ARTÍCULOS & CRÍTICAS

La galería Kunstbildung se complace en presentar el video ADN(i), de Ricardo Pons, primera realización de la trilogía que completan REM-Hecho en Argentina y Sudtopía, producciones centradas entorno a la problemática de la identidad nacional.
ADN(i) fue seleccionado en el Tercer Festival Latinoamericano de Video de Rosario, en Rosario Digital I y en Buenos Aires Video XI ICI – Embajada de España, en 1999. Recibió el Primer Premio Concurso FM La Tribu en el mismo año.

En el año 2000, como parte de la videoinstalación Trilogía, pudo verse en la muestra "Drei Ufer (Tres Orillas) Arte en Interacción Argentina–Alemania", en el Monasterio Cisterciense de Neuzelle, Brandemburgo, y fue parte de la acción "Radiografía de la Pampa" en colaboración con artistas argentinos y alemanes, en el Festspielhaus Hellerau de Dresden, ambas bajo la curadoría de Volkmar Billig. Fue seleccionado para la sección videoarte argentino en la reciente Primera Bienal de Arte de Buenos Aires, en el MNBA.

Ricardo Pons nació en Ramos Mejía, en 1960. Se formó como ingeniero y músico. De 1985 a 1991, formó parte del Grupo de Cine Cinetroupe, dirigido por J. J. González. Entre 1992 y 1994, realizó cortos de ficción en forma independiente.
A partir de 1995, incursionó en el videoarte con Chimeneas del Tercer Mundo, De pies y manos y Anteluna. Siguieron Alas Negras(1996), Metáfora de un Crimen Perfecto(1997), Lajka(1997) y Tránsito(1998). Sus últimas realizaciones son REM-Hecho en Argentina, Sudtopía y La tierra (2000).

artículo I

¿IDENTIDAD? Memoria y código genético


El consagrado video-artista Gary Hill, quien nos visitó el año pasado en el Centro Cultural Recoleta, en una entrevista se refirió a la especificidad del video-arte, aquello que lo distingue de las manifestaciones artísticas derivadas del arte conceptual. "Lo central en el video es el tiempo, no el acto de mirar (...) El principio intrínseco al video es el feedback". En este proceso, el tiempo es determinado por el pensamiento y la memoria. En la subjetividad atemporal, las imágenes visuales y auditivas se interrelacionan en construcciones discursivas donde el tiempo lineal estalla en múltiples sentidos. Ricardo Pons, es ingeniero y músico. Entre 1985 y 1991 -al vincularse como músico y sonidista con un grupo de cine independiente- descubrió las posibilidades estéticas de la imagen y exploró su potencial expresivo al funcionar como un todo junto con la música. En 1995 comenzó a trabajar en video-arte. En 1999 integra el grupo "Cimarrón". Considera la imagen artística como pensamiento reflexivo de la realidad. Esto lo ha conducido, a través del campo artístico, a la investigación histórica, a la cual aplica un análisis deconstructivo. El espectador es desafiado a reconstruir esa realidad desde su memoria individual y -por qué no- colectiva. El video ADN(i), completa la trilogía REM -hecho en la argentina- y Sudtopía, presentada en la muestra Drei Ufer -Tres Orillas- en la que artistas argentinos y alemanes participaron en el proyecto Arte en Interacción Argentina-Alemania, en el Monasterio Cisterciense de Neuzelle y en el Festspielhaus Hellerau de Dresden (2000). En ADN(i), las imágenes nos llevan a reflexionar, en este cambio de siglo, sobre una posible definición de la identidad. Un hombre viejo camina con lentitud por las calles de Buenos Aires; luego, en blanco y negro, recuerda y en ese recuerdo su figura se desliza por las calles de una ciudad de Italia. En un segunda parte, Utopía, se suceden escenas idílicas de una tierra prometida: Argentina granero del mundo. Hacia ella marcha una ilusión huyendo de los desastres de la guerra. Finalmente, Memoria, en colores, un hombre joven recorre las calles de Buenos Aires de hoy. Su figura es una sombra sin definición. Pons baja la imagen a pantalla y la interviene evitando los efectos mecánicos propios del software. El joven, anónimo, desdibujado, atraviesa el círculo simbólico de las Madres de Plaza de Mayo. Constantemente se establece un paralelo entre la memoria atemporal, subjetiva, emocional, en busca de un origen, y un registro de ADN, científico, objetivo, absoluto, que se filtra entre las ramas de los árboles, se superpone al paisaje y persigue a ambos personajes. ¿Podemos establecer en un movimiento dialéctico una definición que niegue estas polarizaciones?. ¿Qué es lo que define la identidad de los argentinos?. ¿Una sustancia que contiene el código genético en la estructura celular de cada uno de nosotros y que nos clasifica como ente único?. ¿Y si nos clonan?. ¿Una nacionalidad inscripta en un papel?. ¿Qué es una nación?. ¿O en vez debemos pensar en la emoción de un viejo y el desconcierto de un joven -¿que existe?- que deambulan por las calles de Buenos Aires? En un presente único las imágenes se desplazan, reflexionan, interrogan, nos trasladan a un espacio utópico donde los argentinos podríamos soñar construir nuestro propio código genético, el colectivo. La última imagen contiene el núcleo de la propuesta: La sigla DNI se transforma. La I se desplaza hacia la derecha para dar lugar al paréntesis y se convierte en minúscula. De improviso, una A se coloca delante de la N. El resultado es ADN(i). La escritura deviene en una imagen totalizadora de sentido. La estética de Ricardo Pons, lo define como un artista comprometido con la realidad política y social desde espacios virtuales de reflexión. Se juega, trasciende lo individual, se aleja de generalidades, convoca realidades concretas, poetizando problemáticas que entretejen nuestro modo de estar en el mundo. Valentía que hoy es saludable acentuar.

Ofelia A. Funes
Lic.Historia del Arte. (UBA)
 

artículo II

ADN(i): UTOPIA DE UNA ARQUEOLOGIA IDENTITARIA

"Es porque este Nuevo Mundo está constituido para nosotros como lugar, narrativa de desplazamiento, que da nacimiento tan profundamente a cierta plenitud imaginaria, recreando el deseo infinito de volver al 'origen perdido', ser uno nuevamente con la madre, volver al comienzo. [...] Y sin embargo, este 'retorno al comienzo' es como el imaginario en Lacan -no puede ni ser satisfecho ni compensado, y es por lo tanto el comienzo de lo simbólico, de la representación, la infinitamente renovable fuente de deseo, memoria, mito, búsqueda, descubrimiento- en breve, el reservorio de nuestras narrativas cinemáticas."(Stuart Hall) ADN(i) fue exhibido por primera vez en la biblioteca pública Miguel Cané como parte de la muestra "Manifiesto Cimarrón", en colaboración con Patricio Larrambebere, Silvina D'Alessandro, Gabriela Larrañaga y Eduardo Molinari. Desde 1997 este grupo de artistas ha realizado una serie de acciones de apropiación de espacios, centradas en la utopía de recuperación de la identidad mediante una "excavación" en la memoria personal y colectiva. Teniendo en cuenta los diversos subgéneros que ha dado el videoarte a lo largo de cuatro décadas, entre los que Trilnick y Taquini destacan el documental, el experimental y el de ficción, esta realización se incluye claramente en este último: un guión implícito muy potente evidencia que está lejos de los intereses presentes de su autor Ricardo Pons la sola indagación de las riquezas plástico-visuales del video. ADN(i) fue imaginado desde el comienzo como un juego hipotético de investigación seudo-científica: "la posibilidad de que en el futuro la lectura de nuestra identidad argentina sea mediante el ADN y no a través de documentos sortearía el falso ejercicio de la memoria", nos dice el videasta. ¿Pero desde qué lugar Pons reconstruye esa identidad?Quizás sea más fecundo pensarla no como una condición ya existente, que las prácticas culturales posteriormente representan, sino como una producción que nunca es completa, siempre está en proceso, y siempre se constituye dentro, y no fuera, de la representación. La indagación de la identidad como una práctica de representación es plasmada aquí en una narrativa de la historia argentina que conecta en una continuidad imaginaria el pasado agrario de la comunidad italiana, la oleada inmigratoria de la segunda posguerra y el presente urbano porteño. A través de un personaje anónimo que recorre las imágenes, se le devuelve unidad a un pasado marcado por desplazamientos y rupturas, que pauta, contrapunteando lo visual, la musicalización experimental de Lucena. Queda claro que se trata de una construcción personal y contingente: el discurso identitario de Pons abrevará posteriormente en el pasado indígena con La Tierra, resultante de su trabajo junto a Gabriela Larrañaga. La renovación de las búsquedas de identidad nacional en distintas partes del hemisferio se destaca a contraluz del último proceso de globalización, consecuencia del iniciado con el "encuentro entre dos mundos", la conquista de América. El campo artístico no ha quedado exento de las mismas, a través de poéticas en que la memoria, la fantasía, la narrativa y el mito intentan inestables puntos de identificación y a la vez sutura de un pasado nunca factual, siempre por construir. Lo europeo, parte de esa narrativa, sigue hablándonos interminablemente, intersecando en cada momento nuestras vidas, desdobladas por el deseo y el rechazo. ADN(i) se interna en un peregrinaje simbólico a tierra natal intentando el utópico proyecto de esa recuperación, y hablando a la vez nuestro incierto presente.

Fabiana Serviddio
 

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