ESTAS LINEAS SE ESCRIBEN A UNAS CUANTAS
horas de mi cumpleaños número 24. Por supuesto, me alegra confirmar que este es un dato que todos mis amigos que leen esta pagina ya saben, y que guardan sus ganas para sorprenderme mañana JUEVES. Bueno, es tonto andarlo recordando por internet, pero tampoco lo es tanto. Más bien es útil, porque a mí se me olvidan todos los cumpleaños, y tampoco tiene nada de terrible no acordarse. Lo importante es saludar. Y mandar regalos, por supuesto.
Esta semana, como todas las semanas de mi cumpleaños desde que tengo 10 años, ando medio deprimido. Nada para alarmarse, lo usual. Más que deprimido, yo creo que ando con las pilas bajas, como con el suspiro entrecortado. Lo que además se debe a un tremendo golpe que recibí el fin de semana pasado.
El sábado, a las siete de la tarde, en la esquina de las calles Guadalupe y 28th, me robaron mi bicicleta. Yo la dejé amarrada, como siempre, con el candado, mientras ojeaba libros en Half Price Books, una librería que es como institución en Austin, porque no sólo es muy cool (vende libros nuevos y usados juntos, y todos muy baratos) sino porque si vives en Austin, es poco menos que un deber moral apoyar lo local, y si sabes de lo que hablas, no te paseas por Barnes & Noble. Te paseas por Half Price, que además, tiene mejores precios y una mejor colección de libros de cine.
Yo me compré un libro sobre carátulas de soundtracks de películas (don't ask, muy sesentero y bonito para ojear) cuando salí de la tienda y poco menos que se me parte el alma.
Ahora estoy más tranquilo, pero en ese momento sentí esa impotencia, era rabia y esa pena que sólo sientes ante la injusticia. Me doy rabia por mi mismo. Me eché la culpa por andar con la del cagado y no haber comprado una U-Lock, que es un aro de acero con el que todo el mundo amarra sus bicicletas. El delito más común en Austin, me habían dicho desde el día que llegué, es el robo de bicicletas -claro, es una ciudad tranquila-. Pero es la séptima ciudad en el mundo con la mayor tasa de estos robos (dato real, salió en el diario) y yo lo sabía y nunca pesqué mucho, por supuesto. Reportar que te roban tu bici, incluso, no tiene mucho sentido. Los pacos no te pescan, es como decir que te robaron la billetera en Santiago. No hay nada que hacer. Yo salí a la calle, y aunque miraba para todos lados en la calle, no había a quien echarle la culpa.
Y como que me acordé de todo. Me acordé de Renato, por supuesto, de esa vez que nos fuimos al Valle del Elqui y nos cachetoneamos como por dos años porque lo hicimos entero, desde La Serena hasta Cochiguaz, en bici, y despues Renato escribió ese artículo para la página web de los Furiosos Ciclistas (el artículo solía esta aquí). Me acordé de esos domingos en que subíamos el San Cristóbal, y aunque quedábamos raja al principio, después no era tan pesado, y hasta quedábamos con ganas de seguir andando. Me acordé de todas esas conversaciones entrecortadas que teníamos de la vida, de mujeres, de relaciones, y todo matizado de chistes tontos. Me acordé de Viña y de todas esas veces que quise hacer el Sausalito o el Sporting, y al final creo que sólo fui una vez.
En fin, el maldito que agarró mi bici no sólo se robo una bici azul metálico, 21 velocidades, que cuando estaba recien ajustada llegaba a ronronear. Ese maricón se robo mi orgullo, se robó mis dos ruedas, y ahora sólo me quedé con dos piernas.
Pero bueno, esta página que ha servido para tanto, ahora por lo menos va a servir para dejar el testimonio y rendirle el homenaje. La de acá abajo es la única foto que alcancé a sacarle. El ultimo recuerdo. A estas alturas ya es poco lo que puedo hacer. Puro caminar.
ESTUVE PERDIDO POR UN PAR DE SEMANAS, lo sé. Este fin de semana fue Halloween, y el sábado estuve trabajando de fotógrafo. Mi jefe se llama Brandon, y su empresa se llama Cyberpix. Brandon me paso una camara digital carísima casi sin conocerme (nos contactamos por mail) y me mandó a sacar fotos a esta fiesta de Halloween de una fraternidad llamada Fiji-Theta (si supieran). Por supuesto, las fraternidades son tóxicas: en este caso, pendejos alcoholizados y gritones, todos disfrazados de lo inaudito (desde duendes y bananas, hasta algunos vestidos con traje de baño de mujer). Divertido por un rato, pero al par de horas, todo el mundo comenzó a llamarme de las más diversas formas ("hey, Cybersex, come here and take us a pic..."), y yo tenía ya ganas de arrancarme a la fiesta de europeos, que estuvo más regada, más bailada y menos gritada. Llegué ahí a la 1.30, me fui a las cinco. Y creo que así se resume mi Halloween. Los disfraces son divertidos, eso sí. No es tan mala costumbre para copiar. Las fotos que saque, si las quieres ver, están puestas en el sitio de Cyberpix. Para verlas hay que anotar el password: 114a. El negocio de Cyberpix es sacar las fotos gratis, con buenas cámaras, poonerlas en internet, y si te gustan, pedir copias en papel fotográfico. Yo lo encuentro gringamente ingenuo, pero bueno, pagan bien y casi no es trabajo.
EL SABADO, TAMBIEN, PERO EN LA mañana, estuve chateando con Luis Ponce, desde la India. El en una café virtual, yo en la sala de computadores, los dos irónicamente rodeados de Indios (los de acá son estudiantes, que por alguna razon estaban en la sala a esa hora). Fue emocionante, mucho tiempo sin conversar. Quedamos de hacerlo de nuevo, pero tenemos 11 y media horas de diferencia, lo que nos obliga a juntarnos a horas extremas. En los próximos dias de seguro. Tengo ganas. De momento, para celebrar mi cumpleagnos, voy a estar en el chat de esta página el JUEVES 4 DE NOVIEMBRE a las @917 hora internet, lo que en lenguaje menos siutico es 4 de la tarde en Austin, 7 de la tarde en Chile, 2 de la tarde en Los Angeles, 5 de la tarde en Nueva York, 12 de la noche en El Cairo, y 4 y media de la mañana en Bombay. (Ah chucha, que estamos internacionales). Todos los que reciban este mensajes están obligados a aparecerse por lo menos cinco minutos y decir hola. Ya he mandado los mails pertinentes, pero aun así, insisto, sería muy bonito que vinieran. Con Chris nos vamos a tomar unas cervezas antes, así que voy a estar listo para celebrar. Cada uno puede hacer lo mismo en sus respectivos hogares y podemos hacer de este el primer cumpleaños virtual por unas horas. Despues en la noche creo que la fiesta va a seguir por acá.
Eso. Hay más cosas que contar, pero después no vamos a tener de que conversar. Un abrazo.
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