HISTORIAS INCREIBLES
De como el pez grande se come al pez chico.
Érase una vez un mundo de
peces en el que estos dominaban la tierra, eran
inteligentes. Existía una red de comunicaciones entre los
peces de agua dulce y los de agua salada. Esta red una vez
fue de los gobiernos que mandaban en cada uno de los ríos y
mares, hasta que estos recuperaron sus inversiones y
decidieron en beneficio de la comunidad de peces, vender la red
a otras empresas que se dedicaran al tema de las comunicaciones.
De esta manera nacieron las más grandes de las
empresas que nunca se vieron en mares ni ríos.
Éstas dominaban todas las comunicaciones. En los mares se
disfrutaba de una libertad muy grande para comunicarse
entre sus vecinos, ya que la empresa gestora de la comunicación
en ese lugar entendía que si las líneas estaban ya amortizadas
era un robo seguir cobrando por ellas, y que la comunicación directa
con un vecino suponia un gasto tan pequeño que no valía la pena
cobrar a los peces por ello y si se les cobraba era una
cantidad simbólica. Sin embargo en los ríos tenían otra filosofía
y creían conveniente cobrar a los peces por todo, hasta por
el mantenimiento de la línea, con la excusa de que ese
dinero se invertía en nuevas instalaciones, ¿y el dinero
que se les cobraba por las llamadas a qué se destinaba?
se destinaba a comprar otras empresas de comunicaciones
de otros ríos para de esa manera ser aún más poderosas
que las mismísimas compañías de los mares. ¿Y al cliente,
se le ofrecía mejor servicio? En apariencia sí, pero sólo
en apariencia (...nuevo servicio contestador, deja de comprar
aparatos que a nosotros no nos dan beneficios, en nuestro favor,
ya que con nuestro nuevo servicio contestador cuando este
tu línea ocupada ya no perderemos las llamadas que intenten
hacerte, ya que nunca comunicarás, y nosotros podremos
cobrarle al que te llame a casa la llamada a nuestro contestador
[jajajaja]...). Y estas empresas crecían y crecían, hasta que un
día un pequeño pececito tuvo un sueño, ¡un sueño de libertad!
soñó que podía montar una pequeñita empresa, en la que por un
precio justo podía crear un sistema de comunicaciones
como el que había oido que existía en los mares, un sistema
en el que los peces tenían libertad absoluta de comunicación
y podían hablar con sus hermanos y amigos en cualquier parte del mundo
pagando siempre la misma cuota. Este pececito se apoyó en
la infraestructura del gran pez que dominaba la comunicación
en su río, y esta fue su perdición... Conforme los peces
iban conociendo esta revolucionaria forma de comunicación
en la que no tenian que preocuparse de "facturas-sorpresa"
que llegaban a fin de mes como un arpón trapero llega a
tu espalda, estos iban apuntándose al carro de la tarifa
plana, hasta que el pececito que una vez soñó, pudo ver
su sueño hecho realidad. Y fue entonces, justo en ese momento
cuando el enorme pez conoció el miedo, fue justo ahí cuando
el enorme coloso de las aguas descubrió que los pececitos,
esos estúpidos pececitos que hasta ahora se habían dejado
engañar, descubrieron que las empresas de comunicaciones
no tienen ningún derecho a cobrarle unos servicios que no
se les ofrece, y tuvo miedo, y se enfadó, y en su furia
devoró al pececito con su sueño y como castigo subió
al resto de peces sus tarifas condenándoles casi a la
incomunicación.
Moraleja:
SI SOÑAR ES GRATIS
SUEÑA CON KE TIMOFONICA NO TE ENGAÑA
Por Duende
VOLVER A LA PAGINA PRINCIPAL