A finales de 1922 llegó como coadjutor el padre Gustavo Rodríguez, quien fue fraternalmente recibido por los uticenses y meses después fue nombrado párroco de Utica.
A pesar de tener un sitio demarcado para la iglesia con cimientos y paredes en obra negra de un metro de altura, no había iglesia en el municipio motivo por el cual los oficios religiosos se celebraran en una escuela.
El vicepárroco Gustavo, solicitó al Arzobispo Monseñor Bernardo Herrera permiso para emprender la obra, con la que colaboraron los vecinos, los mismos feligreses de la región y particularmente los exportadores de café, quienes en las mulas donde llevaban su producto a Honda, de regreso las cargaban con tejas de zinc, convirtiéndose su llegada en motivo de fiesta.
Las vigas que sostenían la construcción fueron hechas en madera dinde de doce metros de largo y caracterizada por su dureza, pues no le entraba humedad, gorgojo, clavos o puntillas, para aquel tiempo esta madera ya se estaba agotando en la región pero esto no fue obstáculo para el padre Gustavo que siempre fue recordado como persona emprendedora y de coraje.
Finalmente la iglesia, de tres naves y con un estilo que podríamos llamar tropical o calentano, fue inaugurada en 1926 con el nombre de Nuestra Señora del Carmen.
Hoy esta iglesia considerada patrimonio histórico de Utica es liderada por el padre Jorge Alexander Castañeda Peña y acoge a más de 5000 feligreses y turistas.