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Leland Gaunt es el encantador comerciante que ha
abierto la nueva tienda llamada Cosas Necesarias en el tranquilo pueblo de Castle Rock, al
oeste de Maine. A Leland Gaunt, un tipo alto, algo mayor, con unas manos largas y extrañamente desagradables al contacto con los demás, no le gusta que le interrumpan; de hecho decir que no le gusta sería quedarse corto, dado que odia que lo interrumpan. Pero esta es sólo una de sus manías. Quizás la más importante de todas sea que ha llegado al pueblo para vender ciertas cosas especiales a ciertas personas que, curiosamente, desean esas cosas por encima de todo, como si el señor Gaunt hubiera leído la carta que todos habrían escrito a Papa Noel por Navidad pidiendo lo que deseaban que el norteño de barriga grande y de barba blanca les trajera. Como si el señor Gaunt supiera por qué objetos harían cualquier cosa los habitantes del pueblo. Como se irá viendo durante las casi 900 páginas que contiene el libro, las intenciones del nuevo comerciante no son muy buenas e irán desencadenando, uno tras otro, una serie de acontecimientos, por así llamarlos, que harán que la vida en el pueblo sea algo más animada, sobretodo para el comisario Alan Pangborn, uno de los personajes importantes de la historia, por no decir casi el que más, a parte del propio y misterioso Leland Gaunt, el tipo que tiene JUSTO LO QUE MÁS DESEAS. Y con esta especie de esencia se puede entender más o menos de que va la historia, no? La Tienda es otra genial obra del incansable Stephen King, una novela de terror situada como siempre en Maine que de nuevo nos hará leer sin parar con crecientes ganas de llegar a la última página y saber qué sucede al final, si vence el bien, si vence el mal o, si, como muchas veces sucede, parece vencer el bien con un esperado PERO tan grande como las gafas que lleva en la contraportada del libro el afamado escrito. |
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Y es que King, al menos en los libros que he leído yo de él, siempre juega con sus tópicos nada aburridos, usando una fórmula que hasta ahora, y desde hace ya tiempo, le ha llevado al trono de Rey del Terror, dado que es el escritor de novelas de terror más conocido de todo el planeta; ahí es poco. Entrar en profundidad en los personajes, conocer la vida de todos ellos o, como mínimo, la de los más importantes, siempre es positivo y da buenos resultados. El lector estará mucho más interesado en la historia si entra en la vida personal de los que van a realizar un papel destacado en la historia que si no sabe nada de ellos: nos dolerá más la muerte del que conocemos que del que sólo sabemos su nombre, estamos? A parte de esto, que creo que lo hacen ya muchos escritores, por no decir casi todos, tenemos otros elementos Kingnianos (con perdón) como los niños de sus novelas, unos niños que a mi entender sólo existen en dichas novelas, dado que no me imagino y de hecho nunca me he topado con chavalines de 7 a 12 años tan listos o despiertos como los que rebosan en muchos libros de King. Este libro podría ser una de las excepciones, dado que a pesar de que hay dos niños que tienen un papel vital en la historia, por lo que dura su protagonismo tampoco podemos atisbar demasiado de lo que digo. Evidentemente, como ocurre en casi todas las historias de King en la que hay más de un protagonista o más de una situación, va intercalando lo que les sucede a cada uno de ellos, alternando el mismo tiempo en diferentes sitios con tal de mantenernos a la expectativa, mezclando los sucesos, cada uno de ellos en episodios o sub-episodios diferentes y haciendo que muchos hilos sueltos vayan uniéndose bajo la pluma (dudo que King escriba con pluma; apostaría a que lo hace con un potente ordenador) del escritor, para acabar en una gruesa cuerda hacia el final del libro. Y por último, como más importante, queda la posible lección que se podría sacar del libro, una lección más que clara y que todos deberíamos aceptar: que la línea que define dos actitudes, pensamientos o sentimientos contrarios puede llegar a ser mucho más fina de lo que pensamos. Ya sea amor y odio, deseo y repulsión, amistad y enemistad o cualquier otra pareja que os echéis a la cara de actitudes o de sentimientos, podemos pasar de uno a otro por la cosa más estúpida del universo, aunque nosotros creamos que se trata de lo más importante en nuestra vida. Pasar de un extremo a otro parece a veces de lo más sencillo, o al menos eso es lo que parece darnos a entender King y palabra que yo creo y hasta confirmo lo que dice. Él lo enmascara con el mal que llega a un pueblo, un comerciante de almas y con las actitudes tan dispares que se liberan en el pueblo al sentirse todos ellos traicionados por, de nuevo, todos ellos (??), y así, de paso, nos entretiene durante un laaaaargo rato. Bueno. No quiero filosofar más ya que quizás la intención de King no era ni mucho menos hacer de profesor ni de enseñar nada. Lo que sí quiero mencionar, es que curiosamente los mismo personajes de La Tienda (algunos) recuerdan un acontecimiento que sucedió en un pueblo cercano al suyo, el ataque que sufrieron una madre y un hijo por parte de un perro rabioso, un San Bernardo. Os suena?? Sí Cujo, del mismo King, que se pega un guiñazo del copón con este detalle... |
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Tonto, muerto, bastardo e invisible -- Juan José Millás
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Genial. Juan José Millás se debió quedar descansado
al acabar de escribir este libro y de jugar de manera excelente con las palabras como
juega con esta historia paranoica llena de ironía, de sarcasmo, y de comparaciones
imposibles con la que nos deleita el escritor a modo de chiste de 240 páginas. La historia que se nos cuenta es la de una tipo llamado Jesús, un importante ejecutivo de una empresa que fabrica papel para el estado que, entre otras muchas cosas, se hace hacer un bigote como el de su padre muerto, deja el trabajo y se compra un piso engañando a su mujer e hijo haciéndoles creer que sigue trabajando en la misma empresa de toda la vida, que crea un mundo interior de fantasía en el que a veces se mete y dentro del cual a veces se cree inmerso o cree inmersas las demás cosas, ya sean animadas o inanimadas, que se aficiona a ir a un sex-shop a ver como una chinita menuda se acaricia el pubis calvo (clavo, sí, por que no le crece el bello ni con crece-pelos) que tiene, que descubre un crece-pelos fantástico (no tanto porque, como he dicho antes, no hace crecerle el bello a la chinita) y que va cambiando de personalidad como de calzoncillos. El tal Jesús, que a veces será el mismo Olegario de las historias que cuenta antes de irse a dormir a su hijo David, que debería haberse dedicado a escribir un libro titulado "El mundo dentro de mí" ó, "Cómo estar muerto y que los demás no se den cuenta", es una digna caricatura de una persona que recuerda su pasado en el pueblo pequeño que todos tenemos en mente (una pueblo de la España profunda, con mucho polvo y poca agua), que nos guiará a través de su camino experimental a través del amor, del sexo, de las amistades y de la vida misma, una vida que él ve desde su única y personal manera de ver las cosas, escondiéndose o bien tras el bigote, salido del pelo de una bruja que tira las cartas, o bien tras los adjetivos que dan nombre a este simpatiquísimo libro, tonto, muerto, bastardo e invisible. |
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Y nos guiará por que en este libro no sólo se dan viajes terrenales, físicos, sino que sobretodo, está plagado de viajes en el tiempo, al pasado, al presente escondido y al futuro planeado por nuestro hombre, viajes introspectivos que le sirven al protagonista para entender el mundo que le rodea y, sobretodo, para entenderse y justificarse él mismo. Viajes que nos resultarán de lo más rallados (sí, de ralla) que nos podemos echar a la cara. De verdad que es muy guapo. Se lee rápido y desde luego vuelvo a repetir que se trata de un largo juego de palabras con el cual el autor, supongo, que nos quiere mostrar un poco el tipo de sociedad en el que vivimos, además de mostrarnos una personalidad digna de museo y de película. Leedlo y disfrutad de lo triste que puede ser una historia (trágico)cómica sacada de la imaginación más desbordante. |
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La Tumba de Lucifer -- Daniel Rhodes
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Formando parte de la colección Gran Super Terror de la
editorial Martínez Roca, La Tumba de Lucifer, de Daniel Rhodes, nos presenta una historia
de terror en la que, como siempre, hay un enfrentamiento entre el bien y el mal y, como
muchas otras veces, son más los malparados que los beneficiados o los salvados. En esta ocasión, y siendo el libro ligero, rápido y entretenido, se trata de la vuelta del mal en forma del espíritu - y de algo más - de un antiguo y temerario templario llamado Guilhem de Courdeval, que habiendo pactado antaño con el mismísimo diablo, vuelve a desplegar sus artes depravadas y asesinas después de ser quemado vivo en el año 1307. Las víctimas serán bastantes, todas ellas pertenecientes a un hasta entonces tranquilo y pequeño pueblo cerca de la Costa Azul, y todas ellas irán cayendo enfermas de manera extraña e incomprensible mientras varias personas, los protagonistas, irán atando cabos (aunque la mayoría de las veces demasiado tarde). |
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Dichos protagonistas serán: un profesor y escritor americano llamado John McTell y su esposa Linden, un cura de nombre Boudrie con un oscuro pasado, la gitana Mélusine, con poderes que le serán bastante útiles (y su marido, el médico del pueblo) y una joven, Alysse, inocente y epicentro de la historia, así como atracción de humanos y no humanos. Lo que a mí me parece atractivo de la ya de por sí fascinante historia, es el lugar donde transcurre la misma, un pequeño pueblo en el que nunca pasa nada, cercano al mar, con mansiones para ricos y todo, sin descuidar el tema de los templarios, con datos verídicos que nos regala el autor, acerca del origen o del fin de dicha "secta", o el final del libro, bastante crudo en cuanto a desgraciado para muchos de los protagonistas. Ciertamente un final poco esperado. Y pensar que todo empieza por querer llenar una piscina... |
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