Michael Moore
Comcosur
¿Alguna
vez se preguntaron como ha hecho Fidel
Castro para permanecer tanto tiempo en el poder? Nadie -excepto el Rey de
Jordania- ha permanecido en el gobierno por un período más largo de tiempo. El
hombre sobrevivió a ocho presidentes estadounidenses, diez Juegos Olímpicos, y
el regreso del Cometa Halley. Y sin importar lo que el gobierno de Estados
Unidos hace para derrocarlo, tiene más vidas que "regresos" ha tenido
Cher.
No es porque nuestros líderes no hayan hecho su mejor esfuerzo para derrocarlo.
No, ya desde que Castro liberó su país del corrupto régimen de Fulgencio
Batista (al que apoyaban los Estados Unidos y la Mafia) Washington ha probado
una gran variedad de métodos para derrocarlo. Estos han incluído intentos de
asesinato (pagados con el dinero de nuestros impuestos), invasiones, bloqueos,
embargos, amenazas de aniquilación nuclear, desorganización interna, y guerra
biológica (la CIA tiró manojo de gérmenes de Fiebre Porcina Africana sobre el
país en 1971, obligando a los cubanos a matar 500 mil cerdos).
Y -algo que siempre me ha parecido extraño- ¡hay actualmente una base naval
estadounidense en la isla de Cuba! Imaginen si luego de haber derrotado a los
británicos en nuestra Revolución de Independencia, les hubiéramos dejado
mantener unos miles de soldados y un puñado de acorazados en la bahía de Nueva
York. ¡ Increíble! El presidente Kennedy, que siguió con el plan del
Presidente Eisenhower para invadir Cuba en la Bahía de Cochinos, ordenó a la
CIA matar a Castro, intentándolo todo, desde una lapicera rellenada con tinta
envenenada hasta un cigarro explosivo. (No, no estoy obteniendo mi información
de Maxwell Smart; está todo en el informe del Comité Church al Congreso, de
1975).
Por supuesto que nada de esto funcionó. Castro se volvió más fuerte y los
Estados Unidos continuaron pasando vergüenza. Cuba era visto como "el país
que se nos escapó." Comenzó a ser una molestia para nosotros. Aquí
tenemos a cada nación de este hemisferio metida en nuestro bolsillo, excepto a
"esos malditos cubanos." Se ve mal. Como cuando toda la familia sale a
cenar y la oveja negra, el pequeño Billy, no se quiere quedar quieto en la
silla y hacer lo que le dicen. Todos en el restaurante miran a los padres y se
preguntan qué clase de educación le están dando. La apariencia de que no lo
están disciplinando o controlando como se debe es la peor humillación.
Entonces comienzan a vapulear al pequeño Billy, el que -olvídenlo- no va a
terminar sus porotos nunca.
Así es cuán tontos lucimos al resto del mundo. Como si nos hubiéramos vuelto
locos por esta pequeña isla a 90 millas de nuestras costas. No nos sentimos de
ese modo frente a una real amenaza para la humanidad, como la que significa el
gobierno Chino. ¡Y hablo acerca de una pandilla de asesinos! Aún así no
podemos movernos más rápido para meternos en la cama con ellos. Washington
gastó 23 años poniéndonos en contra de los Chinos, y luego, repentinamente:
¡un día son nuestros amigos! Parece que los Republicanos y sus compinches
empresarios no estaban realmente en contra de los dictadores comunistas, sino
contra aquellos que no los dejaban entrar a China para hacer dinero.
Y ese fue, por supuesto, el error fatal de Castro. Una vez que tomó el poder,
nacionalizó todos los negocios americanos y pateó a la mafia fuera de La
Habana. Fue como si se sentara en la Falla de San Andrés, porque la ira del Tío
Sam cayó duro sobre él, y no lo ha dejado tranquilo por más de 37 años. Y a
pesar de eso Castro ha sobrevivido. Por ese sólo éxito, y a pesar de todos sus
defectos (represión política, discursos de cuatro horas y una tasa de
alfabetismo del cien por ciento), hay que admirar al muchacho.
Pero: ¿Por qué continuamos peleando por esta pata de pavo sobrante de la
Guerra Fría? La respuesta puede encontrarse mirando no más lejos de una ciudad
llamada Miami. Es desde allí que un puñado de exilados cubanos enloquecidos
han controlado la política extranjera de los Estados Unidos hacia esta
insignificante nación insular. Estos cubanos, muchos de ellos acólitos de
Batista que vivían a todo trapo mientras esa pandilla asolaba el país, parecen
no haber cerrado un ojo desde que juntaron su dinero y huyeron a La Florida.
Y desde 1960, han insistido en contagiarnos su locura. ¿Por qué es que en cada
incidente o crisis nacional que ha sufrido nuestro país en las pasadas tres décadas
(el asesinato de Kennedy, Watergate, el caso Irán Contras, la epidemia del
abuso de drogas, y la lista sigue...) siempre encontramos a exilados cubanos
presentes o implicados? Primero, fue la conexión de Lee Harvey Oswald con los
cubanos de Nueva Orleáns. ¿O eran exilados cubanos actuando solos para matar a
Kennedy, o Castro ordenando su asesinato porque se había aburrido de que
Kennedy intentara derrocarlo? En cualquiera de las teorías que usted suscriba,
los cubanos están rondando por el barrio.
Luego, en la noche del 17 de junio de 1972, tres cubanos, Bernard Barker,
Eugenio Martinez, y Virgilio Gonzalez (junto con los estadounidenses Frank
Sturgis y James McCord Jr.) fueron atrapados entrando en las oficinas de campaña
del Partido Demócrata en Watergate. Esta operación encubierta, eventualmente
causó la renuncia de Richard Nixon, por lo que entreveo que hay gato encerrado
en esa operación del exilio cubano en particular. Hoy, Barker y González son
considerados héroes en la comunidad cubana de Miami. Martínez, perdonado más
tarde por Ronald Reagan, es el único que se siente mal. "Yo no quise estar
implicado en la caída del Presidente de los Estados Unidos," dijo. ¡Oh!
¡Que hermoso de su parte!
Cuando Oliver North necesitó un grupo encubierto para entrar armas en Nicaragüa
con el objetivo de derrocar al gobierno sandinista: ¿a quién pudo recurrir
sino a los cubanos de Miami? Los veteranos de Bahía de Cochinos Ramón Medina y
Rafael Quintero eran los hombres clave en la compañía de transporte aéreo que
entregaba las armas a los Contras. La guerra de los Contras, apoyada por Estados
Unidos, fue responsable de la muerte de 30 mil nicaragüenses.
Uno de los premios mayores que recogimos de nuestra inversión en estos exilados
cubanos fue la ayuda que nos dieron introduciendo drogas ilegales en los Estados
Unidos, destruyendo familias y barrios enteros de nuestras ciudades. Comenzando
a principios de los sesenta, una cantidad de cubanos (que también participaron
en la invasión de Bahía de Cochinos) empezó a regentear los círculos mayores
de los narcóticos en éste país. La DEA encontró poco apoyo dentro del
gobierno federal para ir atrás de estos exilados cubanos, porque se habían
organizado a sí mismos bajo la flasa bandera de "grupos de la
libertad." De hecho, muchos no eran más que frentes de operaciones masivas
de contrabando de drogas. Los mismos contrabandistas de drogas que ayudaron más
tarde a contrabandear armas para los Contras nicaragüenses.
Las organizaciones terroristas cubanas radicadas en los Estados Unidos han sido
responsables por la colocación de mas de 200 bombas y por lo menos un centenar
de asesinatos desde el triunfo de la revolución de Castro. Tienen a todos tan
preocupados por apoyarlos, que yo probablemente no debería estar escribiendo
este capítulo. ¿Pero por que no estoy preocupado? Porque estos exilados
cubanos, con toda su alaraca y terrorismo, son realmente una manga de cagones.
Eso: Cagones. ¿ Quieren pruebas? Para empezar, cuando a uno no le gusta el
opresor de su país, se queda allí y trata de derrocarlo. Esto puede ser hecho
por la fuerza (Revolución Americana, Revolución Francesa) o a través de
medios pacíficos (Gandhi en India o Mandela en Sudáfrica). Pero lo que no se
hace meter la cola entre las patas y correr, como hicieron estos cubanos.
Imaginen si todos los colonos americanos hubieran huído al Canadá, y luego
hubieran insistido en que los canadienses tenían la responsabilidad de echar a
los británicos de América. Los Sandinistas nunca hubieran liberado su país de
Somoza si hubieran estado todos sentados en una playa en Costa Rica, bebiendo
margaritas y enriqueciéndose. Mandela se fue a la cárcel, no a Libia o a
Londres. Pero los cubanos ricos se pelaron a Miami... y se volvieron más ricos.
El noventa por ciento de estos exilados son blancos, mientras la mayoría de los
cubanos (62 por ciento) son negros o mestizos. Esos blancos sabían que no podían
quedarse en Cuba porque no tenían apoyo del pueblo. Entonces vinieron aquí,
esperando que nosotros peleáramos su pelea por ellos. Y, como tarados, la
peleamos.
No es que estos nenes llorones de los cubanos no hayan tratado de ayudarse a sí
mismos. Pero una rápida mirada a sus esfuerzos recuerda a las viejas películas
cómicas mudas. El de Bahía de Cochinos es su fiasco más conocido. Tenía
todos los elementos de una gran comedia cómica: barcos equivocados, playa
equivocada, no tenían municiones para sus armas, nadie los fue a esperar, y
-finalmente- fueron dejados morir vagando ppor una parte de su isla completamente
desconocida para ellos (los choferes de sus limosinas -adivino- nunca los habían
llevado allí en los viejos buenos tiempos). Este fiasco fue tan monumental que
el mundo todavía no ha parado de reírse, y los cubanos de Miami nunca han
olvidado ni perdonado ésto. Diga "Bahía de Cochinos" a alguno de
ellos, y lo verán como a un dentista taladrándole el nervio de un diente.
Uno pensaría que la derrota de Bahía de Cochinos les debería haber enseñado
una lección, que hubieran dejado de insistir con esas cosas. No hizo eso esta
pandilla. Desde 1962 numerosos grupos de exilados cubanos han intentado mas
incursiones para "liberar" su patria. Veamos las más sobresalientes:
En 1981, un grupo de cubanos exilados de Miami desembarcaron en la islita de
Providenciales, en el Caribe, camino a invadir Cuba. Su barco, el único que
llegó de cuatro que salieron del Río Miami (los otros tres fueron hechos
volver por la Guardia Costera debido al mar picado, problemas de motor o falta
de chaquetas salvavidas), tocó tierra en un arrecife cerca de Providenciales.
Atascados en la isla sin comida ni abrigo, los cubanos de Miami comenzaron a
pelearse entre ellos. Rogaron a la gente de Miami que los rescatara de la isla,
y luego de tres semanas fueron devueltos a Florida vía aérea. El único de ese
grupo que llegó a aguas cubanas, Gerardo Fuentes, sufrió un ataque de
apendicitis en el mar, y tuvo que ser evacuado por la Guardia Costera hacia
Guantánamo.
En 1968, un grupo de cubanos de Miami supieron que un barco polaco estaba
amarrado en el puerto y que una delegación cubana podía estar a bordo del
carguero. De acuerdo al "St.Petersburg Times," los exilados cubanos
dispararon con una bazooka casera e hicieron impacto en el casco del buque. Sólo
le hicieron un abollón, y el líder del grupo, Orlando Bosch, fue apresado y
sentenciado a diez años de prisión, pero fue fue liberado en 1972. Bosch
explicó que habían esperado causar más daños al barco pero, se excusó:
"¡Era un barco grande!" Bosch había estado arrestado antes por
remolcar un torpedo a través de las calles de Miami a la hora de salida de las
oficinas, y otra vez había sido capturado con 600 bombas aéreas cargadas con
dinamita en el baúl de su Cadillac. En 1990 la administración Bush lo sacó de
la prisión, donde estaba nuevamente, cumpliendo una pena por violación de
libertad condicional.
De acuerdo al "Washington Monthly," "Durante el verano y
principios del otoño de 1963, fueron lanzadas cinco incursiones de comandos
contra Cuba con la esperanza de desestabilizar al régimen. La raquítica
"quinta columna" en Cuba fue instruída para dejar las canillas
abiertas y las lamparillas prendidas para gastar energía... En 1962, según el
"San Francisco Chronicle," el exilado cubano José Basulto, en una
misión auspiciada por la CIA, disparó un cañón de 20 mm desde una lancha rápida
contra el Hotel Inca, cerca de la bahía de La Habana, esperando matar a Fidel
Castro. El proyectil erró al blanco, y Basulto, viendo que su barco se llenaba
de gasolina derramada, pegó la vuelta para Florida. "Uno de nuestros
tanques de combustible, hecho de plastico, comenzó a gotear," explicó
Basulto más tarde. "El combustible se derramó sobre la cubierta. No sabíamos
qué hacer."
Años más tarde, Basulto formó "Hermanos Al Rescate," un grupo de
exilados que hace unos años estuvo haciendo vuelos sobre Cuba, zumbando con sus
aviones sobre las ciudades, tirando panfletos, y generalmente tratando de
intimidar al gobierno cubano. En febrero de 1996, Castro aparentemente se aburrió
de este acoso, y luego del 25avo incidente en un año de los
"Hermanos" violando el espacio aéreo cubano, ordenó que dos de sus
aviones fueran derribados.
Aunque los "Hermanos al Rescate" violaban la ley estadounidense por
volar dentro del espacio aéreo cubano, la administración Clinton fue de nuevo
al chiquero del exilio e instantáneamente sacó un decreto para endurecer el
embargo contra Cuba. Este embargo trajo la ira del resto del mundo contra
nosotros. La Asamblea General de las Naciones Unidas votó 117 a 3 a favor de
condenar a los Estados Unidos por su violencia económica contra Cuba, tal y
como ha sido en cada votación sobre el tema desde que el embargo fue impuesto.
La semana después de que los aviones fueran derribados, los exilados trataron
de apurar a los Estados Unidos, esperando comprometer a los militares en algún
tipo de acción contra Castro. Anunciaron que al siguiente sábado llevarían
una flotilla de barcos desde Florida hasta la costa cubana para protestar por el
derribo de los dos aviones. Clinton decidió la puesta en escena de la más
grande exhibición de fuerza contra Cuba desde la Crisis de los Misiles, y envió
un escuadrón de cazas F 15, once escampavías de la Guardia Costera, dos
cruceros misilísticos de la Marína, una fragata de la Marina, dos aviones C
130, y una bandada de Choppers, AWACs, y 600 guardamarinas para apoyar a la
flotilla.
Lo único que se olvidó de mandar fue remedio contra el mareo, que -al final-
era lo único que los cubanos de Miami hubieran necesitado realmente. Sólo a 40
millas de Key West, los cubanos en los botes comenzaron a marearse, a vomitar y
a rogar a sus pilotos que dieran vuelta los malditos yates y volvieran a Miami.
Con el mundo entero mirando, los cubanos huyeron de nuevo con la cola entre las
patas. Cuando llegaron al puerto, dieron una conferencia de prensa para explicar
su retirada. El portavoz estaba todavía un poco mareado, y se podía ver cómo
los periodistas se separaban de él, temiendo ser cubiertos por un "Linda
Blair Special" en cualquier momento...
"Una terrible tormenta se levantó en el mar," dijo el líder de la huída
cubana mientras palidecía rápidamente. "¡Las olas tenían más de diez
pies de alto, y tuvimos que volver o perder nuestros barcos!" Mientras así
hablaba, algún genio creativo en la CNN comenzó a emitir imágenes aéreas de
la flotilla rumbo a Cuba. El sol brillaba, el mar estaba calmo como un plato, y
el viento soplaba gentilmente, si es que soplaba. Los reporteros en alta mar
dijeron que luego de que las cámaras de la CNN se fueron, la aguas se pusieron
"bastante duras." Sí, seguro, era por las carcajadas de Fidel, que se
estaba cagando de la risa...
10 de abril, 2004
Traducción libre: Andrés Capelán
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