Troski’s cha, cha, cha

 

Al viejo Troski lo salvó aquella campana

de ir a parar con sus huesos a La Habana.

Así la historia no perdió aquel paladín

entre el relajo del País de la banana.

Quién hubiera visto a aquel luchador marmóreo

con una mulata, quemando petróleo.

Con su barbita discutiendo con encono.

Con tabaco y con zapatos de dos tonos.

 

No puedo más caminar por Nueva York

porque me quedan los zapatos muy chiquitos.

Me voy pa’ Rusia a hacer la revolución

aunque a mí el zar ya no me quiera ni un poquito.

 

Llegó a la urbe de cemento en un vapor

con sus ideas, a fundar periodiquitos.

Hacía editoriales en un dos por tres

y se cagaba de frío en aquel cuartico.

Y se enteró que el Smolny fue tomado por Kerenski

y Petrogrado está caliente.

 

Mira que andar teorizando  sobre la revolución

Y el día en que estalla estoy ausente.

 

Y regresó con Vladimir Ulianov

Porque sino todo aquel barco se va a pique.

Había que ver la cara de aquel señor

cuando escuchaba la palabra menchevique.

Y pasó el tiempo, Lenin se murió.

Y llegó Stalin, que mala leche tenía.

Para Constantinopla lo mandó

para que acabara de hacer su biografía.

 

No puedo más caminar por Estambul

porque me quedan los zapatos muy chiquitos.

Me voy pa’ Rusia a hacer la revolución

Aunque a mí Stalin no me quiera ni un poquito.

 

Y cuando el mundo la espalda le viró

un día llegó a México lindo y querido.

La Kolontain lo espiaba sin rubor

mientras cantaba en un Mariachi el muy bandido.

Diego Rivera por un tiempo lo cuidó.

Frida Kalhó le calentaba los piecitos.

Con su teoría de eterna revolución

era tremendo jodedor aquel viejito.

 

No puedo más caminar por Coyohacán

porque me matan los capangas de Siqueiros.

Yo me voy para el nordeste de Brasil

a enseñarle el socialismo a los cangaceiros.

 

Y Mercader, mercenario del poder

con un piolet le dio a la historia un fin violento.

Para no llenar de sangre esta canción

hagamos záping con los canales del tiempo, te digo.

 

No puedo caminar por Nueva York

pues pa’ los yanquis yo no tengo requisitos.

Me voy pa’ Rusia a hacer la revolución

y si meten en un manicomio grito.

No puedo más caminar por Nueva York

pues la violencia no es mi deporte favorito.

Me voy pa’ Rusia a hacer la revolución

aunque a mí Yeltsin no me quiera ni un poquito.

Me voy pa’ Rusia a hacer la revolución

aunque a mí Yeltsin no me quiera dar 

un traguito de vodka

de eso que tiene escondido en su cuartito.

 

 

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