18 lejos, pero 18 

nuevo diseño, el mismo viejo imbécil
 

Sorry, pero tu computador no soporta Java.

Diario de ruta -  Austin Texas - 16 de septiembre de 1999
CREO QUE TODAS LAS HISTORIAS se terminaron enredando un poco, y creo que no he hablado nada de ellas acá, así que aprovechando que ahora tengo cámara, y tomo fotos, voy a recapitular un poco. 

1. GENTE QUE YA NO QUIERO VER: Este es Francesco. Mi ex roomate. Italiano, ex novio de FrancescoRebecca. Hace un par de meses decidí que no quería ver mas a Francesco, ni dirigirle la palabra ni nada. Un desastre. Yo viví con Francesco, el verano, en Barton Springs. Esta era la casa. Verde, gran jardín y muy barata. Calurosa y Casas vemos, cucarachas no sabemosllena de insectos, pero grande. Rodeada de plantas y unos bichos muy raros, que son como cigarras, pero que cantan en las mañanas. Francesco, que vivía desde principio de año en la casa, había dicho que se iba de vuelta a su Italia natal a fines de verano (verano de acá, o sea, el mes pasado). Que ya estaba chato de Estados Unidos, que como carpintero no tenía nada mejor que hacer acá, y que echaba de menos, y toda esas razones que tiene uno para irse de un lugar. Ese era el plan también. Francesco, en agosto, se iba de la casa, y nos quedabamos viviendo allí Rebecca y yo hasta fin de año. 

Boleto de avión en mano, dos días antes de partir a Italia (y sospechosamente sin empacar demasiado como se supone que debe hacerlo alguien que se va para siempre), Francesco tiene un revelación. Decide quedarse. Es decir, irse a Italia, pero no para siempre. Decide volver en un mes. Me lo informa un viernes en la mañana, una semana antes de que mi avión partiera a Chile. Lo que me dijo, en simples matemáticas, era que la casa tenía dos habitaciones, y si se quedaba él y Rebecca, el próximo semestre uno se tenia que ir. Yo. 

En esos días, Rebecca viaja por Europa. Visita museos y suda, y luego me cuenta, maldice la hora que decidió partir dos meses a Europa. A los 15 días ya estaba chata, con hambre, agotada, deshidratada y desmoralizada. Con dos amigos mexicanos, recorre ruinas, museos, calles, mercados, y todo lo aborrece, como si estuviera pagando por pecados, e indefectiblemente, apareciendo como parte del paisaje en millones de fotos tomadas por turistas japoneses. 

Desde el día que Rebecca se había dado cuenta de que yo era absolutamente insoportable, y no me dirigía la palabra (cuando me invitó a Mexico y a mitad de camino cambió su estado de ánimo y casi me botaba a la carretera con la mirada) yo estaba más bien perdido con tanta gente tan cambiante, tan mimada y sorpresiva, así que mande a Francesco a la cresta, y él, sintiéndose culpable, y casi buscando empatía, me reconocía que si volvía a Estados Unidos, era sólo para intentar por ultima vez de recobrar a su ex-novia. A Rebecca. 

Con todo esto en la cabeza, vuelvo a Chile, y la idea de que soy un homeless no alcanza a perturbar los buenos momentos que por allá paso. Rebecca, lo sé, por esos días también está en Chile, visitando a su padre gringo que vive y trabaja en Santiago. Le dejo mi teléfono anotado en alguna parte de la casa en Austin, ella lo recibe, pero nunca me llama. 

En agosto, yo vuelvo a Austin. Primero Nueva York, luego Austin. Es un martes a las 10 de la noche. Yo me bajo de un taxi, y asumo que la casa, la casa en Barton Springs, debe estar abierta. Asumo mal. La casa está cerrada, son casi las once de la noche, y literalmente, no puedo entrar. La llave, que yo dejé amablemente a mano antes de irme, no está en ninguno de los supuestos escondites donde siempre la dejábamos. Intento abrir las ventanas, pero están apretadas como clavos. Intento a empujar las puertas a patadas, pero la idea de un vecino paranoico me hace desistir. Después de una hora, sudando, decido esconder las maletas en el patio, y partir, a cualquier parte, a una plaza, a comer algo, a vagar por una calle a ver si encuentro a alguien que conozco.  No entiendo nada. 

Cuando llego a Corner Store, el servicentro, reviso mi mochila buscando el teléfono de alguien, cualquier persona que me pueda ayudar. Irónicamente, sólo tengo teléfonos de Chile. Me acuerdo que hace más de un mes y medio perdí mi agenda con todos los teléfonos de acá. Meto la mano por última vez a la mochila, y hay una servilleta. Es el teléfono de Jeff. 

2. GENTE QUE ESTOY EMPEZANDO A VER SEGUIDO: Este es Jeff. Se que suena mal decirlo, pero antes de conocerlo, yo por mucho tiempo pensé que Jeff era El bueno de Jeffmaricón. Gay, quiero decir. O era eso, o era muy muy perno. A Jeff lo conocí en las fiestas de estudiantes europeos, siempre conversando, hablando rápido, viendo como el resto de la gente se embriagaba. Siempre yendo a dejar en su auto a alguna niña hungara que le coqueteaba y se reía de sus chistes sólo para tener ride. Jeff, que además de calvo es medio encorvado, siempre miraba y hacia un chiste medio woody allen, y nunca lo vi con novia, y lo más cercano que tenía como amigo era un gordo gay y rubio que usaba lentes de contacto en forma de espiral, o de bolas de billar. Eso es todo lo que puedo decir que lo conocía. 

Después supe que a Jeff le gustaba Rebecca, y que por eso siempre se acercaba a conversar conmigo, para saber de ella, porque yo siempre andaba con ella, y supongo, también quería tantear cuáles eran mis intenciones con ella. Pero yo siempre le tuve esa clase de desconfianza que te callas pero que no puedes evitar. Lo miraba con esa tonta desconfianza latina, claro, nunca me quedaba muy claro si era o no. En el verano, mientras Rebecca estaba en Europa y yo trabajaba en lo de las encuestas telefónicas, me encontré con Jeff unas cinco veces, especialmente a la hora de almuerzo. Por supuesto, ahí descubrí que Jeff tenía el hobby de ir a tomar cafe a Einstein Bros, simplemente, porque podía estar por horas sentado hundido en esos sillones de cuero, y desde ahí se podía ver un poco más arriba de las faldas de las mujeres que pasaban por la calle. Ahí deje de urgirme. Y empecé a conocerlo. 

3. GENTE QUE TE EMPIEZAS A REENCONTRAR: El mismo día que me quedé afuera de la casa, Ver mas granderevisé el correo y había una postal para mí. Desde Rumania. De Alis.Creo que todavía la tengo en la mochila. La voy a escanear. Dice textual: 

"Hola Gonza. Estoi muy feliz con mama aqui. Espero que tu te divertices mucho en Austin. Te espero mucho. Aca el tiempo es muy bueno. El mar es caliente, el sol es..."
Y hasta ahí llega. Alis no habla español, así que más abajo dice. 
"Llama-me en Austin. 
Alis. 
Do you like my spanish? It took me 1/2 hour to write this :) ". 
Dos semanas más tarde llamo por teléfono, pero el papá de Alis me dice que aún no llega de Rumania, donde anduvo visitando a su mamá. Una semana más tarde, nada tampoco. Finalmente, la llamo a su habitación en Jester cuando las clases han comenzado. Le dejo un recado con su nueva compañera de pieza, Christina. Otro día por fin la encuentro, y ella pega un grito por el auricular. Es un viernes y ella dice que nos veamos inmediatamente. La visito, y en su pieza no está su roomate, pero está Kevin, su novio argentino-gringo que vive en su mismo piso, y que -espero, supongo- no sabe nada de Alis y yo. Nos damos la mano apretado, y la situación se hace incómoda, pero Alis como si nada. Esta contando su viaje por Europa, y que le encantó París, y que se quiere ir de intercambio el próximo año allá. Me dice que este verano tomó muchas decisiones importantes, y mira a Kevin. Más rato, cuando bajamos a fumarnos un cigarro a la terraza, y por un segundo podemos hablar sin Kevin encima, me cuenta que terminaron. Que, la verdad, con él no tenía mucho sentido seguir, sin nunca lo quiso mucho. Kevin acepta el veredicto, pero anda como perro faldero, tras ella día y noche. Así que tratamos de escaparnos como podemos. Después subimos de nuevo a su pieza y tomamos mal vino rumano. Supongo que todo fue muy obvio. Después me regalo cigarros que trajo de alla. Estos cigarros. 

4. VIEJA GENTE NUEVA: El asunto es que Jeff está terminando su carrera. Está sacando su Master en Recursos Naturales, en Geología. Debió terminarla en el verano, pero se atrasó con la tesis. La verdad, fue buscando excusas para quedarse otro semestre más en la universidad. El último semestre de universidad que va a hacer en su vida, porque ya tiene 28 años. Y si se quedó, si no terminó su tesis a tiempo en el verano, es porque -me lo confesó después- tenía ganas de conocer a las chicas nuevas que llegarían a las fiestas de Estudiantes Europeos este año. 

Por eso buscamos departamento juntos. Porque, de repente, nos dimos cuenta que a los dos nos estaban echando de nuestros respectivos lugares. Después también me di cuenta que lo que a mí me parecia gay, era sólo el hecho de que Jeff era una persona muy amable. Básicamente, un huevón bien educado. Que cuando no entiende algo, pregunta I beg your pardon?, que siempre le abre la puerta a las mujeres, que siempre le gusta buscar conversación con gente que no conoce, por el puro gusto de conversar. El clasico huevón atento: el día que lo llamé por teléfono, cuando no podía entrar a la casa, Jeff no sólo me recibió en la suya, sino que me fue a buscar en auto. Yo le dije que le debía una. 

Al final encontramos depto en la calle Cuarenta, como a diez cuadras de la universidad. Amplio, alfombrado, iluminado, y con todos los gastos pagados, incluso cable, lo que fue lo que finalmente decidió a Jeff, que es fanático de la tele, y siempre me explica los subplots que me he perdido de las temporadas pasadas de Friends

5. Y TODO ES CIRCULAR: En cuanto a Francesco y Rebecca, como no tenían contrato por la casa, el dueño, tan mimado como ellos, se las pidió de un día para otro. Después de todo el asunto, al final tambien tuvieron que irse. Ahora viven en la calle 38, a unas 10 cuadras de nosotros. Por cierto, ahora he visto a Rebecca, y me dice que ya está cansada de Francesco. Y que no lo quiere ver más. 


Pu-ro Chile es tu cielo azulaaado...

 
 
 
  Ah. ¿Alguien se acuerda de la teoría de que Ben Affleck es maricón? CNN tiene más informaciones...
 
 
 

Copyright © 1999 Gonzalo Maza
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