentes o no con los que se mueven los protagonistas de la historia; si son términos reales, por que quizás son muy complejos y si no existen, obviamente por que uno se ha de acostumbrar a dichos términos y entender de qué se habla en cada momento.

Así pues, Neuromante, un clásico de la ciencia-ficción escrita por William Gibson y ganador de premios como Hugo, Nebula o Phip K. Dick, no es tan sencillo como yo me esperaba.

La historia, que podríamos denominar sin atisbos de engaño como una novela cyberpunk, me recuerda quizás vagamente a Blade Runner (a la novela o a la película), a alguna cosa leída de Isaac Asimov o, incluso, a Matrix (sí, la famosa película de móviles, Kung-fu y cosas que no son lo que parecen).

Case, el protagonista del libro, es un vaquero, o lo que podría ser lo mismo, una especie de hacker-matón, ya que se mueve tanto en el ciberespacio (término que dicen que surgió por primera vez en esta novela) como en el mundo "real", y pongo real entre comillas por que el futuro en que transcurre la historia tiene infinidad de elementos nuevos, algunos fáciles de entender o de suponer en un futuro no demasiado lejano, y otros realmente duros de comprender.

Case, junto a Molly, una especie de cyborg, mitad humana mitad robot, serán reclutados y encargados, bajo el mando de un tal Armitage, de penetrar una estructura/empresa hasta llegar al centro y descubrir qué se esconde tras el nombre de Tessier-Ashpool, así como otras "minimisiones" de las que no puedo dar mucha cuenta por que, quede claro ya, necesitaré de una segunda lectura algún día para entender todo lo que pasa en el libro.

Y bien, en el libro, que fue escrito hace ya unos cuantos años, encontramos términos como ROM, RAM, simestim, Hielo (que me parece que se trata de ICE, un sistema de seguridad inventado hace unos lustros), microsoft, IA o Kuang Grado Mark Once, que no tienen mucho que ver con los significados a los que los tenemos asociados en la actualidad. Por ejemplo, microsoft, así en minúsculas, no es la empresa del señor Bill Gates, y RAM y ROM son términos parecidos a los tipos de memoria de los ordenadores pero elevados a la 5a potencia, no en cuanto a capacidad, sino en cuanto a importancia y significado.

Sé que no aclaro mucho las cosas, pero yo tampoco las tengo muy claras.

Mientras que el libro puede parecer a simple vista eso, una simple novela cyberpunk, a mi entender la cosa va más allá, introduciéndonos en un mundo aún por llegar - quizás -, en el que las cosas son muy distintas pero no muy inesperadas, es decir, muchas razas de animales ya no existen, la ingeniería genética, la estética y, en general, para que nos entendamos, todo tipo de operaciones, son más o menos posibles, ya sean realizadas en clínicas legales o ilegales, pagando más o menos cantidad de yens, que parece ser la moneda corriente del mundo de Neuromante y otras muchas cosas que ahora mismo no recuerdo.

Hay más cosas, como robots que hacen sus tareas, gente clonada, taxis sin conductor o un ciberespacio mucho más real de lo que podamos imaginarnos.

Y para los que se estén preguntando qué o quién demonios es Neuromante, no puedo desvelar mucho en estas líneas. Decir, simplemente, que sale de manera explícita hacia el final del libro y que es quizás más difícil, a la vez que fácil, de entender de lo que nos pensamos.

No quisiera acabar esta especie de krítica comentando que hay una cosa que me ha gustado mucho del protagonista del libro, Case: él, como yo, siempre lleva tejanos negros ;-Þ

En definitiva, Neuromante es un buen libro, a quien le guste esto de la ciencia-ficción, claro está, pero por el que posiblemente nos iremos perdiendo cada N páginas debido a la de palabros o ideas que un cerebro corriente y común (el de la plebe, vamos...) no puede procesar a una velocidad vertiginosa y con la facilidad deseada.


Damien, 01/04/02

F.U.C.K.

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