Jesús no vino a salvar individuos aislados, sino a formar un cuerpo con la característica de unidad y amor. La comunidad no es una estructura sino un ambiente donde se hace efectiva la salvación de Jesucristo y donde constantemente se recibe el Espíritu Santo.
Cada uno de nosotros, siente la necesidad de una comunidad, porque tal es nuestra vocación de criaturas humanas. Estamos llamados a ser comunidad porque Dios es Trinidad. Y nadie puede respondes plenamente al amor de Dios, puede amarlo de veras, si no imita Vida Trinitaria, aunque no lo advierta.
Lo que hace que un grupo se convierta en comunidad, es que, habiendo tenido cada uno de los miembros, su experiencia personal de Jesús, ahora juntos, van teniendo continuas y progresivas experiencias de Salvación, caminando juntos y creciendo en la Fe y conversión.
En la comunidad, cada uno es responsable de ayudar y sostener la fe de los hermanos, da y recibe, perdona y es perdonado, acompaña y nunca esta solo, ofrece sus carisma para bien de todos y al mismo tiempo se beneficia con los demás, en fin comparte y comulga. Se trata de pasar de "mi" a "nosotros", de "mi tiempo" a "nuestro tiempo", de "mis decisiones" a "nuestras decisiones", teniendo como base el Evangelio.
No se debe olvidar que la comunidad que la comunidad no se forma por medio de una técnica o método infalible. La comunidad es un Don de Dios, un carisma. Todos estamos llamados a la comunidad, pero el tipo concreto de comunidad no los escogemos nosotros, depende de la Vocación personal y de la Misión que el Señor confíe.