CURRICULUM VITAE
 


Eran casi las cuatro de la tarde, el sol le había quemado hasta su sombra pero inevitablemente, él tendría que seguir allí esperando su turno estoicamente . Ya varias personas habían caído con signos de deshidratación aguda. Total minutos mas, minutos menos qué importaba, si ya habían pasado más de siete horas desde que estaba en esa cola tan cruel desde tempranas horas de la madrugada. Él, bien al terno, con los dientes cepillados, con los zapatos lustrados con mucho cuidado de no ensuciarse las medias, la camisa recién planchada pero sudada, con las manchas del sudor manifestándose ahí debajo de las axilas y con su corbata de cincuenta soles comprada en Miraflores con la plata del regalo su último cumpleaños.

Estaban allí también los infaltables vendedores ambulantes que abundaban en estas ocasiones. Ellos tenían realmente de todo, desde lapiceros hasta los formularios 504 que se habían agotado semanas atrás en todos sitios, crema volteada, gaseosas, cremolada de mango, chicha de jora, pan con queso entre otras tantas cosas pregonaban.

No faltaba tampoco el huachimán de la puerta que con esa típica cara de culo, se endulzaba a todas las incautas en la cola con la excusa de: en qué le puedo ayudar señorita, a pesar que él sabía igual o menos que cualquiera. Los vendedores eran los que realmente se las sabían todas, finalmente eran los informantes oficiales pero eso sí, había que comprarles alguna de sus chucherías, porque sino se molestaban: ¡qué cosa, me has visto cara de datero o de la oficina de información, has tu cola nomás, misio! .

En ese instante todo el mundo tiene mucho tiempo para pensar , para reflexionar, y otras tantas cosas. En realidad es lo último que se te ocurre en esos momentos tan cargados de desánimo y frustración. Uno prefiere hablar del fútbol, de las desavenencias del clima y de ¡cómo es posible que te hagan hacer una cola tan estúpida como si a uno le sobrara el tiempo para estarlo perdiendo de esta manera!.

En particular yo saqué mi periódico viejo que traía para que mis papeles no se arruguen y me puse a releer los chistes y corregir las palabras del crucigrama porque odio pensar o meditar, siempre pensar me complica, me trae problemas y me hace doler la cabeza, hasta me da dolor de estómago, ya que tengo colon irritable como bien decía el gastroenterólogo ese, amigo de mi viejo que cobra bien caro pero a mí, me atiende gratis.

La tensión aumentaba, un señor que intentó colarse fue dura y cruelmente repelido y pateado por mí, porque si hay algo que no soporto es que se abuse de mis derechos. Algunos creen que por ser ancianos tienen derecho a ser conchudos o por ser mujeres, aunque en verdad si fuera mujer la cosa hubiera sido diferente, siempre he sido un caballero.

De rato en rato surgían tímidas conversaciones en la cola con pronunciados matices de ignorancia cholera, se hablaba de los últimos huaicos, que si subió el precio de la papa , si lloverá, si tienes trabajo (tema que suelo evadir con suma frecuencia ), si estas en desacuerdo con el alcalde, con el presidente , si tal o cual es maricón, cornudo, drogadicto, si tienes hermanas, cuantos años tienen, etc.

Pero sinceramente en esos instantes solo tenía ganas de ir al baño ( siete horas sin descargar el tanque) y miraba con emoción un arbolito medio moribundo y sucio que me quedaba cerca y que podría ser la felicidad en esos momentos tan difíciles, nunca esta demás una alegría.

Repentinamente la cola empezó a moverse de nuevo, la gente comenzó a alborotarse, algunos empezaron a empujarse, otros a apretujarse y aprovecharse del contacto y los roces. Se reiniciaron algunos forcejeos, los insultos, los tirones, los golpes se volvieron comunes. Aumentó la tensión. Cambió la dulzona voz del huachimán por una aguardientosa voz que quería darse respeto a la fuerza. Era obvio que algunos habían ido por gusto a perder su tiempo y que sólo los más fuertes quedaríamos al final como una selección natural.

La impresionante cantidad de muchachas jóvenes y candorosas llamaba curiosamente la atención , no me busquen que me va a encontrar, después me pongo bruto, advierto.

La fila avanzaba rápidamente, mientras, los empujones, los gritos y las pifias era mas fuertes y exasperados. Llegó mi turno en la ventanilla, saqué impecablemente mi sobre de manilla con mi flamante curriculum. Bien al terno yo y con voz profunda, perfumada, melodiosa y convincente pregunté :

- ¿Para cuándo será la entrevista brother?

-¿Qué? .Me increpó con cara de: ¿de donde sacaron a este pelotudo que pregunta cojudeces?

- Pues claro, reclamé, ¿no sabes que va a ver una entrevista acaso?, o no te has enterado en todo el tiempo que has estado aquí atendiendo en esta infame ventanilla, o ¿ eres nuevo por acá?

Le repetí y si no fui más cruel, fue porque con estas personas de mierda no sirve ser tan duro tampoco, por que sino te miran con odio y ya no con ese respeto que uno se merece, como debería ser.

Pero cosa curiosa, en vez de amilanarse el serrano este, me respondió con una autoridad tan convincentemente jodida que esta era la cola para comprar las entradas del concierto de Servando y Florentino como bien dice en el cartelón de la entrada y que si no sabía leer que aprenda pues, antes de salir a la calle a perder el tiempo y hacer tremendo ridículo. Y que agradezca que no haya perdido la paciencia por que en verdad tipos como yo no deberían estar allí ya que hacen perder el tiempo y la compostura a cualquiera.

La verdad es que en ese momento fue como si el mundo se me cayera encima. Sentí tanto odio que no atiné otra cosa mas cruel que a poner mi cara de huevo frito y decir: sí claro, apaga tu furia yunta y a sacar mis últimos ahorros que llevaba siempre en la billetera para hacer la finta por si acaso, y pagar con el dolor de mi corazón los 20 dólares y comprar una entrada popular, sólo por burlarme de este cholo prepotente, porque hay momentos en que uno debe hacer lo que debe hacer, una entrada popular por favor señor, gracias.

¿Qué se habría creído ese indio bruto?.

Días después, ya en el concierto la situación cambiaba drásticamente , el calor de la emoción de las quinceañeras combinado con el volumen de los equipos, hacía que algunos por una frotadita malévola con un cuerpo joven y bien presentado, lo arriesgaran todo sin importar nada ni nadie.

Fue por eso, que en momentos del éxtasis y la fiebre, de la cúspide del concierto , perdí la billetera , un zapato y el honor, ¡Yo! y ahora realmente no recuerdo como fui a parar a esta sala de emergencias del hospital que me resulta tan extraña y tenebrosa. En realidad tampoco comprendo tantos golpes y pisotones en todo mi adolorido cuerpo. Lo único que recuerdo es el sopor, el mareo , la fiebre, la asfixia y lo peor de todo la desatinada e inoportuna periodista haciendo el reportaje de las cholitas aguantadas mientras yo me debatía entre la vida y la muerte, en esta sala de urgencias, joven le duele. La verdad que no logro entender tanta indiferencia de la gente, así a donde iremos a parar. Y uno que solamente quería pasar solapa y quedar bien, ¡no hay derecho carajo!.

Finalmente como era de esperarse, tras el suceso solo quedó la noticia manoseada que corrió como reguero de pólvora y apareció en un sin número de diarios de la prensa amarilla y sensacionalista, en primera página todavía : Paletero pituco con envidiable curriculum, que fungía de fan es pisoteado vilmente por turba enardecida de cholitas aguantadas (se debate entre la vida y la muerte), más información pag. 6C.

Yo en particular creo que estas cosas no deberían de ponerse en los curriculum y menos la foto, aunque la verdad es que todo puede ser importante, eso nunca se sabe ahora.

Erick Galvez

 
 
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