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Resumen:
CONVIVENCIA
La convivencia dentro del contingente fue un tema que debería ser considerado en un libro
aparte. Creo el resultado final no fue malo, pues nunca vi excesos como podría ser una
pelea o cosas así, pero hubo si cantidad de pequeños roces propios de estar viviendo
juntos día tras día.
Este tema debe ser muy tenido en cuenta cuando se decide ir a una misión. Hay que pensar
que se debe convivir con personas que piensan diferente a nosotros, que hay que cocinarse
su propia comida, lavarse la ropa, o en el mejor de los casos ponerse de acuerdo para
contratar a alguien que haga estas tareas, pero aún así a veces es difícil lograr este
acuerdo.
En nuestro caso, el contingente funcionó como tal, centralizándose las órdenes a
través de los mandos naturales. Esto fue posible por el reducido tamaño de Rwanda, que
permitía que viviéramos todos en una sola casa en Kigali, y que los que estaban en el
interior pudieran venir a Kigali casi todas las semanas.
Esta centralización favorece el espíritu de cuerpo y permite que se apoyen unos a otros,
pero también produce esos roces de que hablaba, por el hecho de estar todos los días en
contacto.
De todas maneras, creo que es más soportable enojarse con un camarada de nuestra propia
nacionalidad, con quien podemos compartir más cosas, que tener que vivir permanentemente
con personas de otra nacionalidad.
Con los de otros países uno se puede relacionar fácilmente e incluso hacer una buena
amistad, pero las costumbres son siempre diferentes y vivir permanente así es muy
difícil.
EL PROBLEMA DEL IDIOMA
Es este uno de los más graves problemas a los que se deben
enfrentar todos los militares uruguayos cuando salen en misión.
El conocimiento del idioma inglés es fundamental para poder desenvolverse con éxito en
el medio en donde nos toque actuar.
Muchas veces, por no tener fluidez en las conversaciones quedamos relegados en la
asignación de tareas, o no podemos reclamar ante una injusticia.
El problema más grave que tenemos es que en Uruguay es muy difícil practicar el inglés
hablado en la forma común.
Hay que tener en cuenta que el observador debe actuar en forma independiente, y por esa
razón, recibe órdenes directas de los Comandantes de la misión y debe producir informes
tanto hablados como escritos de lo que observa.
Muchas veces estos informes son dados en forma de conferencia y el público asistente hace
preguntas, por lo que si no se está en condiciones, se debe delegar la función en
alguien que hable buen inglés con el descrédito que se obtiene en lo personal y
sobretodo para el país.
Es importante también conocer otros idiomas, principalmente francés, italiano y
portugués. El dominio de estos idiomas es más sencillo para nosotros por ser lenguas
latinas. Ese conocimiento nos pone en gran ventaja con la gente de otras lenguas, y puede
en cierta forma superar las deficiencias en inglés, pero nunca estos idiomas sustituyen
al dominio fluido del inglés que es la lengua universal que permite comunicarse en
cualquier parte del mundo.
REPRESENTACION DIPLOMATICA
Nuestro país por ser pequeño no tiene embajadas ni consulados en
la mayor parte de los lugares a donde se envían estas misiones. Eso nos pone en
desventaja en caso de que tengamos un problema legal en alguno de estos países.
Por lo general las misiones diplomáticas que están en el área tienen representatividad
en países como Rwanda y es conveniente saber siempre donde está nuestra embajada más
próxima, pues está allí para ayudar a resolver los problemas que pudiéramos tener.
Como comentario, creo que podría ser conveniente que nuestro país designara un Cónsul
Honorario en cada uno de los lugares en donde se envían efectivos militares, así sean
solo observadores.
El tener un cónsul, facilita las relaciones para los militares que están en la misión y
además proporciona al país una oportunidad de establecer nuevos vínculos comerciales.
Esto que digo no es una cosa que se me ha ocurrido a mí, sino que es una realidad que
percibí viendo lo que hacían otros países, como por ejemplo Brasil, quien a través de
su Cónsul en Rwanda, mantenía relaciones comerciales en el área.
EL MANTENIMIENTO DEL BUEN FISICO
El observador actúa independientemente y por lo tanto no está
sujeto a actividades programadas. Eso apareja el riesgo de descuidar el estado físico, y
que en un momento extremo, en que se requiera estar en las mejores condiciones, no se
pueda rendir.
El hacer gimnasia o deportes es una buena terapia para combatir el stress de la soledad, y
el cansar el cuerpo nos permite dormir en paz a la noche.
Hay que tratar de mantener una autodisciplina en esto, pues sino uno cambia los horarios,
pasándose las noches en vela, permitiendo a nuestra cabeza pensar demasiado, lo que puede
hacernos caer en depresiones.
Es muy importante estar siempre en alguna actividad que nos mantenga ocupados la mayor
parte del tiempo posible.
Es peligroso ampararse en la bebida. El alcohol a veces ayuda a pasar más alegremente
esos momentos de esparcimiento que siempre hay, pero puede también ser la causa de
accidentes en el caso de que tengamos algún vehículo, o distender demasiado,
llevándonos a caer en tentaciones peligrosas que pueden acarrear consecuencias para la
salud.
Las comidas también deben ser tenidas en cuenta. Una mala alimentación puede
debilitarnos. Al estar débiles podemos contraer enfermedades, y estando solos en lugares
con pocas facilidades higiénicas no es nada agradable enfermarse.
Pienso que el hecho de mantenerse fuertes sicológicamente, ayuda a mantenernos
saludables. Si uno piensa que no debe enfermarse, y además cumple con las mínimas
precauciones de higiene, cuidándose del frío, del calor excesivo y en las comidas, pasa
sin problemas toda la misión.
Con respecto a la malaria, según consejos de gente que vivía allí desde hace años, no
era necesario tomar ninguna medicación preventiva. La forma de prevenirla es evitando la
picadura de los mosquitos, usando repelentes, etc.
EL RIESGO DE LAS MISIONES DE PAZ
Esto debe ser especialmente tenido en cuenta por quien se ofrece
voluntario para una misión. El riesgo es real y siempre existe, aún en las misiones
aparentemente tranquilas. Hay que pensar que si el lugar fuera apacible, no habría razón
para que una misión de Naciones Unidas estuviera allí.
Uno va a la misión en carácter de voluntario y en cualquier momento puede volverse sin
que nadie le recrimine nada, pero hay que tener en cuenta que allí uno está
representando al país, y todas las cosas que hagamos forman, más que la imagen de un
individuo, la imagen del país.
Hay que tener en cuenta que una vez que Naciones Unidas se instala en un lugar, no está
dispuesta a abandonar ese lugar por más que estalle una guerra. Tal vez se reduzcan los
efectivos o se reestructure el despliegue, pero se mantendrá siempre un núcleo básico.
La comprobación de esto fue la misión en Rwanda, y si quedan dudas se lo puede confirmar
en la misión en Yugoslavia.
La presencia de Naciones Unidas en un país responde no sólo a intereses diplomáticos,
sino que hay también muchos intereses políticos, comerciales y económicos que presionan
para que la misión permanezca.
A pesar de que existe esta situación de riesgo, tampoco uno debe vivir pensando en ella.
Mientras se esté en la misión hay que tratar de pasar de la mejor manera posible,
cumplir con lo que corresponde y dar lo mejor de uno mismo, pero sin olvidarse que nuestro
país está allí como neutral y por lo tanto en un conflicto que nos es ajeno.
LA FAMILIA
El apoyo de la familia es fundamental. Si la familia presenta
problemas cuando se está lejos, uno empieza a bajar el rendimiento y termina por pedir el
reintegro.
Tienen que saber que vamos a un lugar peligroso, que los noticieros estarán pasando
noticias atroces y mostrando las escenas más horribles de los lugares en donde haya
problemas. Nuestra familia debe estar preparada para enfrentar los riesgos junto con
nosotros.
EL MIEDO
El estar todo el día expuesto al peligro lo torna a uno un poco
inconsciente y a veces se hacen cosas que en otras circunstancias no se harían.
Varias veces sentí miedo en este tiempo, pero si uno vive con temor se debilita
sicológicamente y se enferma.
En los momentos más difíciles, cuando realmente se está en peligro, la preocupación
principal es sobrevivir y salir del trance y entonces, sin darse cuenta, uno deja de lado
los temores y hace lo que tiene que hacer.
Si es el momento de que nos pase algo, ese algo seguramente nos pasará sin que lo
puédamos evitar.
Aún estando en la guerra no todos los momentos son de real riesgo. A veces hay
circunstancias violentísimas que se desarrollan a pocos metros de nosotros y nos
enteramos luego que todo pasó.
SELECCIONAR LAS COMPAÑÍAS
Recuerdo un comentario del Mayor Meissner, de Austria, acerca de un
consejo de su abuelo que había combatido en la Segunda Guerra Mundial.
El abuelo le decía: -Cuando veas a un camarada que manifiesta en exceso sus temores,
aléjate de él, pues esta actitud es como un imán para atraer las balas enemigas...
En estas misiones uno está solo, y necesita acercarse a alguien. Se debe ser cuidadoso al
seleccionar los compañeros en estos casos. Hay gente que tiende a ser depresiva, otros
que son demasiado nostalgiosos...
Cualquier actitud negativa influye en los demás como un contagio. Si uno quiere
mantenerse con una moral elevada, debe acercarse a los camaradas que piensan y actúan en
forma positiva.
UNA PRUEBA
Cuando estaba en Mulindi, a pocos de días de haber vuelto a
Rwanda, por casualidad, leí en un almanaque católico que un camarada había colgado en
la pared, un mensaje que me llamó la atención
El mensaje decía lo siguiente:
"Fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino
que dará también juntamente con la tentación, la salida, para que podáis soportar.
1 Corintios 10: 13
La Prueba: una pedagogía
La palabra de Dios distingue dos categorías de pruebas: la prueba de la fe,
formadora de nuestras almas calificada como "mucho más preciosa que el oro"
perecedero (1 Pedro 1: 7), y las pruebas disciplinarias que nos son mandadas para hacernos
participar de la santidad de Dios (Hebreos 12:10). En este ultimo caso, Dios obra como un
padre para con sus hijos. Con amor él corrige lo que no es para su gloria en nuestra vida
y nuestro comportamiento, y nos detiene en un camino peligroso.
En consecuencia, las dificultades que encontramos en nuestro camino, cuando nos dejamos
dirigir por la palabra de Dios, no prueban que estemos en una vía equivocada. Seguramente
es la voluntad de Dios que encontremos la tempestad, pero no forzosamente para detenernos
o apartarnos.
Por otra parte, una vez comprometida, la verdadera fe no da nunca marcha atrás. En
ocasión de la travesía del mar de Genesaret, relatada en el evangelio de Juan, los
discípulos no eran responsables del viento que les era contrario, pero debían obedecer y
atravesar el mar como el Señor les había pedido. La proa de nuestro navío siempre debe
estar orientada en la dirección prescrita por el Señor, por más poderosas que sean las
olas que se deban enfrentar.
¡No perdamos el ánimo! La prueba que Dios permite está perfectamente dosificada por su
sabiduría y medida por su amor. Seremos liberados cuando ella haya producido sus felices
frutos. Nunca excederá nuestras fuerzas ni se prolongará una vez alcanzado el
resultado."
Leer este mensaje en un momento de incertidumbre, luego de haber pasado por las
terribles circunstancias que habíamos vivido, fue reconfortante. Me hizo pensar, y me di
cuenta de que realmente habíamos pasado por una prueba que nos llevó hasta el límite
obligándonos a tomar una decisión muy difícil y ahora escribiendo estas conclusiones,
en la paz de nuestro país, me doy cuenta de cuan cierto es lo que allí dice.
Cuando la muerte del Mayor Sosa, vivimos el momento de máxima crisis. Sentimos el temor
adentro nuestro, el dolor de su muerte, la presión de nuestros familiares, y la
incertidumbre de no saber que pasaría con nosotros. En ese momento quien estaba en duda
entre permanecer en la misión o volver, decidió volver a la patria.
Los que decidimos permanecer, quedamos con la duda de sí habíamos hecho bien o no, y
luego, los acontecimientos nos favorecieron, la situación mejoró y pudimos culminar la
misión con éxito.
Si bien para nosotros esta decisión fue una prueba, también lo fue para los que
regresaron.
Cada uno vivió estas circunstancias de un modo distinto, y estoy seguro que para todos
fue una experiencia enriquecedora, que nos permitirá en el futuro ver las cosas de
diferente manera.
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