A finales de la década del 70 irrumpe en el panorama nacional cubano una nueva generación de trovadores a la que la prensa bautizó de "Novísima Trova" o "Generación de los Topos". Aunque herederos de la Nueva Trova, su propuesta era diferente tanto en lo literario como en lo musical.

Nacido el 19 de octubre de 1960 en Consolación del Sur, Pinar del Río, Frank Delgado comienza a despertar como un cultor de las estructuras y ritmos del son cubano. Provenía del movimiento cultural universitario donde había obtenido varios premios en diferentes festivales.

Su música se conoció e interpretó primero por los principales grupos cultivadores del género, que llevaron a los primeros planos de la preferencia temas como "Orden del Día" o "Río Quibú".

Su trabajo en Cuba ha sido constante y ascendente, desde los pequeños escenarios universitarios hasta sus últimos recitales en el Teatro Nacional y la Casa de las Américas con gran afluencia de público y aceptación total de sus canciones.

Más de 120 ciudades de 14 países, entre los que se destacan: Angola, Etiopía, España, Portugal, Francia, Alemania, Suecia, México, Brasil, Chile y Argentina han disfrutado las canciones e historias de este juglar itinerante que ha compartido escenarios con Silvio Rodríguez, Fito Páez, Daniel Viglietti y Luis Eduardo Aute entre otros, con favorables opiniones de la crítica en los medios especializados.

Sus trovas con letras de factura impecable, que han servido de banda sonora para radio, televisión y cine, hablan de amor profundo y desprejuiciado, de crónica social, analítica y crítica sobre la realidad cubana actual, con una mezcla de sutileza y humor popular, arropadas estas por algunos acordes y ritmos marcados por martillo de bongó.