DESCUBIERTAS
 
Encadenadas a
tres látigos propuestos,
zumban lapidadas
en tu auxilio,
anaranjadas y geometricales,
agujereadas
por el ruido de tu espíritu terreno.
Y no puedo pedirle que sean azules.
Imagínense decirle a una naranja
que niegue su juego
a quien espera devorarla.

José Ignacio Lopez
 
 
 
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