Only one is a wanderer. 
Two together are always going somewhere.nuevo diseño, el mismo viejo imbécil
 
Diario de ruta:
Austin, Texas 
3 de septiembre de 1999

CUANDO YO TENIA 14 AÑOS, Y ME creía crítico de cine, me acuerdo que vi Vertigo, en video, y me cargó. Yo en esa época estaba seguro de que todos los críticos de cines eran unos farsantes, que decían que les gustaban las películas de cine arte sólo para demostrar que eran más listos que el resto de la gente, y que -por eso- yo tenía que ser honesto con lo que pensaba. Vertigo para mí, en ese momento, era una película absurda, mal actuada, cursi y con una trama que no calentaba a nadie. Estaba feliz de decirlo, aunque nadie estuviera escuchando. Yo decía, "ya va a ser el día que tenga una revista de cine, o escriba en un diario, y dé mis razones de por qué Vertigo está sobrevalorada".

Por supuesto, todo en esta historia es muy cándido, porque con el tiempo, me encontré viendo Vertigo unas seis o siete veces, en el cable, o de nuevo en video, y siempre hasta el final, y siempre cada día más entusiasmado. Ver Vertigo no cansa, porque es como escuchar música, y más aún, es como ver música. Es una película obsesa, con dolor de guata, enfermiza. Me da lata escribir sobre ella, y no poder encontrar palabras distintas a las que se han dicho de ella por tanto tanto tiempo. Lo que causa algo de impotencia, porque -claro- siempre que veo Vertigo me dan ganas de escribir algo... un ensayo, una historia para un guión, o sólo encontrarme con un amigo cinéfilo y contarle que la vi. Me dan ganas de leer todo lo que encuentro en mis libros sobre Hitchcock, o incluso hasta disfruto leyendo las malas críticas para cachar cómo alguien que está escribiendo sobre ella no tiene idea de lo que está diciendo. Porque Vertigo es enigma, es la esencia misma del enigma, de lo que no se entiende. Es el rizo que da vueltas en el ojo de una mujer, es el mareo que produce la obsesión y el miedo intrínsecamente humano de que un día nos demos cuenta de que todo lo que siempre nos han dicho que es real (esta mesa, este computador, pero especialmente la gente que quieres) no lo sea.

Y eso es lo que tiene Vertigo, que tiene un secreto. Un secreto, un código que sólo cachan los iniciados (y los muy pegados que la han visto hasta el cansancio). No quiero sonar elitista, pero yo creo que es la clase de película que evidentemente no le gusta a toda la gente, sino que a los tipos totalmente imbéciles con el cine. Para de verdad cacharla, hay que tener un par de miles de películas en el disco duro. Como que Vertigo las conecta todas y comienza a dar una respuesta de por qué uno dedica tantas horas de su vida a ver películas. Como que te dice "porque" eres alguien tan pegado. Vertigo, en rigor, es sobre alguien muy pegado, que no puede avanzar, que se congela ante el miedo, y con ello lleva a la desgracia a los que lo rodean y de verdad lo quieren. Vertigo, como el acto mismo de ir al cine, es sobre amar lo que no existe, y darse cuenta que no existe, pero aún así seguir amándolo, sólo por tener cabeza dura, sólo por querer creer en la ilusion. Yendo más lejos, a un nivel más personal, Vertigo es sobre ser porfiado, y enfrascarse con la idea de que la mejor mujer es la que está un poco loca, la que lo necesita a uno, la que se tira a la bahía de San Francisco, y es media suicida, y uno está seguro que la puede sacar de eso. Vertigo, además, es sobre cómo se te puede pasar la vida (y hasta perderla) si no te das cuenta de eso a tiempo, y agarras a la Midge que tienes a tu lado (la mujer que te quiere, la que se preocupa de ti y hace lo posible por entenderte) y la haces feliz como si fuera tu único propósito en la vida. Vertigo es sobre la irracionalidad pura, el animal que tenemos dentro, el que no entiende, el que insiste, el que alimentamos cada día y que nunca podemos entender. 

UF, VERTIGO ES SOBRE TODO ESTO y muchas otras cosas, y no quiero seguir lateando con ella. Pero no la nombraría acá si no estuviera conectada profundamente al momento que vivo. Vertigo la dieron el domingo, en el cine Paramount, en programa doble con El hombre que sabía demasiado, cuatro horas frente al cine después de la cuales uno se siente pequeño y apabullado por tanta catarata de ideas e imaginación. La función fue perfecta porque el Paramount es perfecto. El Paramount es un teatro de principios de siglo, onda Teatro Municipal, con abuelitas vestidas de uniforme que te cortan los tickets (que son de cartulina amarilla), y te miran como el nieto que las viene a ver en Pascua. El público en el Paramount, además, es mas respetuoso y con mas ganas de sorprenderse. No es ese público college-irónico del Alamo (el cine donde hicieron el festival de Tarantino), sino que es más de biblioteca pública, más familiar y acogedor. Aca nadie se reiría con la cara de James Stewart en la secuencia de la pesadilla de Vertigo, por ejemplo (una cara ridícula, sólo su cabeza con los ojos saltones en una secuencia de animación algo sicodélica) De hecho no paso. En el Alamo, en cambio, habría risotadas antipáticas. Y eso cansa, porque te saca de la película, te pone sobre ella, y te desconecta. 

El caso es que la tarde del domingo en el Paramount ya está entre los momentos top ten de mi vida. Así de simple. No fui con nadie (de verdad quise, pero ese día nadie me pescó): eramos sólo yo y la pantalla, como en los viejos tiempos. Yo creo que era el proceso de empaparse de vida, de abandonarse a lo que venga, la vieja escuela de mirar y pensar. No creo que pueda explicarlo mejor. Sé que esto es lo más raro que he escrito en esta página, y es lo más difícil de hacer entender. Ya contaré pronto mis historias buscando departamento con mi nuevo roomate, Jeff. Pero de momento, tengo que hacerle justicia a esa tarde domingo. Si de verdad quiero practicar el juego de ser honesto con lo que uno escribe, y si de verdad quiero que esta página sea un pedazo de mí perdido en la web. 

 

 







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Linkdeldía
è Este es el mejor link del día que ha pasado por acá, yo creo, porque es el link a una página prima de esta página. Alfredo, amigo y ex-jefe periodístico en la Zona, se fue a estudiar a Nueva York por un año, creo, y está manteniendo desde allá su propio diario de ruta contando esas vivencias que uno esperan que sus amigos le cuenten cuando se van de viaje.  Todo hay que verlo en el Diario de vida de Marcela y Alfredo. Alfredo, que actualiza sus diario con una regularidad envidiable, se dedica a mostrar la cara de Nueva York más cotidiano, el NY donde hay que comprar tomates y donde se inundan las calles a la primera lluvia. Yo no sé si a Alf  le dará lata contar de su página acá, pero la web es libre, y su material vale realmente la pena. Mucho ojo con la  relato de la beca, que dan ganas de abrazar al computador de puro gusto. 
Supergringo
Nótese la clara referencial sexual de la publicidad...
èEsto de Supergringo se me ocurrió conversando con Alejandro Alaluf. Alaluf ya lleva un año o dos viviendo en USA, y cuando conversábamos me di cuenta que compartíamos esa afición muy chilena de nunca dejar de sorprenderse con lo gringo, en todos sus aspectos, partiendo desde los detalles más tontos ("¿hai cachado que acá los maestros de construcción son todos casi como atletas musculosos, y no como el típico guatón con la polera del Colo que encontrai en Chile?"...). Yo creo que si habría partir con alguno, es con Dr. Pepper. Porque, dime Alaluf, ¿hay algo más gringo que Dr. Pepper?. Dr. Pepper es como la Cherry Coke, una bebida cola con sabor a cereza, y yo creo que es la bebida oficial del gringo medio, medio basura blanca, medio King of the hill, medio conservador y defensor de intimamente gringo. Lo digo porque Jason, mi ex-roomate, solo tomaba Dr. Pepper, y porque cada vez que ves a un huevon medio homeless o con pinta de veterano de Vietnam en frente a una maquina de bebidas, siempre elige Dr. Pepper. Hasta los comerciales de la tele de Dr. Pepper siempre son la misma onda, onda Jeans Lee, onda Marlboro, de gallo recio en mitad del desierto con la mina rucia. Dr. Pepper es como la bebida del cowboy ganador. Supergringo. 
Archivo
Presentacion
15/abril/1999
Un paseo con Alis
16/abril/1999
Vida en internet
17/abril/1999
Mi vida lo-ca
19/abril/1999
Rebecca
21/abril/1999
La clase con Linklater
26/abril/1999
Real de 14 y la realidad
3/mayo/1999
Slacker? 
5/mayo/1999
Barton Springs 78704
12/ mayo/1999 
La casa nueva
21/ mayo/1999
MAZAtlan
3/junio/1999 
Todo más tranquilo 
13/junio/1999
Mi amigo Daniel 
6/julio/1999
The All New Maza
24/agosto/1999

Para referencias anteriores al 15 de abril, revisar:
Jason, sus cosas y algo de Tarantino
1/marzo/1999
Un par de asuntos sobre Jason, mi ex-roomate, y el Festival de películas de Tarantino. 
I want to believe in UFA 
5/marzo/1999
Qué es UFA, cómo me  inscribí en el cine de guerrilla, y un encuentro con James Ellroy.
Una noche en los Oscar 22/marzo/1999
Muchos gringos, pizzas, M&Ms, y la teoría de que Ben Affleck es maricón. 
 
 
 

Nadadeimbécil
ya me estoy cansando de esta publicidad
Revisa mis libros de cine


(las películas del Festival de Tarantino están aquí)


 
 
 
 
 
 
 
 

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